martes, 16 de mayo de 2006

Puerto de la Cubilla 14/05/2006

¿Qué pasa “biciosos”?
 
Resulta que habíamos quedado en subir al puerto de la Cubilla. Raúl, Jorge y yo. Vale, pues vaya por delante el perfil del mencionado puerto

(perfil sacado de la página del Grupo Ensidesa Cicloturismo)

Asusta verdad. Pues a este perfil abría que añadirle que salimos desde Pola de Lena, fuimos a Campomanes y de Campomantes a Sotiello. En total entre 8 y 10 Km más. En total, ni pa' ti ni pa' mi, 70 Km de ruta; todo asfalto; todo pa'rriba. Porque de Pola de Lena a Sotiello es todo para arriba; la prueba es que cuando bajamos lo hicimos a plato y eso, con 70Km en las piernas yo sólo soy capaz de hacerlo si pica para abajo.
 
En fin, advertido no puedo decir que no estuviese. Se traían Raúl y Jorge una discusión sobre los kilómetros de puerto. 25 decía Raúl, 15 decía Jorge. En cualquier caso yo ya iba preparado para subir, subir y después subir.
 
Quedamos a las 08:30 por eso de que así no estaríamos mal de tiempo. Claro que la mañana empezó curiosa. De momento a mí, el freno delantero no me funcionaba y Jorge se presenta con la rueda trasera pinchada. Solucionamos ambos contratiempos, subimos las bicis a la baca del coche de Raúl y nos pusimos en marcha. No llevábamos ni un kilómetro cuando se mi bici se desplomó sobre el lateral del conductor. Menudo susto. Parada de nuevo para volver a colocar la bici y nos ponemos en marcha. Empezábamos con cierto retraso.
 
Llegamos a Pola de Lena y rápidamente nos pusimos en marcha. Jorge nos había comentado la posibilidad de ir a visitar la iglesia de Santa Cristina de Lena (monumento del prerrománico asturiano, patrimonio de la humanidad), pero con buen juicio decidimos dejarlo para la bajada, si teníamos tiempo.
 
Como apuntaba al principio, esta salida se trata de subir y, para mí, desde Pola ya se está subiendo. Para Jorge y Raúl no, era un falso llano. ¡¡¡Coño!!! si es un falso llano porque va Raúl de pie sobre la bici pedaleando a su ritmo característico... Menudo ritmo que nos puso. ¡Pero si quedan un montón de kilómetros!, ¡Que nos vas a matar!.
 
Menos mal que apareció un ciclista de carretera parado en la carretera y nos pidió una bomba para hinchar la rueda que se le había pinchado. Di gracias a dios cuando el ciclista comentó "yo doy la vuelta, no tengo bomba y no quiero quedarme tirado más adelante". Menos mal. El tipo tenía cuerpo de ciclista, bici de ciclista y si le da por seguir nuestro camino lo del tirón de Raúl iba a quedar en un ligero calentamiento.
 
Seguimos subiendo y alcanzamos un ciclista con bici de montaña. La verdad es que el tío iba parado. Pensamos "este no llega arriba" faltan un montón de kilómetros y va fatal. Le adelantamos cual fieras, saludando al sobrepasarle y pretendiendo que no nos costaba esfuerzo mantener el ritmo. Lo normal en estos casos.
 
Más o menos a esta altura me llamaron los colegas de Madrid. La verdad es que entre el ruido, la poca cobertura y el esfuerzo de seguir dando pedales no pudimos hablar mucho, pero si lo suficiente para entender que ellos se habían subido las 3 zetas en la sierra madrileña. ¡¡Caramba!! Aquí todo el mundo sube y sube sin parar.
 
La subida al puerto de la Cubilla es preciosa. Se va ganando altura sobre un valle a fuerza de hacer zetas en una carretera en la que apenas pasa un coche cada quince minutos. 

Raúl empezó a notar los efectos del catarro y la fiebre y se puso un ritmo adecuado para no quemarse por la dificultad de respiración. En un momento dado dice Jorge. "No es por acojonar, pero tenemos que subir hasta allí" y va el tío y señala la línea que se ve en la foto.

Pero Jorge, esa carretera esta a lo lejos y arriba, pero que muy a lo lejos y muy arriba, tu no lo dirás por acojonar, pero a mi me has acojonado.
 
Al menos ya tenía una referencia visual. Ya podía ir midiendo cuanto faltaba para llegar arriba. Y eso, cuando no conoces la ruta, siempre es un consuelo.
 
Bueno pues no. Llegamos a lo que en la foto sería el final del puerto y no. ¡¡¡No lo era!!! Era una curva y seguía. ¿Qué le vamos a hacer? Sigamos subiendo. Mucho no podía faltar. Las señales de tráfico me habían indicado que llegaríamos al puerto cuando mi ciclocomputador marcase 32Km de ruta y ya marcaba 32Km. Faltaba poco.
 
Me puse un poco a la rueda de Jorge y empecé a pensar en como preparar el sprint. Check para ver como voy de fuerzas.... levantar ligeramente el ritmo para saltar un poquito desde atrás y.... curva a la derecha.
 
¿¿¿¿PERO FALTA TODAVÍA TODO ESO????? "Claro" contestó Jorge tan tranquilo. ¿Como que claro? No puede ser. Ante nosotros aparecen por lo menos tres o cuatro kilómetros más de buena subida. (la foto la saqué en la bajada. Lo que se ve es parte de lo que descubrí al girar la curva que se ve al fondo de la foto) A tomar por el saco mi sprint y a seguir subiendo. Mirad que nos esta quedando larga esta subida.
 

Por fin llegamos al puerto de la Cubilla donde hacia un viento de cuidado. Creo recordar que subimos a una velocidad media de 12Km/h aproximadamente. Nos sacamos la foto de rigor ante la señal para que os lo creáis, nos comimos los trozos de empanada que Jorge había comprado y enseguida a bajar. Jorge bajó como un águila. Yo, como siempre, me quede sin freno delantero en la bici y baje todo el puerto, 26 Km, detrás de Raúl y rezando para que el freno trasero aguantase.
 
Todavía no habíamos llegado a Campomanes y ya nos había llamado Jorge para preguntarnos donde estábamos. El ya estaba donde el coche. En su bajada había alcanzado a dos ciclistas de carretera que se habían puesto a bajar unos minutos antes que nosotros. Y... estos,  para vengarse, digo yo, le habían llevado hasta Pola de Lena a ritmo de bici-de-carretera-movida-por-dos-jovencitos-que-todavía-se-iban-hasta-Sama. Para mi que lo de bajar como un águila fue literal.
 
Raúl y yo de Campomanes a Pola de Lena fuimos a plato (porque era bajada) a un muy buen ritmo y, aun así, llegamos a Pola de Lena cerca de 20 minutos más tarde que Jorge. Total que se nos había echado el tiempo encima. Eran prácticamente las 14:30 cuando salíamos de Pola de Lena en el coche. Cansados, muy cansados, pero contentos, muy contentos con la ruta.
 
Como últimamente pasa en todas las rutas siempre nos acordamos de los madrileños y de lo bien que estaría que se viniesen a Asturias a hacerse esta u otra ruta/s. Ya les tenemos prometida una espicha para cuando se decidan. Entrenamiento no les falta. Las tres zetas no es moco de pavo. 
 
A cuidarse
Javier Arias González

Subida a Santo Firme 1/5/2006

¿Qué pasa “biciosos”?
 
Resulta entre el treinta de Abril y el primero de Mayo se celebra en el alto de Santo Firme una mezcla de acampada juvenil, romería y comida campestre. Resulta, también, que Raúl tiene por tradición subir cada año en bicicleta. Ya me lo había comentado el en la salida a la cantera abandonada (ver entrada "Visita a la Cantera abandonada 29/04/2006"), "El lunes subimos a Santo Firme". "Vale" dije yo. "Salida corta, subida corta, fiesta al final, bien para finalizar un buen fin de semana ciclista" pensé yo. Para los no informados Santo Firme es un alto que está a unos 5 ó 6 kilómetros de Lugones y aunque la pendiente es pronunciada la subida es corta; yo diria que desde Lugo de Llanera habrá entre dos y tres kilómetros.
 
En la salida del regreso al Padrún (ver entrada "El regreso al Padrun 30/04/2006") quedamos los implicados. Todos menos la Apisonadora de cuatro caños que el lunes trabajaba. Lo que estaba claro es que salir para únicamente subir a Santo Firme no podía ser para unas figuras del ciclismo como nosotros y, por lo tanto, teníamos que ponernos metas mas "altas" (nunca mejor dicho). El plan final era irnos hasta los túmulos de Monteana (o monte aereo, como querais) y a la vuelta subir a Santo Firme. ¿Por que irse a 30 Km, subir un monte, bajar el monte, volver prácticamente al mismo punto y finalmente subir a Santo Firme?. Pues no hay una respuesta razonable. Que le vamos a hacer. Asi son las cosas en este grupo de pirados. El tema es que mi pensamiento de salida corta y relajada para finalizar un buen fin de semana ciclista se fue al garete.
 
Ni de Monteana ni de Santo Firme he podido encontrar los perfiles. No figuran en los registros ciclistas. Sirva como descripción que son subidas cortas pero intensas, subidas en las que pones mucho esfuerzo y al final te dejan sudoroso y jadeando, pero a la vez satisfecho y feliz contigo mismo. Por poner un símil gráfico podríamos decir que estas subidas son orgasmos ciclistas.
 
En fin, quedada a la hora habitual en el bar habitual (el carrasco) y salida sin más pretensiones. Ir a Monteana mola..... Es cuesta abajo mayormente. Lo cual tiene truco, porque ir se va, pero volver cuesta. Casi sin darnos cuenta llegamos a las faldas de Monteana. Y la verdad es que uno llega contento, relajado, descansado, animado, con ganas de juerga pero claro, aparece a lo lejos la cuesta de hormigón a subir  y se le pasa de repente la alegría, el relax, el ánimo y empieza a sentirse cansado por adelantado.
 
La foto es un poco engañosa. Parece que la rampa a subir sale de la casa de la izquierda, va hacia la casa de la derecha, hace lo que llamamos una zeta y sigue subiendo.... Pues no. En realidad se sube todo de frente hasta la casa de la izquierda, de esta se sigue la línea de los setos y los árboles y se hace una zeta justo en el borde con la parcela de eucaliptos jóvenes (bastante a la izquierda de la casa de la derecha). Esto cambia, y de que manera, las pendientes a subir. Creedme. Pendientes duras. Cortas, pero duras.
 
Justo a la entrada de la pendiente voy y pico en la más clásica broma de nuestro grupo. Se trata de dejar que un inocente se adelante y frente a un crucé se le indica ¡¡¡A LA DERECHA!!!! (en dirección a la casa de la derecha). El inocente cambia de piñones, se levanta sobre la bici y se pone a pedalear cual machote. Todo esto hasta que se da cuenta de que el resto del grupo se esta descojonando porque, en realidad, era por la izquierda. Desde aquí se lo advierto a los madrileños. Esta es la broma más clásica y en ella os tocará caer. Mirad que os advierto que los más peligrosos son Jorge y el Traper; aun así os tocará caer. Aunque sólo sea para hacerme pensar que yo no soy el único pardillo.
 
Después de la subida de hormigón (corta, intensa, sudorosos... etc, etc) llega un ¿agradable paseo? por un bosque de eucaliptos. Y me pregunto si agradable paseo porque la pista por la que rodamos pica para arriba que da gusto. Como dice el Traper "Yo regulo que esto cuesta".
 
Bueno, subida a Monteana y llegada a los túmulos. Se trata de un monumento, tumba o algo así de la prehistoria. Se ve que a los antepasados de los astures les gustaba poner tres piedras de cualquier manera sobre un monte para hacer que sus descendientes subiesen en bici a visitarlos. La mar de graciosos los antepasados de los astures, de hay les viene el sentido del humor a los asturianos. Vaya una foto para mostrar las piedrecitas y los tres querubines.

En la bajada de Monteana hay un mirador con unas vistas preciosas sobre el valle. No tengo foto (y eso que ya he ido tres veces), en la próxima vez a ver si me acuerdo :-). Aparte del mirador la bajada es rápida e intensa. Para mí que a Monteana no se puede subir más que escalando una de estas cuestas imposibles.
 
Venga, ya hemos bajado Monteana; vámonos para Santo Firme.... Vámonos para Santo Firme pero subiendo. Una vez bajado Monteana estas abajo. Muy abajo. Y si el camino de ida fue cuesta abajo de aquí se sale subiendo. Más o menos intensamente pero subiendo. Pasa lo de siempre. De repente a Raúl se le ocurre un atajo. (Otra advertencia para los madrileños, nada de atajos ni variantes, son, casi al 100% encerronas, preguntadle al Traper por esto que os cuento). Nos metemos por el atajo y el atajo tiene la pinta que se muestra en la foto. Tela con la pendiente.

 Con el atajo llegamos ¿antes? a las faldas de Santo Firme. Y digo yo. ¿Qué prisa teníamos nosotros por llegar a Santo Firme?¿no podríamos haber ido por otro camino menos empinado? Pues no, y nada de quejarse, nosotros subimos por donde haga falta y sin llorar. Aunque ganas de llorar si que te entran cuando te acercas a Santo Firme y ves la cuesta que te espera a lo lejos.

Vamos a ver, pregunto yo, ¿qué pasa, que ha sido el becario al que le han encargado que diseñase la subida a Santo Firme? ¿qué pasa que el día que explicaron en clase que las carreteras no deberían subir a los montes de frente no fué a clase el becario?.
 
Jorge subió Santo Firme a toda pastilla, llegó a la cima y en vez de parar, como habíamos quedado, a tomarse unas sidras siguió hacia arriba (empieza a ser una costumbre en este grupo). Raúl se levantó sobre la bici, empezó a pedalear a ese ritmo que te mata y subió como quien no quiere la cosa. Traper subió a Santo Firme en reserva y yo parando de vez en cuando a tomar aire con la disculpa de sacar fotos.
 
Menos mal que llegamos al bar. Llamamos a Jorge para que diera la vuelta y bajase de donde había subido y pedimos unas sidras. La fiesta/romería tenía de todo comidas familiares, concurso de rana, gaiteros, etc.
 
En la bajada de Santo Firme volví a quedarme sin frenos. Cada vez que me tomo unos culines de sidra me fallan los frenos de la bici. Conseguí frenar la bici haciendo rozar mi zapatilla contra el suelo. Emocionante, vibrante para el pie y la pierna y ligeramente acojonante, pero conseguí frenar, que, después de todo, es lo importante ¿no?.
 
No hubo más novedad. Ataque y sprint masivo en los últimos metros como es habitual y hasta la siguiente salida.
 
A cuidarse
Javier Arias González

lunes, 15 de mayo de 2006

El regreso al Padrún 30/04/2006

¿Que pasa "biciosos"?
 
Esta crónica va a ser breve. Es un recorrido ya conocido (ver Subida al Padrún 23/04/2006) y un perfil conocido:

(perfil sacado de la página del Grupo Ensidesa Cicloturismo)

La idea era enseñar el recorrido que habíamos hecho Raúl, Oscar y yo al resto de la banda, es decir Jorge y Traper. 

Es decir, que me voy a concentrar en las anécdotas y así, por una vez, me saldrá un crónica breve.
 
Recuerdo que la ruta es de derecha a izquierda según el perfil. Subiendo a la Manzaneda nos habíamos parados ha hacer unas fotos y nos adelantó un ciclista. La apisonadora se tiró a su cuello y el ciclista respondió picado. El Traper y yo que íbamos al tran tran les vimos a lo lejos encarar un repecho de aupa con Oscar en primer lugar y el ciclista claramente retrasado. Si es que los hay imprudentes.
 
Sobre la bajada de la Manzaneda todos estamos de acuerdo mola un montón por ser recta y muy pendiente. Tienes mucha visibilidad y puedes dejar caer la bici. Las velocidades son impresionantes para globeros como nosotros.
 
Subida impresionante al Padrún sin más novedad que constatar que el Traper está fuerte como un toro y subió como un campeón. Y eso que se presentó a la salida fuera de forma.
 
En la bajada del Padrún cambio de planes. Si es que siempre hacemos lo mismo. Vamos a explorar la otra vía que nos había comentado un lugareño (ver Subida al Padrún 23/04/2006). Este nuevo camino resultó ser más bonito. Menos pendiente, más bici de montaña. No nos perdimos, pero para compensar la aventura voy yo y me quedo sin frenos en la bici. No veais lo emocionante que es bajar sin frenos. Entre los cinco no fuimos capaces más que de hacer que frenasen un poquito. Que bajada dios, que bajada.
 
Las cosas en este grupo son así, yo me quedo sin frenos y la torta bajando se la pega mi tío. No le pasó nada, pero se pegó una buena torta. Moraleja. No se debe bajar demasiado despacio. Si frenas mucho la bici (no como yo, que la frenaba poco tirando a nada) puedes salir volando por encima del manillar.
 
Mira por donde el nuevo camino nos lleva de nuevo a Olloniego. Caramba, caramba, para salir de Olloniego hay que subir la Manzaneda. El perfil dirá lo que quiera, pero la señal de tráfico advierte de un 14% y ahora tengo pruebas:


El Traper ya tiene la muesca del alto de la Manzaneda en su cuadro. Se lo subió enterito a plato mediano. Si es que estamos como bestias.
 
Llegamos al alto de la Manzaneda y que decidimos hacer, pues acercarnos a Lugones por un "atajo". Casualidad de las casualidades (porque esto no suele pasar) el atajo tiene alguna que otra rampa y nos acerca a la Grandota. En el cruce definitivo decidimos que la grandota espera a otro día que mejor nos vamos a "la moncloa" a tomar unas sidras. Asaltamos lo bocaditos de queso cabrales y chorizo. Después de todo al único que conocían por aquellos lares era 
a Raúl.
 


Bajando de "la moncloa" hacia Lugones me volví a quedar sin frenos. Esto si que es emoción. Cansado, con unos culines en mi estomago vacío, bajando y sin frenos. Tengo que confesar que parte de la bajada la hice andando. Leches (como dice Bernardo, camera café) que llevo casco, pero no armadura.
 
Poco mas que contar sobre este día.

A cuidarse
Javier Arias González

Visita a la Cantera abandonada 29/04/2006 (conceptos alto-bajo arriba-abajo)

¿Que pasa "Biciosos"?

Voy con retraso, lo se. Pero me he propuesto adelantar trabajo y voy a empezar por la ruta de la Cantera abandonada. De esta ruta no hay perfil, pero no hace falta. En ella se me asentaron los conceptos alto-bajo arriba-abajo y la relación entre ellos de forma indeleble para el resto de mis días. Además en ella tuve la ocasión de pasar por pueblos (Carbayin, Tuilla) de los que siempre había oido hablar y que intuía cerca de Lugones pero que nunca había visitado. En fin toda una aventura.

La cosa empezó así. A Raul le enseñaron una ruta. Raul se llevó a Jorge, Oscar y Traper a conocerla. Yo, que soy un envidioso, le pedí a Raul que también me enseñara la ruta y el Sábado 29 quedamos para ir a conocerla.

Los primeros kilómetros de la ruta no tuvieron novedad, carretera de Santander y al tran tran hasta que llegamos a una rotonda (ya nos habíamos desviado en Pola de Siero, o era el Berrón, ya no me acuerdo. Raul dirá) con una señal indicando Carbayin Bajo... a la izquierda. Pues nada, camino de Carbayin Bajo y sin novedad. Y uso la expresión "sin novedad" porque por estos lares la conversación versaba sobre el ejercito, los años de la mili, las aventurillas, los arrestos y estas cosas que de vez en cuando nos contamos los paisanos para recordar tiempos mozos. Llegamos a Carbayin Bajo (nótese el subrallado) y claro, la cosa se complicó. Donde hay un Carbayín Bajo tiene que haber uno Alto. ¿o no?. Pues si, si que lo hay. Y yo lo sabía, desde pequeño había oido Carbayín Alto por aquí, Carbayin Bajo por allá y nunca me había preguntado el porque de esta distinción. Bueno pues la distinción es clara y evidente. Carbayin Bajo está abajo y Carbayin Alto está en todo lo alto. La única forma de ir de Carbayin Bajo a Carbayin Alto es subiendo. Y cuando hablamos de subir hablamos de que Raul va de pie sobre la bici marcando ritmo y yo detrás, cada vez más, sentado y dando pedales como un loco. Raul va y se marca la subida entera de pie sobre la bici. Tampoco es que me extrañe, yo le he visto subir el Naranco de pie sobre la bici. No me extraña, pero me exige, llego a Carbayin Alto pensando si a esta gente no le importaría vivir en Carbayin Bajo. Que, digo yo, esta más a mano... Ellos verán.

Yo pensaba para mí, lo bueno que tiene llegar a un pueblo que se llama XXXXXX Alto es que no se sube más, o llaneas o bajas. Pues no. De Carbayin Alto se puede seguir subiendo, y mucho. No muy pendiente, pero subiendo. Y nosotros subimos, bastantes kilómetros (ya no me acuerdo de cuantos, ¿6?, no tendría que haber tardado tanto en ponerme con la crónica), suficientes para pensar que existía un Carbayin Alto Plus del que yo no había oido hablar. Al final dimos la vuelta a todo el valle, precioso, y durante toda la vuelta fuimos ganando altura.

Por fin llegamos a un pueblo que se llama "El Plano". Que cachondos los del pueblo... El Plano hace honor a su nombre no más de 100 metros, el resto es para arriba; o para abajo, según se mire, pero nosotros en este caso, y como casi siempre, mirabamos para arriba. Pues no se hable más seguimos subiendo.

Practicamente sin avisar llegamos a la cantera abandonada. Digo yo que sería de oro, diamantes o algún otro material precioso, no creo yo que a nadie se le ocurriese subir hasta allá arriba para cojer simples piedras. Las vistas, geniales, el entorno todo paz y tranquilidad. Los caballos pastando,


un par de pequeñas lagunas y una calma únicamente interrumpida por el ritmo de mi respiración.



Mereció la pena haber subido, pero ahora toca bajar. Y vaya que si bajamos. Bajadas "metafísicas". Bajando se avanza rápido y pronto llegamos a meternos en un bosque. ¡¡¡Que maravilla!!! Un bosque de castaños viejos, precioso. Al principio tuvimos que bajar a pie. Entre la pendiente y el barro no había manera de bajar sobre la bici. Pero cuando ya nos pudimos poner sobre la bici pudimos disfrutar de un verdadero paseo de bici de montaña.



Salimos del bosque y llegamos a Baeres de Arriba. Ya estamos otra vez que si alto-bajo, arriba abajo. ¡Coño la bajada a Baeres de Abajo!. Para mi que la gente de estos dos pueblos se llevan mal los unos con los otros porque han puesto todos lo impedimentos físicos para poder ir facilmente de un pueblo a otro. Menos mal que bajabamos y no subíamos. Tela, tela, tela la bajada de hormigón.

Seguimos bajando, lo normal después de haber subido tanto, y llegamos a Tuilla. En Tuilla una señal de tráfico nos indica que Carbayin Alto está a 3Km. Bueno, pienso yo, no estamos tan abajo. Pasamos Tuilla. Llevamos un rato subiendo y una señal de tráfico nos indica que Carbayin Alto sigue estando a 3 Km. ¡Coño, si en Tuilla son casi tan cachondos como los de El Plano!. A joderse con el humor asturiano. Con tanto bajar Raul cojió la subida a Carbayín Alto con ganas. El ritual habitual. Se levanta sobre la bici. Pone esa cadencia que te dormiría si no fuera porque tienes que dar pedales y a subir con una fuerza impresionante. Menos mal que en Carbayin Alto hay una fuente (¿de donde bajará el agua?) y paramos a repostar.

De Carbayin Alto bajamos al alto de la Gargantada (¿Alguien lo entiende?) de allí como balas a la carretera de Santander. Y digo como balas porque Raul se empeñó en mostrarme lo mucho que corre su bicicleta cuando, cuesta abajo, pone su plato de 46 díentes con el piñón pequeño a trabajar. Yo, con mi plato de 44 dientes no podía más que ver como se alejaba. Echemosnos a temblar cuando le traigan el plato (mejor llamarle paellera) de 48 dientes que tiene encargado.
La ruta llegaba al final. Raul me dejó probar unos kilómetros para ver lo que pesaba el plato. Ya me picó el tío y ahora ando pensando en hacerme con un plato de 46 dientes para perseguir ciclistas de carretera. Que vicio.

Poco más un pinchazo casi llegando a casa en mi rueda delantera. Lavado de bicis y quedada para el día siguiente en salida del grupo al completo.

Venga, a cuidarse.
Javier Arias González