¿Qué pasa “biciosos”?
Resulta que habíamos quedado en subir al puerto de la Cubilla. Raúl, Jorge y yo. Vale, pues vaya por delante el perfil del mencionado puerto
(perfil sacado de la página del Grupo Ensidesa Cicloturismo)
Asusta verdad. Pues a este perfil abría que añadirle que salimos desde Pola de Lena, fuimos a Campomanes y de Campomantes a Sotiello. En total entre 8 y 10 Km más. En total, ni pa' ti ni pa' mi, 70 Km de ruta; todo asfalto; todo pa'rriba. Porque de Pola de Lena a Sotiello es todo para arriba; la prueba es que cuando bajamos lo hicimos a plato y eso, con 70Km en las piernas yo sólo soy capaz de hacerlo si pica para abajo.
En fin, advertido no puedo decir que no estuviese. Se traían Raúl y Jorge una discusión sobre los kilómetros de puerto. 25 decía Raúl, 15 decía Jorge. En cualquier caso yo ya iba preparado para subir, subir y después subir.
Quedamos a las 08:30 por eso de que así no estaríamos mal de tiempo. Claro que la mañana empezó curiosa. De momento a mí, el freno delantero no me funcionaba y Jorge se presenta con la rueda trasera pinchada. Solucionamos ambos contratiempos, subimos las bicis a la baca del coche de Raúl y nos pusimos en marcha. No llevábamos ni un kilómetro cuando se mi bici se desplomó sobre el lateral del conductor. Menudo susto. Parada de nuevo para volver a colocar la bici y nos ponemos en marcha. Empezábamos con cierto retraso.
Llegamos a Pola de Lena y rápidamente nos pusimos en marcha. Jorge nos había comentado la posibilidad de ir a visitar la iglesia de Santa Cristina de Lena (monumento del prerrománico asturiano, patrimonio de la humanidad), pero con buen juicio decidimos dejarlo para la bajada, si teníamos tiempo.
Como apuntaba al principio, esta salida se trata de subir y, para mí, desde Pola ya se está subiendo. Para Jorge y Raúl no, era un falso llano. ¡¡¡Coño!!! si es un falso llano porque va Raúl de pie sobre la bici pedaleando a su ritmo característico... Menudo ritmo que nos puso. ¡Pero si quedan un montón de kilómetros!, ¡Que nos vas a matar!.
Menos mal que apareció un ciclista de carretera parado en la carretera y nos pidió una bomba para hinchar la rueda que se le había pinchado. Di gracias a dios cuando el ciclista comentó "yo doy la vuelta, no tengo bomba y no quiero quedarme tirado más adelante". Menos mal. El tipo tenía cuerpo de ciclista, bici de ciclista y si le da por seguir nuestro camino lo del tirón de Raúl iba a quedar en un ligero calentamiento.
Seguimos subiendo y alcanzamos un ciclista con bici de montaña. La verdad es que el tío iba parado. Pensamos "este no llega arriba" faltan un montón de kilómetros y va fatal. Le adelantamos cual fieras, saludando al sobrepasarle y pretendiendo que no nos costaba esfuerzo mantener el ritmo. Lo normal en estos casos.
Más o menos a esta altura me llamaron los colegas de Madrid. La verdad es que entre el ruido, la poca cobertura y el esfuerzo de seguir dando pedales no pudimos hablar mucho, pero si lo suficiente para entender que ellos se habían subido las 3 zetas en la sierra madrileña. ¡¡Caramba!! Aquí todo el mundo sube y sube sin parar.
La subida al puerto de la Cubilla es preciosa. Se va ganando altura sobre un valle a fuerza de hacer zetas en una carretera en la que apenas pasa un coche cada quince minutos.
Raúl empezó a notar los efectos del catarro y la fiebre y se puso un ritmo adecuado para no quemarse por la dificultad de respiración. En un momento dado dice Jorge. "No es por acojonar, pero tenemos que subir hasta allí" y va el tío y señala la línea que se ve en la foto.
Pero Jorge, esa carretera esta a lo lejos y arriba, pero que muy a lo lejos y muy arriba, tu no lo dirás por acojonar, pero a mi me has acojonado.
Al menos ya tenía una referencia visual. Ya podía ir midiendo cuanto faltaba para llegar arriba. Y eso, cuando no conoces la ruta, siempre es un consuelo.
Bueno pues no. Llegamos a lo que en la foto sería el final del puerto y no. ¡¡¡No lo era!!! Era una curva y seguía. ¿Qué le vamos a hacer? Sigamos subiendo. Mucho no podía faltar. Las señales de tráfico me habían indicado que llegaríamos al puerto cuando mi ciclocomputador marcase 32Km de ruta y ya marcaba 32Km. Faltaba poco.
Me puse un poco a la rueda de Jorge y empecé a pensar en como preparar el sprint. Check para ver como voy de fuerzas.... levantar ligeramente el ritmo para saltar un poquito desde atrás y.... curva a la derecha.
¿¿¿¿PERO FALTA TODAVÍA TODO ESO????? "Claro" contestó Jorge tan tranquilo. ¿Como que claro? No puede ser. Ante nosotros aparecen por lo menos tres o cuatro kilómetros más de buena subida. (la foto la saqué en la bajada. Lo que se ve es parte de lo que descubrí al girar la curva que se ve al fondo de la foto) A tomar por el saco mi sprint y a seguir subiendo. Mirad que nos esta quedando larga esta subida.
Por fin llegamos al puerto de la Cubilla donde hacia un viento de cuidado. Creo recordar que subimos a una velocidad media de 12Km/h aproximadamente. Nos sacamos la foto de rigor ante la señal para que os lo creáis, nos comimos los trozos de empanada que Jorge había comprado y enseguida a bajar. Jorge bajó como un águila. Yo, como siempre, me quede sin freno delantero en la bici y baje todo el puerto, 26 Km, detrás de Raúl y rezando para que el freno trasero aguantase.
Todavía no habíamos llegado a Campomanes y ya nos había llamado Jorge para preguntarnos donde estábamos. El ya estaba donde el coche. En su bajada había alcanzado a dos ciclistas de carretera que se habían puesto a bajar unos minutos antes que nosotros. Y... estos, para vengarse, digo yo, le habían llevado hasta Pola de Lena a ritmo de bici-de-carretera-movida-por-dos-jovencitos-que-todavía-se-iban-hasta-Sama. Para mi que lo de bajar como un águila fue literal.
Raúl y yo de Campomanes a Pola de Lena fuimos a plato (porque era bajada) a un muy buen ritmo y, aun así, llegamos a Pola de Lena cerca de 20 minutos más tarde que Jorge. Total que se nos había echado el tiempo encima. Eran prácticamente las 14:30 cuando salíamos de Pola de Lena en el coche. Cansados, muy cansados, pero contentos, muy contentos con la ruta.
Como últimamente pasa en todas las rutas siempre nos acordamos de los madrileños y de lo bien que estaría que se viniesen a Asturias a hacerse esta u otra ruta/s. Ya les tenemos prometida una espicha para cuando se decidan. Entrenamiento no les falta. Las tres zetas no es moco de pavo.
A cuidarse
Javier Arias González