jueves, 28 de diciembre de 2006

27/12/2006 Subida a la Colladiella

¿Qué pasa “biciosos”?
 
Esta va a ser una crónica breve. Jorge había comentado de hacer una ruta para subir a la Colladiella, en opinión de Jorge 90Km. Raúl, que es un tío sabio, ya le había dicho varias veces que esa ruta necesitaba tiempo. El amigo Víctor opinó que en realidad serían 70Km. A mi me tenían un tanto asustado; había que subir nosedonde, bajar noseque, subir a otro sitio y bajar nosecuantos, y así durante varios subir y bajar, para morirse de miedo.
 
Como encima vamos de sobrados empezamos a pedalear a las 10 de la mañana. ¿Para que vamos a madrugar? Al final íbamos Jorge, Víctor y yo. Pero que pardillo soy.....
 
Empezamos con un clásico. Subida a la Manzaneda (en el perfil el recorrido es de derecha a izquierda). Bajada a Olloniego con velocidad punta de 72,34Km/h, "pa' vernos matao". Subida a El Padrún y bajada Mieres.
 
(perfil sacado de la página del Grupo Ensidesa Cicloturismo)

En todo este recorrido ni nos dirigimos la palabra. Ya lo decía Johnny Roqueta: "hablar cansa....". Claro que en Mieres sólo fue un comentario de Jorge que dijo algo así como en ese campo de fútbol jugué yo de crío; a lo que respondimos con un "aahhh, vale" y seguimos pedaleando a la rueda de Víctor (ya se que yo no soy el encargado de poner motes, pero pedaleando a su rueda a mi se ve vino el mote "el piernas" y no porque sea especialmente torpe.... ¡Que patas se calza el tío!)
 

En Figaredo giramos a la izquierda y empezamos a subir a la Colladiella. En el perfil dice que el puerto empieza en un sitio llamado "Puente Villandio". Bueno pues yo juro que desde Figaredo no hicimos más que subir. Y eso añade unos 10Km de subida "suave" que no salen en el perfil del puerto. La página web de donde saque el perfil (www.altimetrias.com) dice: "Vamos a situar el origen del puerto en Puente Villandio, aunque son muchos los kilómetros previos en que la carretera de manera paulatina y con alguna rampa, pocas, intercalada". Sea como sea yo sólo se que cuando llevábamos un montón de kilómetros venga subir y nada más que subir Víctor nos señala un pueblo allá a lo lejos y muy, pero que muy arriba y dice el tío majo: "En aquel pueblo empieza lo duro".
 
Pues mira por donde en ese momento fue donde nos relajamos. Nos lo tomamos un poco a cachondeo. Si el pueblo está allá arriba, nosotros aquí abajo, llevamos subiendo digamos que 12Km y allí es donde empieza lo duro (rampas del 13% según el perfil) lo mejor es tomárselo a cachondeo. Sino sería para liarse a mamporros con Jorge por liante y con Víctor por cachondo.....
 
Coronamos el alto de la Colladiella a eso de las 13:00. Yo por si no me daba tiempo a llegar a casa a las 14:00 fui avisando por teléfono de que si eso empezaran a comer sin mi, que estaba lejos, muy lejos y que en mi modesta opinión no llegábamos para las 14:00 a casa.
 
La bajada de la Colladiella es larga y sinuosa como no podía ser de otra manera después de toda la subida....
 
Llegamos al otro valle minero (¿la cuenca del caudal?). Yo nunca me entero del orden de los pueblos, pero creo que los pasamos todos, no creo que faltara ninguno.... Lo que si tenía claro es que estábamos en un valle y Lugones no estaba en ese valle. La conclusión evidente es que sólo nos quedaba la alternativa de salir subiendo. Pregunto a Víctor por eso de saber qué es lo que me espera y me confirma que claro, que subiendo y que en esta ocasión sería la Gargantada.
 

La gargantada no es más que una chicheta. Sólo hay que ver su perfil. Por lo que nos cuenta Víctor los ciclistas de carretera lo suben a plato y atacándose y estas cosas de personas mayores. A mí, con 80km en las piernas, 5km de subidita a un ritmo majo con rampas del 5% pues más bien me pillan un poco mal, para que vamos a negarlo. Aun así subimos dignamente.
 
Bajar la Gargantada mola. Es una carretera ancha, con buen firme, sin tráfico y puedes dejar caer la bici sin tocar mucho el freno porque nunca pillas demasiada velocidad. Descansas.....
 
Sólo quedaba el tramo de carretera principal por el que circulan un monton de ciclistas. Nos ponemos a ritmo y nos adelanta tres ciclistas jóvenes en bici de carretera. Victor y Jorge me advirtiero de que para qué... yo, que soy medio tonto, me puse a seguirles, no a atarcarles, a seguirles a una distancia prudente para que no se enfadasen y se pusiesen a tirar. Aguanté su ritmo unos dos o tres kilómetros y luego me paré a esperar a mis colegas por si había que desviarse. Bueno también para descansar y tomar un poco de aire. No lo entiendo pero para mi que me estaba ahogando.....
 
En fin que llegamos a casa y eran las 15:30 aproximadamente. Llegué un poquito tarde a la comida. Mirando el cacharro que cuenta los kilómetros en la bici salieron estos datos:
 
Kilómetros: 100,31 (Nunca os fiéis ni de Jorge ni de Víctor)
Tiempo rodando: 5:11:42.
Tiempo total: unas 5:20 (lo que significa que en total sólo paramos unos 20 minutos, varios de ellos para que yo orinase)
Velocidad media: 19,47Km/h (no esta nada mal)
Velocidad máxima: 72,34Km/h (tampoco esta nada mal)
Palabras cruzadas en toda la ruta: menos de 500 entre todos (lo dicho hablar cansa)
 
Cuando llegábamos a Lugones Jorge mencionó que la siguiente salida sería a ¿Monte Deva?. También conocido por los ciclistas asturianos como el pico "me cago en dios".
 
Son las 00:38 de la noche. Yo creo que estoy un poco cansado.... Sólo me viene un pensamiento a la cabeza.
 
 
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡MAMAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!


A cuidarse
Javier Arias González

viernes, 3 de noviembre de 2006

Migas en Alpedrete de la Sierra 29/10/2006

¿Qué pasa “biciosos”?
 
Pues vamos con la crónica de la salida de este fin de semana. Ya en la primera salida que habíamos hecho por el puerto de Morcuera (ver entrada 24/09/2006 Morcuera - Valle del Lozoya) Javi nos había contado que una vez al año sus colegas quedaban para andar en bici y despues irse a comer migas con familiares y amigos.
 
La segunda vez que hicimos el recorrido desde el puerto de Morcuera (de esa vez no hay crónica, que pena) se nos unieron dos amigos de Javi, Valentín y Agustín. Resulta que Agustín es el alma encargada de convocar a todo el mundo para "las migas" y como habíamos coincidido con él en una salida pues nos invitó.
 
Como nosotros somos gente agradecida enviamos una representación de este grupo de pedaleantes. Javi, con su mujer (Ana) y su hija (Ruth) como nexo de unión entre nosotros y el resto de sus colegas y Andrés, con su mujer (Mayte) y su hijo (Diego) y yo con Carmen y Yaiza y Olaya como representantes de nuestro grupo.
 
Habíamos quedado en Alpedrete de la Sierra. Pueblo remoto donde los haya. Yo creo que pertenece ya a Guadalajara. Pero pertenezca a donde pertenezca sus habitantes tienen ganado el derecho a sentirse un tanto aislados. Tardamos hora y media en llegar hasta allí, pero creedme que la carretera cada vez se estrechaba más, se inclinaba más y tenía más curvas. Para estar a "sólo" hora y media de Madrid el viaje se hizo largo  y pesado.
 
Nada más salir de la carretera de Burgos me pararon los de la guardia civil. Ya decía yo que el ir con Carmen y con las dos niñas en el coche no servía para ocultar la pinta de delincuente que tenía. Lo típico, los papeles del coche y el carnet de conducir. Menos mal que el agente leyó en mi carnet de conducir la dirección de Lugones, resulta que el tío conocía la zona, conocía Colloto, la fábrica de la Coca-Cola, Ventanielles y demás suburbios Ovetenses. A poco nos abrazamos ahí mismo, sólo nos cortamos por lo raro de la estampa (un guardia civil abrazado a un ciclista). Pero es que esto de encontrar un paisano en tierras moras siempre emociona. Ahora bien, el tío un genio en su profesión. En un momento dado exclama: "Que ¿ha pasar un día de deporte en la sierra?". ¡¡¡Coño!!!, pensé, este podría ser compañero de nuestro colega Jorge (el Furby parlanchín). Menudo poder de deducción. Yo estoy vestido de ciclista, Carmen está vestida de ciclista, las niñas de chandal, llevo dos bicis en la baca del coche y acabo de tomar un desvió hacia la sierra pobre de Madrid. Desde luego no parecía que nos fuésemos de boda...
 
Llegamos a Alpedrete de la Sierra. Son las 10:00, hora a la que habíamos quedado. Allí no había nadie. El pueblo está vació. Se suponía que íbamos a ser más de veinte personas en este encuentro.... Pues nadie. Empecé a pensar que me había equivocado de pueblo. Lo cual tenía su gracia porque estábamos francamente lejos del otro pueblo que conozco que se llama Alpedrete. Como no quería volver a cruzarme con el colega guardia civil decido esperar a ver si alguien más se equivoca como yo.
 
A los cinco minutos empezó a llegar gente. Como todos éramos amigos de amigos, todos llegaban con cara de despistados (pensando que se habían perdido) y observando la cara de los que ya estaban revoloteando por la plaza del pueblo para ver si conocían a alguien. Cuando reconocían a alguien les cambiaba la cara de susto por una de alivio. Todo el mundo parecía llegar perdido.
 
Llegó Javi y su familia, llegaron Valentín y Agustín y faltaba Andrés. Yo, no es por nada, ya sabía que Andrés iba a llegar tarde. Sinceramente pensaba que lo remoto del pueblo era demasiado para las capacidades de orientación de Andrés. Como dieron las once y Agustín opinaba que tardaríamos unas tres horas en hacer el recorrido decidimos ponernos en marcha sin esperar más por Andrés.
 
Nos pusimos a rodar unas quince personas y otras quince (mayormente mujeres e hijos) se quedaron por el pueblo. Empezamos muy tranquilamente. El tema pintaba mal. El pueblo estaba en un alto y no se veían llanuras por la zona lo que significaba que empezaríamos bajando pero que irremediablemente acabaríamos subiendo. Según Javi me había contado tendríamos tres subidas de consideración. Claro que tirando del carrito note en mis piernas cada repecho que me encontré en el camino. No llevábamos ni tres kilómetros, todavía no habíamos salvado grandes dificultades en el terreno y ya Carmen me comentó, "esta ruta va a ser muy dura".
 

Menos mal que reinaba el buen rollo y la gente se lo tomaba con mucha calma (había bastantes novatos en esto de la bici) haciendo frecuentes paradas. En la primera parada, Javi, que estrenaba enganches automáticos en los pedales, se pega la típica torta del que frena y no se suelta los pedales. Una de esas en las que al que se cae no le pasa nada pero que al que las ve en directo se descojona. En la siguiente parada, en mitad de la primera bajada del día pudimos asomarnos a un mirador con unas vistas espectaculares. Estábamos justamente sobre unas paredes donde había un montón de escaladores practicando (ver foto PICT0004.JPG).
 
La bajada fue intensa; preocupante por lo de ser consciente que todo lo que bajemos lo tendremos que subir. Al final de la bajada llegamos a una presa que creo que se llama "el ponton de la Oliva". Es una presa que en su día se construyó en caliza sin darse cuenta que, no se si por la roca o por la forma de construir, el agua se filtraba constantemente. Por lo tanto tienen allí una presa de considerable tamaño que no sirve para nada porque no retiene agua. Aun asi, la presa está chula.
 
Después del reagrupamiento a los pies de la presa, y como no podía ser de otra manera, empezaba la primera subida seria del día. No sin antes presenciar otra caída tonta de Javi al frenar y no soltar los pedales. Empezaba a convertirse en recurrente su recurso para frenar el tirarse de la bici.
 
A mi me salieron unos tres kilómetros por carretera todo para arriba. La verdad es que se me hizo dura de verdad. Mucha gente echó el pie a tierra y decidieron que esa subida se la hacían andando. Yo, con toda la dignidad posible, llegué hasta la cima sin poner el pie a tierra, pero, eso si, si llega a durar 100 metros más me muero.
 
En un sitio donde no hay llanuras después de una subida siempre viene una bajada y eso es lo que nos tocaba ahora. Bajar por una pista preciosa. Estábamos justamente al otro lado del valle donde estaba el mirador con los escaladores. 

La vista seguía siendo espectacular. Y el camino mejoraba a medida que descendíamos. Llegamos al final del descenso y empezamos a llanear por un bosque siguiendo el curso del río (se ve en el fondo de la foto). Esta fue, sin duda, la parte más bonita de todo el recorrido. Con las últimas lluvias todo estaba verde, el río bajaba con agua abundante. A Carmen le recordó la senda del Oso.
 
Hicimos una parada en un prado verde a la vera del río. Que relax. Que fresca estaba el agua, cuanto se agradecía el poder meter la cabeza en el río. Pero se nos estaba haciendo tarde. No es que yo sea un as de la orientación, pero con las indicaciones que nos había dado Javi, por lo que yo entendía que habíamos recorrido y por el nivel de heterogeneo grupo que eramos (compuesto de padres de familia, madres, niñas, novatos/as de la bici, consumidores de drogas blandas, hippies y demás especies humanas) yo diría que esto nos iba a llevar más de tres horas. Nos pusimos en marcha no sin que antes Javi nos demostrara que también es capaz de caerse de la bici cuando empieza a andar, no sólo cuando frena. Esta vez su caída fue tan simpática y coincidió con que le estaban sacando una foto que la chica que le sacaba la foto le preguntó si se había tirado a posta. Si es que hay que saber caer con elegancia.
 
Enseguida llegamos a otro punto clave del recorrido. Un puente estrecho sobre el río. El carrito con podía pasar. Ya estaba yo pensando en abandonar allí a mis hijas con el carrito (a ver si hubiesen sido capaces de llegar a casa) cuando dos almas generosas me ayudaron a pasar el carrito a pulso. El tema tenía su gracia, porque justo después del puente, y en un camino de estos en los que sólo puede ir caminando una persona de lo estrecho que es, se había producido un derrumbe de piedras que obstruía el camino. Hicimos una cadena humana para pasar las bicis y el carro. Se desvanecieron mis esperanzas de deshacerme del carrito que en esos momentos empezaba a resultarme bastante pesado.
 
Y por si fuera poco llegó la segunda subida del día. Una pista de unos tres o cuatro kilómetros con un desnivel del, aproximadamente, 6% o 7%. La mitad del grupo se la planteo directamente andando. Yo, con todo metido, a la espeluznante velocidad de 4 ó 5 Km/h de defendí como pude. Carmen se bajó de la bici después de haber subido casi 3 km y a pesar de que ella iba andando no conseguía dejarla atrás (tampoco iba a poder librarme de mi mujer). Subía ella tan rápido andando como yo en bici. La guinda llegó cuando Yaiza me dijo. "Papa, ¿Podemos bajarnos del carrito? Andando subiremos más rápido". Tuve que hacer gala te todo mi orgullo norteño y le dije "No hija, ya estamos llegando arriba y ahora vamos a correr más". 
 
En un momento dado Javi se descolgó del grupo hasta donde íbamos Carmen y yo y empezó a cantar con las niñas. La verdad es que tengo que agradecérselo. Empezaba a ser tarde, las niñas tenían hambre (su padre se había comido sus gominolas a escondidas) y ya empezaban a estar cansadas de estar todo el rato en el carrito. La verdad es que Javi es un tipo majo, por entretener a las niñas nos hizo una demostración de como uno también puede caerse de la bici cuando se desplaza despacio. La verdad es que yo no sabría decir quien es más hábil con los pedales automáticos Javi o Oscar (el Churri). Un día tendríamos que empezar a contarles las caídas para comparar.
 
Después de la penúltima subida llegó la última bajada. Esta vez corta. Casi no se notó. Eso si, el paisaje seguían siendo muy bonito. Llegamos a la vera de otro río, el que atravesaba este valle y empezamos la subida al pueblo. Mira que es remoto el pueblo de Alpedrete de la Sierra, pues lo es por lo alto que lo han puesto. A el sólo se llega subiendo.....
 
La última subida ya costo lo suyo, daba igual que pareciese llana la pista, mis piernas me pedían que lo metiese todo y con todo metido fuimos subiendo poco a poco. Debían ser ya las 15:30 de la tarde con un hambre considerable y un cansancio digno de mención cuando vi el pueblo. No pude menos que mirar hacia atrás y animar a Carmen. "Venga que ya esta aquí el pueblo", aunque la verdad no se si trataba de animarla a ella o de animarme yo. En fin que procuramos llegar a la plaza del pueblo pedaleando con la máxima dignidad posible.
 
Los números de la ruta nos dejan en bastante mal lugar. Sólo 30Km recorridos. Un tiempo total de unas 4 horas (incluidas las paradas). La velocidad media no la puedo saber porque se me fastidió el cuenta en una de las subidas. Pero dudo que pasásemos de 10Km/h. Somos unos bestias.
 
A todo esto, cuando llegamos al pueblo vemos que ya había llegado Andrés. Nos contó que había comprado una baca para la bici pero que no había sido capaz de ponerla (creo que contó que la baca era pequeña). Pobre Andrés, con las ganas que tenía el de haber salido y nosotros contándole lo chula que había sido la ruta.
 
Menos mal que después de la ruta vino la comida. Éramos unos 30 para comer y llenamos el bar del pueblo. No comimos gran cosa, tortilla de patata, queso, setas y carne. Pero a mi todo me sabia a gloria. Después de la comida un paseíto por los alrededores del pueblo y para casa.
 
Camino de casa, en medio del atasco de la NI, Yaiza me pregunto: "Papa ¿que te gustaría estar haciendo?". Tuve que confesarla que me gustaría llegar a casa bañarlas, darles de cenar, acostarlas, ducharme, pillar una cerveza y sentarme en el sofá a dejarme embobar por la tele. Estaba destrozado. Creo que ya no soy un héroe para mi hija, si es que algún día lo fui.
 
A cuidarse
Javier Arias González

jueves, 12 de octubre de 2006

12/10/2006 Somos unos machotes (hasta Ambite)

¿Qué pasa “biciosos”?
 
Nos tiramos toda la semana planificando la salida para este Jueves día del Pilar... y a medida que se acercaba el jueves nos íbamos emocionando con el recorrido que teníamos planeado: Desde casa a Ambite ida y vuelta. Unos 150Km con cuatro tachuelas en el camino. Lo peor de todo es que la salida se planteo desde un primer momento en plan ¿somos machotes o no? Y claro, si se trata de ser machotes.....
 
El despertador empezó a sonar a las 7:00 de la mañana. Por lo que me han comentado mis compañeros de ruta, Carmen no fue la única de nuestras mujeres que pensó que su marido estaba pirado al desperdiciar un día de descanso en medio de la semana madrugando para irse a montar en bici. Cuando empecé a rodar al punto de encuentro aún era de noche y hacía frío. Y lo seguía siendo y lo seguía haciendo cuando llegué al punto de encuentro a las 7:55. Allí ya estaba Oscar esperando....
 
Los amigos de Valdebernardo (Andrés y Jorge) llegaron con un poco de retraso (5 minutillos) pero fue suficiente para que empezáramos el día metiéndonos con los residentes en ese barrio de Madrid. Hacía frío y habíamos esperado 10 minutillos, de alguna manera había que hacerlo notar. Ahora que en cierto modo yo me apiadé de ellos. A ellos les tocó bajar desde Valdebernardo de noche atravesando poblados gitanos y zonas de perros come-hombres de noche y con frío. Por un momento pensamos en escondernos tras unos arbustos para darles un susto cuando llegasen pero al final desistimos, sabiendo por donde habían bajado lo mismo los matábamos de un infarto y no es plan quedarse sin compañeros antes de empezar la salida.
 
Estábamos comentando lo romántico que era que juntos viésemos amanecer junto a la depuradora de la china y el mucho frío que hacía, comentando que nos habíamos decidido unánimemente por "culotes" de "pata corta" cuando yo comenté el tema del chubasquero. Ya se que la previsión meteorológica decía que había un 0% de posibilidades de lluvia para el día de la ruta; pero yo, no se si debido a mi subconsciente asturiano, llevaba el chubasquero conmigo. Y era yo el único. Y eso fue motivo de cachondeo en el grupo. No sabíamos en realidad quien se cachondeaba de quien; si ellos de mi por tener que cargar todo el día con un chubasquero que no iba a usar o yo de ellos por no llevar chubasquero cuando podría llover (¿al final del día?). El tema se quedó en empate de momento, pero traería cola durante el día.....
 
Total que empezamos a rodar los cuatro jinetes del apocalipsis (Oscar, Andrés, Jorge y yo) camino a la Marañosa y a San Martin de la Vega. Nos pusimos el típico ritmo de "no-vamos-del-todo-rápidos-pero-como-te-despistes-al-beber-te-quedas-descolgado" y los kilómetros empezaron a caer con facilidad. La subida a la Marañosa sin problemas. Es de sobra conocida y la verdad es que no pasa de ser una tachuela. 

Bajada a San Martin de la Vega y ¡¡¡¡¡Coño que frío pasamos!!!! A mi se me helaban los dedos de las manos y me arrepentí de haberme decidido al final por guantes cortos en vez de los guantes largos. Cuando por fin llegamos a la glorieta de la "guarner" a todos nos invadió la sensación de "¿ya estamos aquí? pues se me ha hecho cortito". Eran las 09:00 aproximadamente y plan de tiempos se cumplía, eso si, helados de frío.
 
Desde San Martín a Morata se rueda por un tramo de carretera. Nos pusimos en el arcén en fila india y venga a hacer kilómetros. Llegamos a la base del alto de Vallequillas (en realidad se llama alto de Valgrande pero en nuestro grupo se le conoce como alto de Vallequillas por una urbanización con ese nombre que hay al comienzo de la subida). Era la primera vez que Oscar, Jorge y Andrés subían ese alto y la verdad es que no tuvieron problemas. En realidad se trata de otra tachuela.
El amigo Oscar se tomó el primer repecho en plan tranquilo para acabar rematando en el segundo, el amigo Andrés a su ritmo tranquilo y soportado todo el tramo y el amigo Jorge a buen ritmo los dos repechos. Sin novedad afrontamos la bajada a Morata y llegamos al comienzo de la vía verde. Llegamos a las 09:45. Perfecto, haríamos el primer descanso del día, llevábamos 40Km. Habíamos quedado a las 10:00 con el resto de ciclistas...
 
Mientras esperábamos sólo a Jorge se le ocurrió intentar sentarse en unos columpios infantiles que teníamos frente a nuestro banco. Siendo como es claramente Jorge el más culón del grupo no pudo sentarse. No le cabían las caderas entre los hierros del columpio. Obviamente tuvimos comentarios jocosos sobre el tema. Hasta "paquita la culona" se oyó en el ambiente. El caso es que Andrés, en medio del cachondeo, también intentó sentarse en el columpio; y tampoco le entraba el culo. Bueno, bueno, resulta que los de Valdebernardo tienen el culo ancho (¿por que será?, yo sólo pregunto). Claro que va Oscar, claramente el más delgado de los cuatro e intenta sentarse. Tampoco le entraba el culo. Sólo quedaba yo por probar. Y lo cierto es que yo estaba seguro de que podría sentarme. A mi me parecía un columpio amplio, hasta espacioso. Totalmente confiado en mi fisonomía hago mi intento y lo consigo. Me siento incluso me columpio para festejarlo. Es más hasta me levanté sin problemas demostrando a la vez que no me había encajado a la fuerza y que era el de culo más estrecho del grupo. No quiero ser yo el que tenga que decirlo, pero en este grupo, este tipo de cosas tienen un significado detrás (nunca mejor dicho).
 
El resto de ciclistas eran Pedro, Natalia y Mónica. Llegaron puntuales y mientras montaban las bicicletas contábamos con ellos la jugada del primer tramo de la ruta. Por supuesto les pusimos al día de la polémica del chubasquero. Polémica en la que, aunque yo me mostraba externamente confiado, empezaba a preocupar internamente; el día empezaba a ser claramente despejado y no se veía una nube en el cielo. ¿de verdad me pensaba que iba a llover?... La posibilidad de una semana de risas a costa de mi chubasquero empezaba a pasar por mi cabeza. Empecé a tirarle huevos mentalmente a Santa Clara por ver si eso podía ayudar a que apareciese siquiera una nube pequeña. Pero ni por esas.
 
Ya estando esperando a Pedro, Natalia y Mónica en el parking al comienzo de la vía verde podíamos oír a lo lejos música militar y ya nos habíamos echado unas risas imaginando que el desfile militar de la castellana empezaba en Morata. Cuando pasamos al lado del cuartel de la guardia civil en Morata vimos que estaba engalanado y con la música militar a todo trapo. Estaban preparándose para algún tipo de acto castrense. Justo a nuestro paso alguien se puso a probar un micrófono y en vez del típico "uno, dos, probando..." soltó un "vivaspaña!!!" al que yo (y creo que Jorge también) sólo pude que contestar con un fuerte ¡¡viva!!. Educación castrense que tiene uno.
 

La via verde del Tajuña es prácticamente llana. (ver descripción en: http://www.ffe.es/viasverdes/fichas_htm/tajuna/virtual_tajuna1.htm). Tiene 32Km que hicimos a velocidad de agradable paseo. Aprovechamos el paseo para conversar, reírnos, parar de vez en cuando y saludar al montón de ciclistas que circulaban por la vía verde. Es un recorrido muy sencillo y se notaba por la cantidad de familias con niños en bici. Todo muy tranquilo y relajado.... Salvo por el susto que nos dio el amigo Oscar. Para contribuir al ambiente jocoso de la marcha no se le ocurrió más que esconderse detrás de unos matorrales y esperar a que pasásemos el amigo Jorge y yo. Íbamos tan tranquilos comentando cualquier tontería al alcance de nuestros limitados cerebros cuando el Oscar salió de detrás de los arbustos gritando y moviendo los brazos. ¡¡¡¡Coño que susto me dio el cabrón!!!!!. Jorge apenas se inmutó, es un tío tranquilo, pero a mi casi me mata. El pulsómetro me paso de 90 a 160 en un instante. (Parafraseando a Elvira Lindo) Desde aquí te lo digo amigo Oscar este tipo de acciones jocoso festivas me pueden matar, que uno ya tiene una edad.....
 
Antes de llegar a Ambite tuvimos tiempo para una anécdota más (si es que somos.....). Oscar y Andres se picaron con un ciclista despistado cuyo crimen seguramente había sido el haberlos adelantado cuando ellos iban a 10Km/h..... Ya no les volvimos a ver hasta Ambite. Circulábamos entonces Pedro, Jorge y yo por delante, Natalia y Mónica unos 20 metros por detrás cuando apareció de frente un ciclista digamos que un poco pasado de velocidad. Al vernos, y al ver que tres tiarrones ocupaban todo el ancho de la vía, el tío empezó a frenar. Nosotros le vimos venir y nos apartamos para dejar pasar al ciclista bala, pero Natalia no le vio venir. Se produjo la típica escena tonta de Natalia va muy despacio y frenando, el ciclista bala venía rápido pero ya va bastante frenado, Natalia se va a un lado y el ciclista bala se va al mismo lado, Natalia se va al otro lado y el ciclista bala también. Total que se chocan rueda delantera con rueda delantera (literalmente se chocan las gomas). Obviamente no les pasó nada, estaban prácticamente parados cuando chocaron, aun así lástima de cámara grabando. Habría quedado un video para mandar a concurso de la tele.
 
Llegamos a Ambite (aprox. 75km de ruta) y allí nos esperaban Oscar y Andrés quejándose de lo rápido que se habían traído mutuamente los últimos 5 km. Si es que somos como niños. No podemos ver que un ciclista nos adelante ni cuando estamos de paseo... En el restaurante la Herradura de Ambite reservamos mesa para 13 personas a las 14:00 y esperamos a que llegasen nuestras mujeres. Justo al llegar al restaurante Jorge se da cuenta de que está pinchada la rueda trasera de su bici. No esta del todo mal el momento de primer pinchazo.
 
Mayte Reguera y Patricia, la mujer e hija de Oscar; Mayte ¿? y Diego, la mujer y el hijo de Andrés y Carmen con Yaiza y Olaya, mi mujer y mis hijas. Comida familiar. Buen rollito. El menú no estuvo del todo mal aunque un poco caro para mi gusto (pagamos 12€ por persona). Sobremesa de recuperación y después de que Jorge reparase su pinchazo y nos despidiésemos de nuestras respectivas familias afrontábamos el reto de la segunda parte de la etapa. La vuelta. La afrontábamos con la baja del amigo Oscar que se volvió en coche con su mujer y su hija. Menos mal que es de Usera y no tiene nada que demostrar que si llega a ser de Valdebernardo no nos cabría duda de que le faltaban arrestos para volver a casa en bici. Por mi parte yo decidí dejar el chubasquero en el coche y no cargar con el en el viaje de vuelta. No parecía que fuese a llover.... Claro que cuando se lo confesé a  mis compañeros de ruta me entró un grave temor. Como ahora si que le diese por llover las risas no iban a ser durante toda la semana, serían antológicas. Pidiendo perdón a Santa Clara por los huevos que le había tirado y rogándole que no lloviese emprendimos el camino de vuelta.
 
Aproximadamente a las 16:00 empezamos a rodar. No pasó mucho tiempo antes de que dejáramos atrás a Pedro, Natalia y Mónica. Ellos se quedaban en Morata y tenían tiempo de sobra, pero nosotros teníamos que volver hasta casa y empezábamos a temer que se nos hiciese de noche a mitad de camino. Aunque la vía verde de Morata es llana siempre tengo la sensación de que en la vuelta pica ligeramente hacia abajo. Sea ese el motivo o no lo cierto es que nos pusimos un ritmo alegre con el objetivo de levantar la media que se había caído hasta los 18km/h.
 
Llegamos a Morata y al pasar por el cuartel de la guardia civil habían cambiado el estilo musical. En vez de marchas militares sonaba un chunda-chunda que yo sabría si definir como disco, bacalao, trance o similar. Ruido en general. Vaya día que llevaban los vecinos que viven frente al cuartel....
 
Llego la hora de la verdad. Llevábamos 110Km en las piernas, en el culo y en la cabeza y ahora nos tocaba la última etapa del día. Empezábamos a subir Vallequillas desde Morata. Seamos francos. Tampoco es que sea nada del otro mundo.

Para que los asturianos se hagan una idea es como los 2,5 últimos Km de subida al Naranco. Lo cierto es que lo subimos realmente bien. Jorge empezó a notar que los músculos le marcaban el límite, Andrés se agarró a su ritmo tranquilo y yo me sentía en control de la situación. Llegamos arriba encantados. Empezábamos a considerarnos unos machotes.
 
La bajada de Vallequillas es muy rápida. Las dos rampas de cerca del 10% lanzan la bici a toda velocidad y fue en este punto donde hicimos el pico de velocidad (71,85Km/h). Como además no hay demasiados coches puedes aprovechar todo el carril de la carretera para rodar. Nos gustó a todos la bajada.
 
Camino de San Martín pinché la rueda delantera de mi bici. Paradita técnica para reparar la rueda y a seguir hasta San Martín. A la llegada a San Martín mi cambio empieza a fallar. La cadena salta en los piñones medianos de uno a otro sin control.... Segunda paradita técnica que se resuelve gracias a las manos mágicas del amigo Jorge. Empezamos a subir la Marañosa la última tachuela del día.
Cada uno se buscó su ritmo y todos llegamos arriba mucho mejor de lo que se podía esperar. Somos unos machotes. Vámonos para casa y... otra vez pinchazo en mi rueda delantera. Se nos empezaban a juntar los problemas técnicos. Sólo nos quedaba una cámara sin pinchar (aunque teníamos parches) y ya se veía que se nos iba a hacer de noche. Todavía nos faltaba un puntito para superar la media de 20Km/h. El final de la ruta estaba siendo interesante.
 
Bajamos la Marañosa. Subo el primer repecho (el que está justo después de la bajada) al sprint, miro mi velocímetro y constato que hemos superado la media de 20Km/h. Cuando llega Jorge viene un calambre en su pierna izquierda. Paradita para hacer estiramientos. Estamos de suerte. El viento que había soplado de culo durante toda la vuelta y que nos temíamos que nos iba a soplar de cara se ha parado. Yo también estoy de suerte, parece que no va a llover.....
 
Rodamos al tran-tran el resto del recorrido. Yo esprinté en el repecho de Perales y esprinté pero menos en la cuesta de los gitanos. Estaba oscureciendo y los coches ya llevaban las luces encendidas. Menos mal que entramos en el parque del Manzanares, y nos apartamos de las calles. Justo en ese momento me llama un compañero de la oficina. Resulta que tenemos un problema en uno de los servidores y tenemos que arreglarlo. Por teléfono no puedo hacer nada y tengo que irme a casa a conectarme. Decido dejar atrás a Andrés y a Jorge y me dirijo a toda leche (es un decir) hacia casa. La verdad es que empiezo a arrepentirme de haber esprintado en cada repecho después del primer arranque impetuoso. Aun así soy capaz de mantener un ritmo alto y llego a casa sobre las 08:15 (creo). Sudoroso, cansado, contento, orgulloso y sin quitarme ni el casco ni los guantes me pongo a resolver el problema del servidor. Carmen y mis hijas acumulan un argumento más sobre la locura del pavo (globero para más señas) este que aparece por casa de vez en cuando.
 
Al día siguiente (hoy) me entero que los amigos Andrés y Jorge han llegado sanos y salvos a casa. Se les hizo de noche subiendo hacia el pozo y las tres rampas que tiene se las tomaron con calma. Aun así mejor que cuando llegaban matados en las primeras salidas. Son unos campeones.
 
Menos mal que no llovió.
 
Bueno creo que nada más. Siempre acabo las crónicas con la sensación de haberme enrollado un montón y encima seguro que se me olvida algo. En fin unos datos "técnicos" para poner en perspectiva la hazaña de la que tan orgullosos estamos.
 
Distancia recorrida: 153,06Km
Tiempo empleado: 7h:36':11''
Duele el culo: Hombre pues se ha notado la machada
Velocidad Media: 20,13Km/h (y eso que el tramo Morata-Ambite lo hicimos de paseo)
Velocidad Máxima: 71,85 Km/h (bajando Vallequillas hacia el río Jarama)
Desnivel acumulado: Poco, no debe de haber llegado a los 800 metros
Cansancio: Mucho
Conclusión: Somos unos globeros, pero muy machotes
 
A cuidarse
Javier Arias González

lunes, 25 de septiembre de 2006

24/09/2006 Morcuera - Valle del Lozoya

¿Qué pasa “biciosos”?

Pues aquí estamos dejando crónica de lo que fue la salida de este fin de semana propuesta  del amigo Nogales (en realidad Jorge Nogales, pero Nogales en estas crónicas para distinguirle de Jorge "el poli" de Asturias).
 
La ruta tenía además el aliciente de contar con el estreno de un globero en el grupo. Javi. Marido de Ana; compañera del curro del Nogales, Andrés y mía. La verdad es que le damos la bienvenida al grupo porque tiene una furgoneta en la que entran, sin problema, tres bicis y tres ciclistas (bueno, al menos tres globeros si que entraron). Ah, también es un tipo majísimo. :-)
 
Una vez más, y ya van varias, un representante del barrio de Valdebernardo (el Nogales, y no lo digo por acusar) se borra del proyecto justo antes de empezar. Esta vez la disculpa es que le dolía la rodilla. De nada sirvió haber sido él quien había propuesto la ruta (y el único que conocía el camino). De nada sirvió haberse comprado la mejor bici de todo el grupo (incluidos los Asturianos). Una vez más uno de Valdebernardo se borra cuando se trata de una salida más seria que exhibirse frente a los novatos por el carril bici.... Como somos buena gente les seguiremos apreciando... ¡y eso que no tienen furgoneta!
 
A las 7:30 quedamos donde la casa de Oscar "el churri". ¡¡¡Coño que madrugón!!! ¡¡¡Bastante más que para ir al trabajo!!! Pero como vivimos en el barrio de Usera, y no en el de Valdebernardo a las 7:30 estábamos Oscar "el churri" y yo esperando a Javi, al que ninguno de los dos conocíamos. Javi, del que no tengo claro en que barrio vive, pero que a las 7:30 llama para decir que en ese momento sale de casa. Finalmente sobre las 8:00 nos ponemos en marcha. Como Javi es un tipo majo, simpático y extrovertido (y tiene furgoneta) enseguida la conversación fue lo suficientemente animada para que nos perdiéramos en la salida de la M30. El día empezaba bien, y ninguno de los tres conocía la ruta.....
 
Cuando llegábamos a ¿miraflores de la sierra?, justo el último pueblo antes del puerto el amigo Javi pregunta: "¿Lleváis comida?". Como no podía ser menos le contestamos que si, que teníamos suficiente comida (Oscar, "el churri" en estos casos, después de pájaras pretéritas, siempre lleva phoskitos de sobra). "No, es que yo llevo poca y si eso para comprar más en el pueblo...". Nos dice.....
 
La idea era empezar desde el refugio de Morcuera y empezar bajando hacia Alameda del Valle para luego llanear hasta El Paular y acabar la ruta subiendo de nuevo al refugio por una pista diferente.
 
Aparcamos justo antes de refugio. Y hacia un frío de la leche. No en vano estábamos a más de 1.700 metros de altura. En el tiempo que tardamos en montar las bicis y prepararnos yo casi me quedo pajarito. Empezamos bajando, aproximadamente un kilómetro, y enseguida nos metimos en una pista a la derecha. ¡¡¡Y empezamos a subir!!! Ya estábamos como en Asturias. Se supone que estamos en lo más alto de una montaña, se supone que tenemos que bajar.... y nosotros subiendo. Así, en frío, digamos que molesta.....
 
Al final la pista que subía se decide a darnos tregua y se pone a bajar. La verdad es que es una bajada fantástica. De esas que cuando las estas bajando piensas que también estaría bien subirlas. El firme estaba arreglado y se podía rodar a buena velocidad. El paisaje excelente, por lo que vi en los fugaces momentos en los que pude apartar la vista del camino.... Bajada rápida como digo, en la que el churri casi se sale en una curva que se empeñó en tomar recta; y yo casi tomo recta una curva que se empeñaba en girar a la derecha....
 
Al final de la bajada llegamos a un pueblo. Se supone que "Alameda del Valle". Pero cuando nos estábamos acercando dice Javi: "Ese puente es como el de ¿la Pinilla? Ayer estuve yo allí tomando café...". Fatalista como soy en estos casos pensé: "ya nos hemos perdido, acabamos de bajar 10Km, nos va a tocar volvernos hacia atrás". Parece ser que los pueblos de la zona construyen todos el mismo tipo de puente, porque al final el pueblo era el que debía ser y no nos habíamos perdido.
 
En este punto la ruta se vuelve falsamente llana y pasa por varios pueblos hasta llegar a "El Paular". Un sitio precioso, donde tienen unas presillas naturales construidas como pequeños embalses en el río. (¿El lozoya?).
 
En un momento dado de la ruta. Teníamos el típico desvío hacia la derecha con una señal que ponía "las presillas". Según la hoja de ruta el asfalto debería haberse convertido en pista, pero la realidad es que lo que estaba bajo nuestros pies era asfalto. Indecisión en el grupo. Oscar lee la hoja de ruta y no lo tiene claro, yo leo la hoja de ruta y me voy  mear, el Nogales, el único que conocía el camino, en su casa durmiendo y a Javi que le entra hambre ... El churri saca sus phoskitos y le ofrece uno. Javi dice, no si yo tengo...y saca de su mochila una bolsa con un montón de comida. Galletas, ciruelas, de todo. Llevaba comida para él, para mí, para el churri, incluso para Jorge si hubiese venido. ¡¡¡Y el tío decía que llevaba poco y quería comprar más!!! Entre las risas que nos echamos comentando la jugada caí en la cuenta de que a nuestro grupo sólo se une gente de buen comer, sin duda sintomático.
 
Decidimos tirar de frente y en un par de kilómetros (o un poco menos) llegamos a un sitio precioso. Riachuelos por todos los lados con abundante agua cristalina. Prados verdes. Un sitio genial para llevarse a los niños. Como ese era el punto en el que empezaba la subida Javi comenta que mejor paramos a comer. Y eso hacemos, paramos, nos sentamos tranquilamente a la sombra de un árbol y nos ponemos a comer. Yo un par de orejones, el churri un phoskitos y Javi galletas, ciruelas, un sandwich de jamon york (o similar) unas flores que no sabe porque estaban en las bolsas.... vamos que se puso las botas el tio. Seguramente quería soltar lastre. 
 
Nos ponemos en marcha y empezamos a subir. Una subida preciosa. De esas que cuando las estas subiendo piensas que también estaría bien bajarlas. Buen firme (mejor incluso que el de la bajada), un bosque de robles primero y de pinos después, pendiente no muy pronunciada (un 5% de media habíamos calculado el Jorge y yo cuando preparábamos la etapa, yo con motivo, él pienso que por no aburrirse). Nos ponemos un ritmo tranquilo (entre 7 y 10 km/h) y todo para arriba.
 
A mitad de la subida (lavábamos unos 5Km subiendo) el Javi comenta que tiene que comer algo que sino le va a dar una pájara. Pues nada paramos, el tío saca su bolsa (sin fondo) con comida y comenta: "¿No os a contado Anabel [su mujer] mis famosas pájaras conduciendo después de andar en bici?..... " Y va el tío y nos cuenta que algunas veces, después de andar en bici, cuando va conduciendo le dan unas pájaras (se le va la olla) y que ya ha tenido un par de accidentes. Pues vaya momento para confesarlo..... ¡¡¡¡Pero tío que tu conduces la furgoneta y que estamos aparcados en lo alto de un puerto de montaña!!!! [Este es un mensaje para Anabel: "tía, si querías deshacerte del Jorge y de mi tendrías que haber buscado otro método... El Jorge no se presentó y yo tenía orejones como para que no le diera una pájara en años.].
 
Seguimos subiendo al tran tran y finalmente llegamos de nuevo a la furgoneta. Javi castigadito, el churri sin haber roto a sudar y yo preocupado por ver quien conducía ahora puerto abajo....Al final la ruta se resume en aproximadamente 10Km de bajada, 6km de falso llano y 10km de subida. Total 33,3 km (los aproximadamente son muy aproximadamente) de ruta, 2h45'. Velocidad media aproximada de 15km/h. Somos unos globeros de la leche. Como se enteren los Asturianos cuando nos vayamos para allá nos machacan.
 
Después de ofrecerle caramelos, orejones, lo que quisiese, nos ponemos en marcha, con Javi al volante, de vuelta a casa. Paradita para tomarnos un algo en Soto y llegada a casa sobre las 14:00.
 
Resumen. Ruta chula que la próxima vez tendremos que hacer dos veces, una en cada sentido, para probar todas las cuestas en sus dos versiones.
 
A cuidarse
Javier Arias González

martes, 16 de mayo de 2006

Puerto de la Cubilla 14/05/2006

¿Qué pasa “biciosos”?
 
Resulta que habíamos quedado en subir al puerto de la Cubilla. Raúl, Jorge y yo. Vale, pues vaya por delante el perfil del mencionado puerto

(perfil sacado de la página del Grupo Ensidesa Cicloturismo)

Asusta verdad. Pues a este perfil abría que añadirle que salimos desde Pola de Lena, fuimos a Campomanes y de Campomantes a Sotiello. En total entre 8 y 10 Km más. En total, ni pa' ti ni pa' mi, 70 Km de ruta; todo asfalto; todo pa'rriba. Porque de Pola de Lena a Sotiello es todo para arriba; la prueba es que cuando bajamos lo hicimos a plato y eso, con 70Km en las piernas yo sólo soy capaz de hacerlo si pica para abajo.
 
En fin, advertido no puedo decir que no estuviese. Se traían Raúl y Jorge una discusión sobre los kilómetros de puerto. 25 decía Raúl, 15 decía Jorge. En cualquier caso yo ya iba preparado para subir, subir y después subir.
 
Quedamos a las 08:30 por eso de que así no estaríamos mal de tiempo. Claro que la mañana empezó curiosa. De momento a mí, el freno delantero no me funcionaba y Jorge se presenta con la rueda trasera pinchada. Solucionamos ambos contratiempos, subimos las bicis a la baca del coche de Raúl y nos pusimos en marcha. No llevábamos ni un kilómetro cuando se mi bici se desplomó sobre el lateral del conductor. Menudo susto. Parada de nuevo para volver a colocar la bici y nos ponemos en marcha. Empezábamos con cierto retraso.
 
Llegamos a Pola de Lena y rápidamente nos pusimos en marcha. Jorge nos había comentado la posibilidad de ir a visitar la iglesia de Santa Cristina de Lena (monumento del prerrománico asturiano, patrimonio de la humanidad), pero con buen juicio decidimos dejarlo para la bajada, si teníamos tiempo.
 
Como apuntaba al principio, esta salida se trata de subir y, para mí, desde Pola ya se está subiendo. Para Jorge y Raúl no, era un falso llano. ¡¡¡Coño!!! si es un falso llano porque va Raúl de pie sobre la bici pedaleando a su ritmo característico... Menudo ritmo que nos puso. ¡Pero si quedan un montón de kilómetros!, ¡Que nos vas a matar!.
 
Menos mal que apareció un ciclista de carretera parado en la carretera y nos pidió una bomba para hinchar la rueda que se le había pinchado. Di gracias a dios cuando el ciclista comentó "yo doy la vuelta, no tengo bomba y no quiero quedarme tirado más adelante". Menos mal. El tipo tenía cuerpo de ciclista, bici de ciclista y si le da por seguir nuestro camino lo del tirón de Raúl iba a quedar en un ligero calentamiento.
 
Seguimos subiendo y alcanzamos un ciclista con bici de montaña. La verdad es que el tío iba parado. Pensamos "este no llega arriba" faltan un montón de kilómetros y va fatal. Le adelantamos cual fieras, saludando al sobrepasarle y pretendiendo que no nos costaba esfuerzo mantener el ritmo. Lo normal en estos casos.
 
Más o menos a esta altura me llamaron los colegas de Madrid. La verdad es que entre el ruido, la poca cobertura y el esfuerzo de seguir dando pedales no pudimos hablar mucho, pero si lo suficiente para entender que ellos se habían subido las 3 zetas en la sierra madrileña. ¡¡Caramba!! Aquí todo el mundo sube y sube sin parar.
 
La subida al puerto de la Cubilla es preciosa. Se va ganando altura sobre un valle a fuerza de hacer zetas en una carretera en la que apenas pasa un coche cada quince minutos. 

Raúl empezó a notar los efectos del catarro y la fiebre y se puso un ritmo adecuado para no quemarse por la dificultad de respiración. En un momento dado dice Jorge. "No es por acojonar, pero tenemos que subir hasta allí" y va el tío y señala la línea que se ve en la foto.

Pero Jorge, esa carretera esta a lo lejos y arriba, pero que muy a lo lejos y muy arriba, tu no lo dirás por acojonar, pero a mi me has acojonado.
 
Al menos ya tenía una referencia visual. Ya podía ir midiendo cuanto faltaba para llegar arriba. Y eso, cuando no conoces la ruta, siempre es un consuelo.
 
Bueno pues no. Llegamos a lo que en la foto sería el final del puerto y no. ¡¡¡No lo era!!! Era una curva y seguía. ¿Qué le vamos a hacer? Sigamos subiendo. Mucho no podía faltar. Las señales de tráfico me habían indicado que llegaríamos al puerto cuando mi ciclocomputador marcase 32Km de ruta y ya marcaba 32Km. Faltaba poco.
 
Me puse un poco a la rueda de Jorge y empecé a pensar en como preparar el sprint. Check para ver como voy de fuerzas.... levantar ligeramente el ritmo para saltar un poquito desde atrás y.... curva a la derecha.
 
¿¿¿¿PERO FALTA TODAVÍA TODO ESO????? "Claro" contestó Jorge tan tranquilo. ¿Como que claro? No puede ser. Ante nosotros aparecen por lo menos tres o cuatro kilómetros más de buena subida. (la foto la saqué en la bajada. Lo que se ve es parte de lo que descubrí al girar la curva que se ve al fondo de la foto) A tomar por el saco mi sprint y a seguir subiendo. Mirad que nos esta quedando larga esta subida.
 

Por fin llegamos al puerto de la Cubilla donde hacia un viento de cuidado. Creo recordar que subimos a una velocidad media de 12Km/h aproximadamente. Nos sacamos la foto de rigor ante la señal para que os lo creáis, nos comimos los trozos de empanada que Jorge había comprado y enseguida a bajar. Jorge bajó como un águila. Yo, como siempre, me quede sin freno delantero en la bici y baje todo el puerto, 26 Km, detrás de Raúl y rezando para que el freno trasero aguantase.
 
Todavía no habíamos llegado a Campomanes y ya nos había llamado Jorge para preguntarnos donde estábamos. El ya estaba donde el coche. En su bajada había alcanzado a dos ciclistas de carretera que se habían puesto a bajar unos minutos antes que nosotros. Y... estos,  para vengarse, digo yo, le habían llevado hasta Pola de Lena a ritmo de bici-de-carretera-movida-por-dos-jovencitos-que-todavía-se-iban-hasta-Sama. Para mi que lo de bajar como un águila fue literal.
 
Raúl y yo de Campomanes a Pola de Lena fuimos a plato (porque era bajada) a un muy buen ritmo y, aun así, llegamos a Pola de Lena cerca de 20 minutos más tarde que Jorge. Total que se nos había echado el tiempo encima. Eran prácticamente las 14:30 cuando salíamos de Pola de Lena en el coche. Cansados, muy cansados, pero contentos, muy contentos con la ruta.
 
Como últimamente pasa en todas las rutas siempre nos acordamos de los madrileños y de lo bien que estaría que se viniesen a Asturias a hacerse esta u otra ruta/s. Ya les tenemos prometida una espicha para cuando se decidan. Entrenamiento no les falta. Las tres zetas no es moco de pavo. 
 
A cuidarse
Javier Arias González

Subida a Santo Firme 1/5/2006

¿Qué pasa “biciosos”?
 
Resulta entre el treinta de Abril y el primero de Mayo se celebra en el alto de Santo Firme una mezcla de acampada juvenil, romería y comida campestre. Resulta, también, que Raúl tiene por tradición subir cada año en bicicleta. Ya me lo había comentado el en la salida a la cantera abandonada (ver entrada "Visita a la Cantera abandonada 29/04/2006"), "El lunes subimos a Santo Firme". "Vale" dije yo. "Salida corta, subida corta, fiesta al final, bien para finalizar un buen fin de semana ciclista" pensé yo. Para los no informados Santo Firme es un alto que está a unos 5 ó 6 kilómetros de Lugones y aunque la pendiente es pronunciada la subida es corta; yo diria que desde Lugo de Llanera habrá entre dos y tres kilómetros.
 
En la salida del regreso al Padrún (ver entrada "El regreso al Padrun 30/04/2006") quedamos los implicados. Todos menos la Apisonadora de cuatro caños que el lunes trabajaba. Lo que estaba claro es que salir para únicamente subir a Santo Firme no podía ser para unas figuras del ciclismo como nosotros y, por lo tanto, teníamos que ponernos metas mas "altas" (nunca mejor dicho). El plan final era irnos hasta los túmulos de Monteana (o monte aereo, como querais) y a la vuelta subir a Santo Firme. ¿Por que irse a 30 Km, subir un monte, bajar el monte, volver prácticamente al mismo punto y finalmente subir a Santo Firme?. Pues no hay una respuesta razonable. Que le vamos a hacer. Asi son las cosas en este grupo de pirados. El tema es que mi pensamiento de salida corta y relajada para finalizar un buen fin de semana ciclista se fue al garete.
 
Ni de Monteana ni de Santo Firme he podido encontrar los perfiles. No figuran en los registros ciclistas. Sirva como descripción que son subidas cortas pero intensas, subidas en las que pones mucho esfuerzo y al final te dejan sudoroso y jadeando, pero a la vez satisfecho y feliz contigo mismo. Por poner un símil gráfico podríamos decir que estas subidas son orgasmos ciclistas.
 
En fin, quedada a la hora habitual en el bar habitual (el carrasco) y salida sin más pretensiones. Ir a Monteana mola..... Es cuesta abajo mayormente. Lo cual tiene truco, porque ir se va, pero volver cuesta. Casi sin darnos cuenta llegamos a las faldas de Monteana. Y la verdad es que uno llega contento, relajado, descansado, animado, con ganas de juerga pero claro, aparece a lo lejos la cuesta de hormigón a subir  y se le pasa de repente la alegría, el relax, el ánimo y empieza a sentirse cansado por adelantado.
 
La foto es un poco engañosa. Parece que la rampa a subir sale de la casa de la izquierda, va hacia la casa de la derecha, hace lo que llamamos una zeta y sigue subiendo.... Pues no. En realidad se sube todo de frente hasta la casa de la izquierda, de esta se sigue la línea de los setos y los árboles y se hace una zeta justo en el borde con la parcela de eucaliptos jóvenes (bastante a la izquierda de la casa de la derecha). Esto cambia, y de que manera, las pendientes a subir. Creedme. Pendientes duras. Cortas, pero duras.
 
Justo a la entrada de la pendiente voy y pico en la más clásica broma de nuestro grupo. Se trata de dejar que un inocente se adelante y frente a un crucé se le indica ¡¡¡A LA DERECHA!!!! (en dirección a la casa de la derecha). El inocente cambia de piñones, se levanta sobre la bici y se pone a pedalear cual machote. Todo esto hasta que se da cuenta de que el resto del grupo se esta descojonando porque, en realidad, era por la izquierda. Desde aquí se lo advierto a los madrileños. Esta es la broma más clásica y en ella os tocará caer. Mirad que os advierto que los más peligrosos son Jorge y el Traper; aun así os tocará caer. Aunque sólo sea para hacerme pensar que yo no soy el único pardillo.
 
Después de la subida de hormigón (corta, intensa, sudorosos... etc, etc) llega un ¿agradable paseo? por un bosque de eucaliptos. Y me pregunto si agradable paseo porque la pista por la que rodamos pica para arriba que da gusto. Como dice el Traper "Yo regulo que esto cuesta".
 
Bueno, subida a Monteana y llegada a los túmulos. Se trata de un monumento, tumba o algo así de la prehistoria. Se ve que a los antepasados de los astures les gustaba poner tres piedras de cualquier manera sobre un monte para hacer que sus descendientes subiesen en bici a visitarlos. La mar de graciosos los antepasados de los astures, de hay les viene el sentido del humor a los asturianos. Vaya una foto para mostrar las piedrecitas y los tres querubines.

En la bajada de Monteana hay un mirador con unas vistas preciosas sobre el valle. No tengo foto (y eso que ya he ido tres veces), en la próxima vez a ver si me acuerdo :-). Aparte del mirador la bajada es rápida e intensa. Para mí que a Monteana no se puede subir más que escalando una de estas cuestas imposibles.
 
Venga, ya hemos bajado Monteana; vámonos para Santo Firme.... Vámonos para Santo Firme pero subiendo. Una vez bajado Monteana estas abajo. Muy abajo. Y si el camino de ida fue cuesta abajo de aquí se sale subiendo. Más o menos intensamente pero subiendo. Pasa lo de siempre. De repente a Raúl se le ocurre un atajo. (Otra advertencia para los madrileños, nada de atajos ni variantes, son, casi al 100% encerronas, preguntadle al Traper por esto que os cuento). Nos metemos por el atajo y el atajo tiene la pinta que se muestra en la foto. Tela con la pendiente.

 Con el atajo llegamos ¿antes? a las faldas de Santo Firme. Y digo yo. ¿Qué prisa teníamos nosotros por llegar a Santo Firme?¿no podríamos haber ido por otro camino menos empinado? Pues no, y nada de quejarse, nosotros subimos por donde haga falta y sin llorar. Aunque ganas de llorar si que te entran cuando te acercas a Santo Firme y ves la cuesta que te espera a lo lejos.

Vamos a ver, pregunto yo, ¿qué pasa, que ha sido el becario al que le han encargado que diseñase la subida a Santo Firme? ¿qué pasa que el día que explicaron en clase que las carreteras no deberían subir a los montes de frente no fué a clase el becario?.
 
Jorge subió Santo Firme a toda pastilla, llegó a la cima y en vez de parar, como habíamos quedado, a tomarse unas sidras siguió hacia arriba (empieza a ser una costumbre en este grupo). Raúl se levantó sobre la bici, empezó a pedalear a ese ritmo que te mata y subió como quien no quiere la cosa. Traper subió a Santo Firme en reserva y yo parando de vez en cuando a tomar aire con la disculpa de sacar fotos.
 
Menos mal que llegamos al bar. Llamamos a Jorge para que diera la vuelta y bajase de donde había subido y pedimos unas sidras. La fiesta/romería tenía de todo comidas familiares, concurso de rana, gaiteros, etc.
 
En la bajada de Santo Firme volví a quedarme sin frenos. Cada vez que me tomo unos culines de sidra me fallan los frenos de la bici. Conseguí frenar la bici haciendo rozar mi zapatilla contra el suelo. Emocionante, vibrante para el pie y la pierna y ligeramente acojonante, pero conseguí frenar, que, después de todo, es lo importante ¿no?.
 
No hubo más novedad. Ataque y sprint masivo en los últimos metros como es habitual y hasta la siguiente salida.
 
A cuidarse
Javier Arias González

lunes, 15 de mayo de 2006

El regreso al Padrún 30/04/2006

¿Que pasa "biciosos"?
 
Esta crónica va a ser breve. Es un recorrido ya conocido (ver Subida al Padrún 23/04/2006) y un perfil conocido:

(perfil sacado de la página del Grupo Ensidesa Cicloturismo)

La idea era enseñar el recorrido que habíamos hecho Raúl, Oscar y yo al resto de la banda, es decir Jorge y Traper. 

Es decir, que me voy a concentrar en las anécdotas y así, por una vez, me saldrá un crónica breve.
 
Recuerdo que la ruta es de derecha a izquierda según el perfil. Subiendo a la Manzaneda nos habíamos parados ha hacer unas fotos y nos adelantó un ciclista. La apisonadora se tiró a su cuello y el ciclista respondió picado. El Traper y yo que íbamos al tran tran les vimos a lo lejos encarar un repecho de aupa con Oscar en primer lugar y el ciclista claramente retrasado. Si es que los hay imprudentes.
 
Sobre la bajada de la Manzaneda todos estamos de acuerdo mola un montón por ser recta y muy pendiente. Tienes mucha visibilidad y puedes dejar caer la bici. Las velocidades son impresionantes para globeros como nosotros.
 
Subida impresionante al Padrún sin más novedad que constatar que el Traper está fuerte como un toro y subió como un campeón. Y eso que se presentó a la salida fuera de forma.
 
En la bajada del Padrún cambio de planes. Si es que siempre hacemos lo mismo. Vamos a explorar la otra vía que nos había comentado un lugareño (ver Subida al Padrún 23/04/2006). Este nuevo camino resultó ser más bonito. Menos pendiente, más bici de montaña. No nos perdimos, pero para compensar la aventura voy yo y me quedo sin frenos en la bici. No veais lo emocionante que es bajar sin frenos. Entre los cinco no fuimos capaces más que de hacer que frenasen un poquito. Que bajada dios, que bajada.
 
Las cosas en este grupo son así, yo me quedo sin frenos y la torta bajando se la pega mi tío. No le pasó nada, pero se pegó una buena torta. Moraleja. No se debe bajar demasiado despacio. Si frenas mucho la bici (no como yo, que la frenaba poco tirando a nada) puedes salir volando por encima del manillar.
 
Mira por donde el nuevo camino nos lleva de nuevo a Olloniego. Caramba, caramba, para salir de Olloniego hay que subir la Manzaneda. El perfil dirá lo que quiera, pero la señal de tráfico advierte de un 14% y ahora tengo pruebas:


El Traper ya tiene la muesca del alto de la Manzaneda en su cuadro. Se lo subió enterito a plato mediano. Si es que estamos como bestias.
 
Llegamos al alto de la Manzaneda y que decidimos hacer, pues acercarnos a Lugones por un "atajo". Casualidad de las casualidades (porque esto no suele pasar) el atajo tiene alguna que otra rampa y nos acerca a la Grandota. En el cruce definitivo decidimos que la grandota espera a otro día que mejor nos vamos a "la moncloa" a tomar unas sidras. Asaltamos lo bocaditos de queso cabrales y chorizo. Después de todo al único que conocían por aquellos lares era 
a Raúl.
 


Bajando de "la moncloa" hacia Lugones me volví a quedar sin frenos. Esto si que es emoción. Cansado, con unos culines en mi estomago vacío, bajando y sin frenos. Tengo que confesar que parte de la bajada la hice andando. Leches (como dice Bernardo, camera café) que llevo casco, pero no armadura.
 
Poco mas que contar sobre este día.

A cuidarse
Javier Arias González

Visita a la Cantera abandonada 29/04/2006 (conceptos alto-bajo arriba-abajo)

¿Que pasa "Biciosos"?

Voy con retraso, lo se. Pero me he propuesto adelantar trabajo y voy a empezar por la ruta de la Cantera abandonada. De esta ruta no hay perfil, pero no hace falta. En ella se me asentaron los conceptos alto-bajo arriba-abajo y la relación entre ellos de forma indeleble para el resto de mis días. Además en ella tuve la ocasión de pasar por pueblos (Carbayin, Tuilla) de los que siempre había oido hablar y que intuía cerca de Lugones pero que nunca había visitado. En fin toda una aventura.

La cosa empezó así. A Raul le enseñaron una ruta. Raul se llevó a Jorge, Oscar y Traper a conocerla. Yo, que soy un envidioso, le pedí a Raul que también me enseñara la ruta y el Sábado 29 quedamos para ir a conocerla.

Los primeros kilómetros de la ruta no tuvieron novedad, carretera de Santander y al tran tran hasta que llegamos a una rotonda (ya nos habíamos desviado en Pola de Siero, o era el Berrón, ya no me acuerdo. Raul dirá) con una señal indicando Carbayin Bajo... a la izquierda. Pues nada, camino de Carbayin Bajo y sin novedad. Y uso la expresión "sin novedad" porque por estos lares la conversación versaba sobre el ejercito, los años de la mili, las aventurillas, los arrestos y estas cosas que de vez en cuando nos contamos los paisanos para recordar tiempos mozos. Llegamos a Carbayin Bajo (nótese el subrallado) y claro, la cosa se complicó. Donde hay un Carbayín Bajo tiene que haber uno Alto. ¿o no?. Pues si, si que lo hay. Y yo lo sabía, desde pequeño había oido Carbayín Alto por aquí, Carbayin Bajo por allá y nunca me había preguntado el porque de esta distinción. Bueno pues la distinción es clara y evidente. Carbayin Bajo está abajo y Carbayin Alto está en todo lo alto. La única forma de ir de Carbayin Bajo a Carbayin Alto es subiendo. Y cuando hablamos de subir hablamos de que Raul va de pie sobre la bici marcando ritmo y yo detrás, cada vez más, sentado y dando pedales como un loco. Raul va y se marca la subida entera de pie sobre la bici. Tampoco es que me extrañe, yo le he visto subir el Naranco de pie sobre la bici. No me extraña, pero me exige, llego a Carbayin Alto pensando si a esta gente no le importaría vivir en Carbayin Bajo. Que, digo yo, esta más a mano... Ellos verán.

Yo pensaba para mí, lo bueno que tiene llegar a un pueblo que se llama XXXXXX Alto es que no se sube más, o llaneas o bajas. Pues no. De Carbayin Alto se puede seguir subiendo, y mucho. No muy pendiente, pero subiendo. Y nosotros subimos, bastantes kilómetros (ya no me acuerdo de cuantos, ¿6?, no tendría que haber tardado tanto en ponerme con la crónica), suficientes para pensar que existía un Carbayin Alto Plus del que yo no había oido hablar. Al final dimos la vuelta a todo el valle, precioso, y durante toda la vuelta fuimos ganando altura.

Por fin llegamos a un pueblo que se llama "El Plano". Que cachondos los del pueblo... El Plano hace honor a su nombre no más de 100 metros, el resto es para arriba; o para abajo, según se mire, pero nosotros en este caso, y como casi siempre, mirabamos para arriba. Pues no se hable más seguimos subiendo.

Practicamente sin avisar llegamos a la cantera abandonada. Digo yo que sería de oro, diamantes o algún otro material precioso, no creo yo que a nadie se le ocurriese subir hasta allá arriba para cojer simples piedras. Las vistas, geniales, el entorno todo paz y tranquilidad. Los caballos pastando,


un par de pequeñas lagunas y una calma únicamente interrumpida por el ritmo de mi respiración.



Mereció la pena haber subido, pero ahora toca bajar. Y vaya que si bajamos. Bajadas "metafísicas". Bajando se avanza rápido y pronto llegamos a meternos en un bosque. ¡¡¡Que maravilla!!! Un bosque de castaños viejos, precioso. Al principio tuvimos que bajar a pie. Entre la pendiente y el barro no había manera de bajar sobre la bici. Pero cuando ya nos pudimos poner sobre la bici pudimos disfrutar de un verdadero paseo de bici de montaña.



Salimos del bosque y llegamos a Baeres de Arriba. Ya estamos otra vez que si alto-bajo, arriba abajo. ¡Coño la bajada a Baeres de Abajo!. Para mi que la gente de estos dos pueblos se llevan mal los unos con los otros porque han puesto todos lo impedimentos físicos para poder ir facilmente de un pueblo a otro. Menos mal que bajabamos y no subíamos. Tela, tela, tela la bajada de hormigón.

Seguimos bajando, lo normal después de haber subido tanto, y llegamos a Tuilla. En Tuilla una señal de tráfico nos indica que Carbayin Alto está a 3Km. Bueno, pienso yo, no estamos tan abajo. Pasamos Tuilla. Llevamos un rato subiendo y una señal de tráfico nos indica que Carbayin Alto sigue estando a 3 Km. ¡Coño, si en Tuilla son casi tan cachondos como los de El Plano!. A joderse con el humor asturiano. Con tanto bajar Raul cojió la subida a Carbayín Alto con ganas. El ritual habitual. Se levanta sobre la bici. Pone esa cadencia que te dormiría si no fuera porque tienes que dar pedales y a subir con una fuerza impresionante. Menos mal que en Carbayin Alto hay una fuente (¿de donde bajará el agua?) y paramos a repostar.

De Carbayin Alto bajamos al alto de la Gargantada (¿Alguien lo entiende?) de allí como balas a la carretera de Santander. Y digo como balas porque Raul se empeñó en mostrarme lo mucho que corre su bicicleta cuando, cuesta abajo, pone su plato de 46 díentes con el piñón pequeño a trabajar. Yo, con mi plato de 44 dientes no podía más que ver como se alejaba. Echemosnos a temblar cuando le traigan el plato (mejor llamarle paellera) de 48 dientes que tiene encargado.
La ruta llegaba al final. Raul me dejó probar unos kilómetros para ver lo que pesaba el plato. Ya me picó el tío y ahora ando pensando en hacerme con un plato de 46 dientes para perseguir ciclistas de carretera. Que vicio.

Poco más un pinchazo casi llegando a casa en mi rueda delantera. Lavado de bicis y quedada para el día siguiente en salida del grupo al completo.

Venga, a cuidarse.
Javier Arias González

domingo, 23 de abril de 2006

Subida al Padrún 23/04/2006

Hey, ¿que pasa "biciosos"?
Ya estoy en Madrid cansado, pero contento con la ruta de hoy. Salimos Raul, mi tio Oscar (La Apisonadora de Cuatro Caños), JuanMa y yo. JuanMa empezó el día ya mosqueado porque cuando fué a cojer la bici se encontro pinchada la rueda de atras. Ponte a desmontarla, ensuciate las manos, ¡¡¡Para un día que llegaba con tiempo!!! :-).

En palabras de Raul nos encontrabamos gallos y pusimos rumbo a Mieres. La idea, ni más ni menos, era subir a el Alto de la Manzaneda desde "Oviedo", bajar a Olloniego, subir el Padrún, bajar a Mieres y vuelta por el mismo camino. No es que en Mieres nos fuera a esperar nadie, que digo yo, que sería un motivo para irse a Mieres. No es que a Mieres no se pueda ir por una ruta de 20Km casi llanos. Que va, la idea, como siempre era satisfacer el vicio. Esto es, admirar el preciso valle de Olloniego, flipar con la velocidad que se pilla bajando la Manzaneda y, como no, hacer de cabras subiendo, que es lo que nos mola.

(perfil sacado de la página del Grupo Ensidesa Cicloturismo)

La ruta fué de derecha a izquierda según el perfil y claro, no salimos desde Oviedo salimos desde Lugones y llegamos a San Esteban (Alto la Manzaneda) por un "atajo" que conocía Raul.

La salida a toda leche. Para que andarse con tonterías. Raul puso ritmo y cuando estabamos en el cruze de Colloto Raul se vuelve y pregunta. ¿Calentasteis ya chavales?. La respuesta de La Apisonadora fue: "poco a poco". Lo juro, el tio encima dándole ánimos. Que día más duro se planteaba. Cuando circulábamos por el "atajo" me llamaron los colegas de Madrid que a esas horas (serían las 10:30) ya estaban en San Martin de la Vega después de haber rodado unos 26Km, nosotros llevabamos 10 KM, el "atajo" no llegaba a San Esteban y durante la conversación telefónica todos los cruzes fueron para arriba, como siempre. Se aprovecharon de que no estaba atento para torturarme.

Por fin llegamos a San Esteban; bien, sin hostilidades y como amigos. De momento todavía nos hablábamos. La bajada a Olloniego chula de verdad. Una carretera recta, por lo que tienes mucha visibilidad, sin un coche y una pendiente del 14% (eso ponia la señal de tráfico aunque en el perfil ponga que 12%) para dejarse caer. El JuanMa se puso a más de 70Km/h en mi velocímetro la máxima del día fue de 66Km/h pero fueron subiendo el Padrún :-). El velocímetro de Oscar estaba desajustado (como siempre) y Raul fué el más prudente.

Cuando llegamos a Olloniego el JuanMa dijo que hasta aqui podiamos llegar, que el ya tenía su bajadita chula y que se daba la vuelta. Tenía que estar pronto en casa y si tenía que subir el Padrún no le daría tiempo. Pues menos mal, pensé yo, y no porque no quisiera que JuanMa viniera con nosotros, sino porque si tenemos que subir el Padrún dos veces a toda leche para llegar a las 12:30 a Oviedo a mi me da algo. Y estos zumbados eran capaces de intentarlo.
La subida al Padrún nos la tomamos con "calma". Nunca la habíamos subido y Raul y yo sólo la conocíamos de haberla bajado. Aun así, como la pendiente empieza "suave" (ver el perfil) La Apisonadora intentó poner un ritmo digamos que exigente. Menos mal que el capitan Raul le pidio calma y serenidad en tan terribles momentos; ¡¡¡coño que estábamos empezando!!!. "Tranquilamente" fuimos contando zetas, salieron seis o siete. Total son cuatro kilómetros de nada para ganar casi 250 metros, un 6,25% de media. Yo diría, así a ojo, que subimos a una media de 10Km/h. Bien, "relajados", incluso charlando. Llegamos al alto del Padrún, paradita en la fuente que hay en el alto y enseguida a bajar. Descansar, ¡para que!. Incluso La Apisonadora preguntó "¿La chocolatina donde la tomamos?". "Cuando volvamos a subir, paramos en esta fuente y tomamos la chocolatina". Jodida respuesta, no os creais, la chocolatina la ibamos a tomar con tres cuartas partes del recorrido hecho.

La bajada chula. Por fin empezamos a sacar fotos;


que aquí nos conocemos todos y sin documentos gráficos nadie se cree lo que cuento. Pero claro es lo que tienen las bajadas, que duran poco. Cuatro kilometros de nada y ya estabamos en Mieres. Habiendo dado una vuelta si, habiendo subido un poco, si, pero en Mieres, igual que si hubiesemos ido por la vieja.

Que llegas a Mieres, que te encuentras una rotonda, que ¿qué hacemos?. Pues sin parar vuelta a la rotonda y otra vez "pa'riba". La subida desde Mieres es distinta, empieza dura y se va suavizando. Pues vaya, empieza dura. El capitan Raul se levanta sobre la Kona. Empieza a marcar ritmo de pie sobre la bici. Y nos mete ritmo de samba "pal" cuerpo a la Apisonadora y a mi que sufríamos en silencio y aguantabamos a distancia prudente como podíamos. La cosa se mantuvo así unos 2Km...; bueno, hasta que Raul decidió esperarnos. Cuando le alcanzamos yo me encontré con fuerzas y seguí a ritmo. Empezabamos a enemistarnos y apenas nos hablabamos ya. Llegando de nuevo al Padrún y viendo que me hacia ilusión me dejaron esprintar a lo loco mientras mis acompañantes se descojonaban de mi desde atrás. Llego a la fuente, me bajo de la bici. En el mismo instante llega Raul, se para y se baja. Un segundo más tarde llega la Apisonadora. Ni se para ni se baja. El tio pasa a toda caña y sin decir ni pio. ¿Pero no era él el que quería tomarse la chocolatina?. ¿No habíamos quedado en para en la fuente al subir?. Esto es la leche, no hay quien nos entienda. Le pegamos voces, le silbamos, le llamamos al movil y la Apisonadora a toda leche se perdió de nuestra vista ganándole un sprint al viento. Menos mal que justo cuando ya ibamos a salir detrás de él, creedme que después de casi dos minutos de esperarle, le vimos aparecer. Con sonrisa en la boca nos dice que no entendió el porque habíamos parado y que se dió cuenta de que no le seguíamos cuando ya estaba bajando. ¡La leche!.

En el alto del Padrún fotos, que sino luego no os creeis nada.
Chocolatina, meadita para marcar territorio y sin dejar pasar el tiempo... ¡cambio de planes!. Nos vamos a explorar un camino de hormigón con una señal que ponía Soto del Rey. Y yo me digo ¡¡¡Bien!!!. Soto del Rey está allá abajo. Toca bajar y nos ahorramos la subida de la Manzaneda. Al menos yo ya no estaba tan gallo.

Inexplicablemente el camino de hormigon que va desde el alto del Padrún a Soto del Rey empieza subiendo. Y no un repechito no. Un repecho que mereció el comentario "esto, despues de haber parado...." por parte de la Apisonadora. Vayan haciendose ustedes una idea. El camino tenía muy buena pinta, chulo de verdad; aunque seguia picando para arriba. Yo juro que no lo entiendo. Estaba claro que la bajada tendría que ser de infarto. En el tipico cruze preguntamos a uno que estaba segando hierba y nos dijo que los dos caminos nos llevaban a Soto, por la derecha se iba a un camino precioso para ir con bicis de montaña pero que a lo mejor nos perdíamos y que a la izquierda era una carretera muy empinada. Como ya empezaba a hacerse tarde decidimos tirar por la carretera. La bajada nos dejó admirados y perjurandonos para volver a hacerla ¡¡¡En sentido contrario!!!! ¡¡¡si es que estamos mal de la cabeza (yo el primero)!!!!.

Llegamos a Soto. Como no sabíamos ir preguntamos. Nos dicen que de frente. Tiramos de frente. La carretera se empina. Curva a la izquierda y la carretera se empina de narices. Curva a la derecha y esto no para. Mejor preguntamos que estamos perdidos y subir por subir no es plan. Obviamente nos habíamos equivocado, bajamos lo subido y tomamos el camino bueno.
Llegamos a la carretera general, por fin sabemos donde estamos. Total "pa'que" pienso yo. La general es una subida hasta la Manjoya. ¿Que tendrá? ¿2 Km?. ¿Quien le mandaría a ese ciclista en mountain bike adelantarnos?. Raul y la Apisonadora se ponen como motos (en el sentido cinemático del término) y claro el despistado ciclista los ve pasar como balas. Cuando yo le sobrepaso le saludo para que sepa que estamos zumbados pero somos educados. A todo esto estos dos ya estaban allá a lo lejos. Por más que le daba a los pedales ellos estaban cada vez más allá a lo lejos. Empiezo a pensar que no debía haber esprintado en el Padrún.
Llegamos al alto de la Manjoya. Bien pienso yo, desde aqui a Oviedo es todo bajada y de Oviedo a Lugones también todo bajada.

Me equivoque. De la Manjoya a Oviedo quedan dos repechos y lo se bien porque tuve tiempo de contarlos. No como otros que se empeñaron en pasarlos a toda leche. Cuando llegaban arriba me esperaban y cuando los alcanzaba venga a correr. Como imaginais a esas alturas yo a estos dos pasaba de hablarles. Parecía que andaban con prisa. Y yo pensando... pero si el de la mountain bike no nos alcanza ya ni con alitas, vamos a relajarnos un poquito. Pues no. Hasta el cruze de entrada en Oviedo, el primer semaforo no se calmaron las aguas y hasta ese momento no los alcancé. Que jodidos.

Atravesamos Oviedo bajando por la ronda sur y todavía tuvimos tiempo de que se picara con nosotros otro ciclista en bici de montaña, este con maillot de ciclos Fran. A Raul y a Oscar les pareció gracioso, decian que era un globero y que venia muy fresco. A mi me pareció un alivio que no decidieran poner los puntos sobre las ies. Aun así todavía tuvimos tiempo de alcanzarle al tran tran (es una forma de hablar) y constatar que era un globero no digno de picarnos con él.
Para los no iniciados diré que de Oviedo a Lugones, por la vieja, debe de haber una distancia de 5Km bajada mayormente menos el último kilómetro que es un falso llano. En medio está la Corredoria con la fuente de Cuatro Caños. Alli se queda la Apisonadora de Cuatro Caños. Cualquiera diría pues ya se acabó la jornada.Pues no. Hasta la corredoria mal que bien a ritmo de "como mires para otro lado te saco 10 metros de ventaja". En la corredoria se queda la Apisonadora y Raul me pone un ritmo en plan "tengo hambre, mi casa está cerca, me piro a comer". Teníamos viento de cara por lo que yo me pego a su rueda y pienso "detrás de él me da menos viento y voy más descansado". Bueno eso lo pense los 15 segundos que tardé en perder el ritmo y ver como Raul se alejaba. A todo esto ya estamos en el puente Nora. Quedan, que, ¿500 metros? para Lugones. Raul me espera, como siempre, y decide que si que es verdad que tiene hambre. Yo, mecachis en diez, me digo, me pongo detrás otra vez y esta vez le aguanto el ritmo hasta el cruze viejo.... A 50 metros del cruze viejo Raul me vuelve a esperar, cuando llego a su altura me mira y me dice "pero tío si me dejas solo..."

En fin, que estabamos en Lugones. Por si no teníamos bastante quedamos para el próximo sábado para hacer la de la mina. Oscar y Raul me han dicho que es larga y dura pero que carajo si es que somos unos viciosos.

A cuidarse
Javier Arias González