lunes, 31 de agosto de 2015

Paris-Brest-Paris 2015

Relajado
Este soy yo aproximadamente una hora antes de que comenzase mi Paris-Brest-Paris 2015. Cuando pedí a Marcín que me sacase esta foto quería reflejar lo relajado que me encontraba, lo feliz que me sentía y el hecho de que pensaba que simplemente estar en Paris ya lo consideraba una recompensa.

Confesando públicamente mi acojonamiento
Y si, estaba relajado. Mi clasificación para la PBP no había sido precisamente fácil (Lee esta entrada para entender por qué no fue fácil http://www.unbiciorejon.com/2015/04/my-journey-to-paris-brest-paris-2015.html), el día anterior había confesado en twitter que estaba un tanto acojonado (aunque en inglés usé una forma mucho más políticaente correcta).

Claro que ese relax se evaporó cuando al apoyar la bici en una valla se enganchó el cable del cambio delantero con el faro y en ese gesto el cable se salió de su guia.

Allí estaba yo, media hora antes de empezar la PBP soltando el cable del cambio delantero para poder volver a meterlo por su guía y luego ajustándolo de nuevo. No quedó perfecto, pero podría cambiar de plato. Suficiente, ya podía relajarme otra vez.

Y la prueba de que conseguí relajarme es que minutos antes de la salida me metí entre pecho y espalda un señor bocadillo de chorizo con jamón york y un bocadillo de chocolate negro con almendras.

Bocata chorizo con jamón york pre-PBP
Bocata de chocolate negro con almendras (marca Dia) pre-PBP
¿Quien sino alguien totalmente confiado en sus capacidades osa contradecir todos los manuales habidos y por haber sobre nutrición para ciclistas?

Mientras me comía mi bocada caí en la cuenta de lo improbable del grupo de cuatro ciclistas con el que me disponía a tomar la salida, un polaco que vive en España (Marcin), un español que vive en el Reino Unido (yo) y dos subditos de su majestad (Dominic y Gavin).

Los cuatro declaramos la intención de empezar tranquilos y eso hicimos. En los 70 primeros kilómetros rodamos a un ritmo muy asequible y la mayor anécdota de este tramo es que nos adelantó (y saludamos a) Steve Abraham que participaba en la PBP como parte de su intento de batir el record del mundo de distancia rodada en un año. Era la primera vez que rodábamos los cuatro juntos, pero nos coordinamos tan bien que incluso nos organizamos para parar a mear todos a la vez.

Curiosamente esta parada coordinada fue el fin de la coordinación del grupo. Marcin se puso en marcha un poco antes que el resto y cuando los demás nos pusimos en marcha habíamos perdido su pista entre los incontables e indestinguibles ciclistas que rodabamos por esa carretera.

Aprovecho para hacerme una nota para futuras PBPs. Si piensas rodar con alguien asegúrate de que tienes una forma de distiguirle durante la noche. En las noches de la PBP todos los ciclistas son amarillos (por el chaleco reflectante que te da la organización). Una pequeña luz en el casco de un color que no sea rojo sería ideal ya que se podría distinguir desdemucha distancia.

Sin ningún tipo de comunicación verbal Dominic, Gavin y yo fuimos poco a poco acelerando el ritmo y enseguida empezamos a darnos relevos con una gran naturalidad. No es que fuesemos muy, muy rápido pero si que manteníamos un ritmo sostenidamente alto. Los 70 km hasta Montagne Au Perche se me pasaron volando.

El comedor de Montagne tenía este aspecto
En Montagne (km140) hicimos nuestra primera parada. ¿Qué hice yo? Pues comerme otro bocada de chorizo con jamón york y otro bocata de chocolate negro con almendras. Revelde que es uno. En la cafetería pedí una taza de leche y la señora que me atendió no me lo quiso cobrar, no tenían precio asignado para la leche sóla.

En total paramos una hora (demasiado en mi opinión) pero lo bueno fue que durante la parada nos reencontramos con Marcin, El reencuentro no duró mucho, porque al poco de empezar a rodar caí en la cuenta de que Marcín no iba con nosotros (luego me contó que se había despistado un momento y nos había perdido de vista en medio de la noche).

Dominic, Gavin y yo seguimos rodando a un ritmo más bien alegre, pero ahora era Dominic el que más tiempo pasaba al frente de los tres.  Tenía sueño y combatía los ataques de sueño tirando del grupo. No es de extrañar que se me hiciesen cortos los 80 kilómetros hasta Villaines La Juhel.

En Villaines (km221) sellamos y decidimos pasar por el restaurante a comer algo. Un niño del pueblo me llevó la bandeja desde la caja del restaurante a la mesa donde nos íbamos a sentar. Me dejó impresionado, eran las 6 de la mañana y allí el guaje estaba llevando las bandejas de los ciclistas.

Comida/Desayuno a las 6:00 después de 221km
No es que nos entretuviesemos mucho, pero entre unas cosas y otras la parada nos llevó otra hora. Cuando nos pusimos en marcha cambió el patrón de como rodábamos. Seguíamos rodando a muy buen ritmo, pero ahora era Gavin el que más tiempo pasaba al frente de grupo y yo confesé que iba con las fuerzas justas para poder seguirles la rueda, pero que no podría entrar a los relevos. No les importó, me animaron a seguir a su rueda y así mantener lo que llamamos el WheelersTrain.

Ya tiene narices que la foto sea justo en uno de los pocos momentos que yo iba en cabeza

La siguiente etapa era de 90km y cuando íbamos aproximadamente por la mitad Gavin dijo que le apetecería tomar un café. Acordamos parar en el siguiente pueblo que tuviese un café abierto. Gavin y Dominic se pidieron un café y yo decidí unirme a ellos. Yo no tomo cafeína, pero mi razonamiento fue, si ya me cuesta seguirle el ritmo a estos dos, ahora que se están tomando un café me va a costar mucho más, mejor me tomo yo uno también y así las fuerzas no estarán tan dispares. Bienvenidos al mundo de los razonamientos de la señorita pepis.

El caso es que el café me hizo muy buen efecto y pude seguir el ritmo del grupo sin problemas hasta Fougueres (km310).
Feliz de haber completado un cuarto (310km) de la ruta
En Fougueres sellamos y decidimos volver a comer "algo". Eran las 10:30 de la mañana, pero yo me volví a meter otro menú completo para el cuerpo.

Sólo me acordé de sacar la foto cuando tenía la sopa casi terminada
Cuando nos disponíamos a ponernos en marcha me encontré (en realidad me encontró él a mi) con Phil, TheWattmeister. Coindicimos rodando juntos unos 150km en Severn Across 400 de 2014 desde entonces nos seguíamos mutuamente en Strava y Twitter y no habíamos tenido ocasión de volver a coincidir. Me alegró mucho coincidir con él; como suele pasar en estos eventos a partir de ese momento coincidimos varias controles y siempre nos volvíamos a saludar con alegría e intercambio de bromas. Quedamos en que el año que viene trataremos de rodar algún evento juntos.

La etapa hasta Tinteniac (km363) era corta, sólo 54km, pero para cuando llegamos twiteé que me sentía como Chris Froome escoltado por Richie Prote (Dominic) y Geraint Thomas (Gavin). A esas alturas ya me dejaban a mi siempre el rodar en medio de ellos dos para que pudiese rodar con menos esfuerzo.


En Quedillac (km389) no había que parar a sellar, pero al llegar vi que el mecánico estaba libre por lo que decidí llevarle mi bicicleta. Había ya varios kilómetros que el plato no cambiaba bien y que cuando me ponía de pie hacía un ruido que sonaba bastante mal. Yo pensaba que estaba relacionado con el cable que había reparado justo antes de la salida, pero el mecánico dijo que no, que el problema estaba en el buje de la rueda trasera. Lo desmontó, lo limpió, lo engrasó y el problema se solucionó. Cuando acabó le pregunté cuanto le debía y me dijo que 2€ para tomarse una cerveza. Le dejé 5€ y todo mi agradecimiento. Que te quiten un ruido horrible de la bicicleta cuando todavía te quedan 840km por delante no tiene precio.

Three Musketeers

Dominic y Gavin no sólo esperaron pacientemente a que me repararan la bicicleta sino que también me llenaron los botellos con agua mientras tanto y en ningún momento mostraron prisa alguna por ponerse en marcha. Cuando nos pusimos en marcha volvieron a llevarme en volandas.

Mi plan original era llegar a Loudeac (km448) a las 21 y parar a dormir, pero cuando llegamos a Loudeac eran sólo las 18:00. Me pareció demasiado pronto para parar a dormir. Además si no paraba tenía la ventaja de poder seguir con Dominic y Gavin lo que hacía que rodase mucho más rápido que si rodase sólo. Por si fuera poco estando en la cola para coger la comida vino a nuestro encuentro Jose.

Jose había salido dos horas antes que nosotros y estaba a punto de ponerse en marcha. Su plan era dormir en Carhaix (km526). La idea de parar a dormir en Carhaix a mi me resultaba atractiva. Dominic y Gavin habían dicho que querían tirar hasta Brest, pero yo no me veía con fuerzas. Acordé con Jose que yo también dormiría en Carhaix y al día siguiente rodaríamos juntos.

Nosotros tardamos en ponernos en marcha. Dominic y Gavin se lo tomaban con calma en las paradas, claro que luego recuperaban el tiempo rodando a buen ritmo.

De Loudeac a Carhaix hay 78km pero se puede dividir en dos "cómodas" etapas utilizando Saint Nicolas du Pélem como parada intermedia a los 45km.

Aun así los primeros 45km a mi me costaron lo suyo. En cada cuesta me ponía a ese ritmo en el que la respiración es todavía rítmica, pero que si aprietas un poco más sabes que empezarás a jadear sin control. Esto me permitía seguir a mis compañeros de ruta, pero no dejaba de preguntarme si no estaría forzando demasiado y acabaría pagando el esfuerzo en los próximos días. Todavía quedaba mucha ruta.

Paramos en Saint Nicolas a picar algo y les propuse a Dominic y a Gavin que no me esperasen, que siguiesen a su ritmo. Ellos querían seguir hasta Brest (km614), todavía les quedaban 121km y esperarme a mi les iba a retrasar, y lo que es peor, poner en peligro el que cuando llegasen a Brest encontraran una cama. Se negaron en redondo, llegaríamos juntos a Carheix (km526). Nos preparamos para la noche y nos pusimos en marcha.

Sea por que esta etapa era corta (33km) o sea por la perspectiva de acabar una larga jornada a medida que pasaban los kilómetros me iba encontrando mejor. Tal es así que los últimos kilómetros los hicimos a una velocidad bastante alta. La lógica era la siguiente. Llegábamos al control bastante tarde y por los horarios de salida muchos ciclistas tenían planeado ir a dormir a este control. Esto hacía que corriese el riesgo de llegar al control y no tener cama donde dormir. Cada ciclista que adelantábamos era una posibilidad más de conseguir cama; Gavin se tomó muy a pecho el que yo llegase y tuviese cama y a mi las piernas me respondían para poder seguirle mientras adelantábamos un grupo de ciclistas tras otro.

Al llegar a Carhaix (km526) ni me despedí de Dominic y Gavin, aparqué la bicicleta y me fuí directamente a los dormitorios a por cama. Cuando llegué había una cola considerable, pero conseguí cama. En la cola coincidí con Jose y quedamos para el día siguiente. Nos pondríamos en marcha a las 5:00 de la mañana. Me fuí a sellar, luego a cenar y después a ducharme. Cuando me acosté me quedaban cuatro horas y media hasta la hora de levantarme.

Sellé a las 22:10. Curiosamente ese horario coincidía con mi plan más optimista elaborado desde el sillón de mi casa unas semanas antes. Viendo los números de ese primer día había rodado 526km en 26 horas y 10 minutos. O lo que es lo mismo, a una velocidad media, incluyendo paradas, de unos 20.2km/h. Eso si, la velocidad media en movimiento había sido de 25.3km/h. Señal de que habíamos rodado muy bien, pero que habíamos parado mucho.

Al día siguiente Jose y yo, entre una cosa y otra nos posimos en marcha a las 5:46. Tuvimos la suerte de que enseguida coincidimos con un grupo de ciclistas de Valencia y nos unimos a su grupo hasta que su ritmo en las subidas resultó demasiado rápido para nosotros. Entre Carhaix y Brest está la única subida que puede merecer el apelativo de "puerto". No es nada del otro mundo, pero tampoco hay que ignorarlo.

En algún punto entre Carhaix y Brest nos encontramos con Ricardo (de Pueblo Nuevo) y con una pareja de ciclistas catalanes que hacían la PBP por primera vez. Estaban bastante desanimados, él tenía dolores en una rodilla y no lo veían nada claro. Yo, sin embargo, estaba muy animado. Les decía que el ritmo al que rodábamos era perfecto. Que a ese ritmo llegaríamos a dormir a Tinteniac sin problemas. Lo mismo les parecí un iluso, pero yo estaba convencido de mis palabras.

Fue también en esta parte donde nos cruzamos con Roberto que ya estaba de vuelta de Brest (aquí su crónica). La mala suerte hizo que nos cruzásemos con él cuando descendía una cuesta por lo que a pesar de chillar su nombre él no llegó a enterarse de que se cruzaba con nosotros.

El puente de Brest al fondo
La entrada a Brest siempre tiene el aliciente de la vista del puente y, como no podía ser de otra manera, nos paramos a hacer unas fotografías, el sol empezaba a calentar y parecía que tendríamos otro día de buen tiempo.

La llegada al control de Brest fue distinta a la de 2011. Esta vez fue más directa, con menos semaforos, pero aun así llegar siempre se hace pesado por las interrupciones y las empinadas cuestas hasta el control.
Desayuno/Comida a las 10:30 de la mañana en Brest
Nada más llegar al control me fijé que el mecánico estaba libre y le llevé la bicicleta de Jose para que le reparase una avería que le impedía cambiar de plato. El mecánico nos dijo que nos fuesemos a comer que el repararía la bicicleta mientras tanto.

El control de Brest estaba a revosar de ciclistas. Me encontré con Gavin que se ponía en marcha en ese momento, con Phil, The Wattmeister y con Jordi (con quien también había coincidido varios controles antes). Había bastante cola para la comida y al ir a ponernos en marcha tuvimos que ponernos en configuración de solecito que pica (echarnos crema para el sol, cacao a los labios, etc). En su momento me quedé con la sensación de que la parada había sido demasiado larga, pero ahora, viendo los números veo que paramos una hora y cuarto. No es una gran parada pero no está tan mal teniendo en cuenta lo lleno que estaba el control.

Nos tomamos la subida al "puerto" de Brest con bastante calma. Un poco antes de coronar el puerto nos adelantaron dos ciclistas franceses que rodaban en bicicletas de época. Un coche descapotable con un cámara en los asientos traseros iba grabándoles. Cuando llegaron a nuestra altura nos enfocaron y nos grabaron. Con un poco de suerte salimos en el video oficial de la PBP.

Una vez coronado el puerto seguíamos rodando a un ritmo bastante pausado. Tal es así que nos adelantó el grupo de los de Loudeac (mítico grupo al que Juan y yo nos unimos en 2011) y nos pareció que rodaban demasiado rápido para nosotros. Ricardo tenía bastante sueño y en un momento dado nos avisó que él pararía a tumbarse un rato. Jose y yo seguimos a nuestro ritmo.

Llegamos a Carhaix (km703) cerca de las 16:00. Mientras comíamos algo repasamos el plan que teníamos y los horarios. Llegamos a la conclusión que teníamos que ponernos un poco las pilas si queríamos llegar a Tinteniac (km867) con horas suficientes para dormir.

La parada en Carhaix fue bastante más rápida (38 minutos) y el ritmo al que rodamos a partir de ese momento bastante más ágil. No es que fueramos a lo loco pero si a ese ritmo sostenido que te hace deborar kilómetros. Al poco de ponernos en marcha nos encontramos con el control secreto de la vuelta donde sólo paramos a sellar.

Llegando a los pueblos era habitual ver smilies pintados en el asfalto
En Loudeac (km782) se dió la circunstancia que coincidimos con Agustín, Marcín y David. Cada uno tenía sus circunstancias pero todos teníamos intención de parar a dormir en Tinteniac (km867) por lo que acordamos que al día siguiente nos pondríamos en marcha a las 7:00 de la mañana los cinco juntos. Posiblemente el grupo del Pakefte más numeroso que haya rodado junto en la PBP.

Merienda/cena en Loudeac a las 20:43
Jose, Marcín y yo llegamos juntos a Tinteniac (km867) cerca de las 2 de la mañana. Nos fuimos inmediatamente a pedir cama y nos encontramos con que había cola. En la cola estaba la pareja de catalanes con los que habíamos rodado durante la mañana. Estaban cansados, pero el día se les había dado bastante bien. La cola nos llevó bastante tiempo, pero por fin conseguimos cama y en Tinteniac era en habitaciones de cuatro camas.

Foto que me sacó Tom Jackson cuando nos encontramos en la cola para pedir cama en Tinteniac. Me encanta mi sonrisa.
A mi me tocó dormir con tres españoles con los que habiamos coincidido en ruta durante la tarde. Una vez asegurada la cama me fuí a sellar, pero en esta ocasión sólo cené un platano y pasé de ducharme. Me acosté y me dispuse a dormir tres horas y media.

Todavía sonriendo después de haber dormido sólo tres horas y media
Comedor de Tinteniac (km867) a 6:41 de la mañana. Mi vista mientras desayuno.
A las 7:02 estábamos los cinco listos para ponernos en marcha. La etapa desde Tinteniac a Fougueres (km921) era de sólo 54km y la hicimos a lo que yo describiría como a un ritmo ideal. Tal es así que se formó un grupo de ciclistas a nuestra rueda (incluida la pareja de catalanes) en las que todo el mundo parecía rodar cómodamente y donde se oían varias conversaciones simultáneas.

Saliendo de Fougueres rodabamos de nuevo los cinco juntos y se volvió a formar un buen grupo a nuestra rueda. Coincidimos con varios españoles entre los que se encontraba Andrey, con el que tuve ocasión de charlar un buen rato.

En un momento dado me descolgué del grupo y le saqué una foto desde atrás
El caso es que la etapa de Fougueres a Villaines (km1009) es larga (89km) y se hace pesada. Poco a poco el grupo se fue separando. Marcín tiró por delante, en un momento dado perdimos a David y al poco Agustín decidió parar a descansar. Al poco nos quedamos sólos Jose y yo. No rodábamos mal, pero se notaba que se nos estaba haciendo pesada la etapa.

En este tramo nos alcanzó Patricio Coucet un argentino afincado en Lanzarote con el que había coincidido comiendo el sábado antes de empezar la PBP y que en Octubre de 2015 intetará hacer 7 iron man seguidos (uno en cada isla canaria) por una causa benéfica. Patricio tenía dolores en una rodilla y eso hacía que rodase más lento, se adaptó a nuestro ritmo y enseguida aportó ese aire fresco que trae una nueva conversación. Juntos pasamos por Le Ribay, el pueblo que yo siempre recordaré porque fue donde cumplí mi primer 1.000 y juntos llegamos a Villaines.

El primer 1.000km de mi vida se dio en Le Ribay haciendo la PBP2011, esta foto es de entonces
Yo entrando en Villaines. Nótese la cantidad de público. La foto es de Patricio
Llegar a Villaines por la tarde siempre es un placer. Todo el pueblo está en la calle atraido por la cantidad de ciclistas. Justo cuando estábamos aparcando nuestras bicicletas llegó Marcín, nos fuimos los cuatro juntos a sellar y después de sellar Patricio se fue al médico a que le mirasen la rodilla, Jose sacó algunas fotos con la gente del pueblo; quedamos todos en el restaurante hacia donde Marcín y yo nos encaminamos.

Cuando Marcín y yo acabábamos de comer llegaron Jose y Patricio y al poco llegó Agustín. y como no tenía intención de parar mucho acordamos que le esperaríamos. También nos encontramos con Ricardo que estaba comiendo unas mesas más allá. Patricio dijo que prefería ir a su ritmo por lo que se puso en marcha antes que nosotros y ya no le volvimos a ver. Cuando nos disponíamos a arrancar Agus nos dijo que tirásemos nosotros que él preferia descansar un poco más. En cualquier caso volvimos a quedar para la mañana siguiente, a las 7:00 en Dreux para hacer juntos la entrada en Paris.

Al poco de salir de Villaines adelantamos a Ricardo que se había parado a la entrada a un prado y también al poco de salir de Villaines volvimso a separarnos de Marcín que se estaba revelando como el ciclista Guadiana.

El tramo de Villaines a Montagne (km1090) es que yo más temía de toda la PBP. En el 2011 fue la parte que más dura se me hizo. No sólo tiene uno ya el cansancio acumulado de casi tres días sobre la bicicleta sino que es una etapa bastante larga (81km) con tramos de rectas interminables y constantes sube y baja rompepiernas.

Más o menos a mitad de tramo vimos un puesto de espectadores en los que ofrecian café y Jose comentó que le apetecería uno. Ese comentario me recordó que yo tenía un geles con cafeina que llevaba por si me daba mucho sueño o necesitaba en algún momento un punch de energía. Saqué uno de mi bolsa delantera, lo abrí y se lo ofrecí a Jose.
Se ve que el gel le hizo efecto porque en los kilómetros de aproximación a Montagne, justamente donde la carretera se hace más pesada y rompepiernas recuperamos un muy buen ritmo. Tal es así que constantemente tenía que recordarme que ese mismo recorrido en otras circunstancias se puede hacer durísimo. Incluso el repecho de llegada al control no me pareció para tanto.

Llegamos a Montagne y aparcamos las bicicletas justo a la entrada del control (la experiencia es un grado) y sellamos un poco antes de las ocho de la tarde. Nada más sellar me dirigí al servicio y me encontré con Ricardo que salía y me comentó que pensaba dormir algo en Montagne. No me quedó muy claro en que momento nos adelantó Ricardo, pero tampoco me quedó muy claro en que momento adelantamos nosotros a Marcín con el que nos juntamos un poco más tarde.

Cena en Montagne. Aréciese el incremento de dulces
Se ve que Montagne era un punto de encuentro porque también nos encontramos con David y con él hicimos cuarteto del pakefte y afrontamos los "tres repechos encadenados a la salida de Montagne" que vimos que Roberto había puesto en el guasaps.

La verdad es que afrontamos los repechos con muy buen ánimo y a muy buen ritmo. Yo, por mi parte, he de reconocer que por algún motivo que todavía no me he conseguido explicar me encontré realmente bien y decidí subir cada uno de los repechos a ritmo; pidiéndole al cuerpo marcha y sorprendiéndome de que mi cuerpo me respondía con ganas de juerga.

Cada vez que veía un cartel anunciando lo que nos quedaba hasta Paris comentaba en alto que tenía tentaciones de tirar sin parar a dormir en Dreux. Lo decía sólo de boca para afuera, pero a David parece que le inspiró porque hizo un par de llamadas y después de asegurarse de que tendría donde dormir una vez llegado a París anunció que él no dormiría en Dreux.

Una vez pasados los repechos la carretera se hace mucho más llana y es más fácil mantener una velocidad de crucero sostenida. Curiosamente en esta parte de la carretera me empezó a dar el sueño. Tenía las pulsaciones muy bajas y, básicamente, mi cuerpo estaba echando el cierre; tuve que dar un par de tirones para activarme.

En este momento estábamos un poco dispersos por la carretera. Yo circulaba con David, pensábamos que Marcin estaba por delante y Jose por detrás. Al poco volvíamos a estar los cuatro juntos y un poco más adelante otra vez separados. El que se pusiera a llover no ayudó. Como siempre pasa empieza a llover, paras, te pones el chuvasquero y a la que te pones en marcha deja de llover. Al poco Jose tuvo un problema con su gps y se paró, un poco más adelante me di cuenta que nos habíamos salido de la ruta y avisé a David que rodaba justo delante de mi.

Estaba claro que estábamos en Dreux (km1165) y yo reconocía la zona como que el control no debería estar muy lejos, pero el ver que en las dos últimas rotondas no había señales nos dejó claro que nos habíamos saltado un giro.

No llegó la sangre al rio, al poco vi el control detrás de un centro comercial y hacia allí nos dirigimos. Acabamos entrando por donde salían los ciclistas, pero lo que cuenta es que llegamos.

Como en todos los controles en los que paraba a dormir dejé la bicicleta e inmediatamente me dirigí al dormitorio a pedir cama. En este caso me vino genial, en el dormitorio me dieron la última cama disponible y a partir de ese momento mandaron a los demás ciclistas a dormir a otra sala.

Me tomé un platano y un pastelito de chocolate y me acosté. En Dreux no nos daban mantas y yo tenía un poco de frio por lo que decidí usar el saco térmico que llevo para emergencias. Al final dormí cinco horas como un lirón.

Desayuno en Dreux. Nótese la cantidad de dulce
La sorpresa al levantarme fue que llovía. ¡Llovía bastante! Y parecía que cuando más llovía era cuando tratábamos en encontrarnos los unos a los otros en el parking de bicicletas. ¡Una oportunidad de sacarle provecho a los guardabarros! Al final nos pusimos en marcha Jose, Agus y yo. Marcín ya iba por delante.

Los 65 kilómetros que hay de Dreux a Paris fueron un paseo triunfal. No me importó que lloviese, en realidad ya no llovía tanto y no hacía frio: no me importaron los repechos, en realidad no eran para tanto y el paisaje era precioso; ni siquiera me importunó mucho un británico (a juzgar por el cullote, todo con la union flag, que llevaba) estuviese a punto de tirarnos por ir haciendo el tonto en la bicicleta, le increpé, él se disculpó y todos tan felices. Sobre todo yo. Era el momento de disfrutar y de aprovechar el único estado mental en el que nos encontrábamos para discutir de lo divino y lo humano. La relación entre el dolor, el sufrimiento y el placer, el uso del deporte como exaltación de las naciones o Fernando Alonso fueron sólo alguno de los temas que tocamos saltando de uno a otro con la clarividencia que sólo las circunstancias en las que rodábamos pueden darte.

Aproximándonos a Paris dejó de llover y parámos a quitarnos los chuvasqueros y ya de paso que se nos viesen los maillots. Claro que al poco, a dos kilómetros de la llegada, Agustín nos anunció que tenía una rueda pinchada. Al principio pensamos que era una broma, pero luego al ver que no lo era nos lo tomamos a broma. Como no podía ser de otra manera la lluvia arreció un poquito, Agustín se sentó en la carretera (en realidad un camino asfaltado y sin tráfico en medio de un parque) a arreglar el pinchazo, Jose se dedicó a grabar unas tomas de los ciclistas que nos adelantaban y yo a comunicar el Pakefte que volvíamos a ser protagonistas de una anécdota graciosa.

Agustín reparando el pinchazo de su rueda trasera
Una vez reparado el pinchazo nos pusimos en marcha y antes de que nos diesemos cuenta, casi por sorpresa, ya estabamos pasando sobre el control que tomaba el tiempo con los chips. Acabábamos de acabar la PBP2015 (yo no pinché en los 1.200km de la ruta).

5 meses después de haberme roto el fémur y una vertebra acababa la PBP sonriendo
Aparcamos la bici y nos dirigimos a poner el último sello. ¡Menuda cola nos encontramos! A las 10:53 me tomó tiempo el chip y a las 11:22 me pusieron el tiempo al sellar la brevet ¡Casi media hora de cola!

Agustín, Marcín, Jose y yo
No hubo tiempo para mucho más. A la cola de sellar le seguía otra cola igual de larga para coger la comida. Yo decidí no esperar. Tenía que coger un vuelo esa misma tarde a las 19:00 y todavía tenía que ir al hotel, empaquetar la bici, ducharme, comer algo y llegar al aeropuerto por lo que me despedí de mis compañeros de ruta y me puse en marcha.




Al final me dio tiempo a dormir una hora en el hotel antes de salir para al aeropuerto y una vez allí me llevé la sorpresa de que me habían puesto en primera. Me vino genial el poder entrar en la sala vip donde procedí a relajarme una vez asaltado el buffet que tenían. Curiosamente no dormí durante el vuelo, la comida que me ofrecieron estaba realmente buena y yo seguía teniendo hambre...

Llegué a casa, me duché, volví a cenar y me acosté a dormir con una sonrisa. Estaba realmente feliz.

En la página web gicentre.org/pbp2015 se pueden crear unos gráficos muy interesantes de como ha evolucionado la Paris-Brest-Paris de cada uno. Copio abajo los míos.

Mi evolución respecto al resto de ciclistas - (c) Jo Wood, 2015, giCentre, City University London
El margen de tiempo que tenía en cada etapa - (c) Jo Wood, 2015, giCentre, City University London
Este video muestra como evolucionó mi posición con respecto a los otros ciclistas a lo largo de todo el evento.


A cuidarse
Javier Arias González