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lunes, 20 de agosto de 2012
martes, 11 de octubre de 2011
En bici pueden pasar estas cosas...
Pero al parecer en Sudáfrica hay más probabilidades...
A cuidarse
Javier Arias González
domingo, 13 de junio de 2010
Kilómetros negros
¿Qué pasa "biciosos"?
Kilómetros negros son esos kilómetros que ruedas sólo porque no le has dicho a nadie que tenías pensado salir. Es un entrenamiento encubierto. Es ponerse a tono sin que los demás lo sepan para luego sorprenderles con tu estado de forma.
No es mi estilo, pero eso es lo que hice yo hoy.
Claro que yo me justifico. Ando preocupado porque las últimas semanas he rodado poco y sin cargarme y el próximo sábado tengo la Quebrantahuesos. Como tenía que estar en casa a las 12:00 y quería rodar muchos kilómetros me puse a dar pedales a las 7.00 de la mañana. Rodando sólo tenía más flexibilidad.
¿Qué hice? Pues me fui hasta Orusco desde casa. Lo que viene siendo. Casa, Marañosa, "San Marting", Vallekillas, Morata, subida al helipuerto, Perales, Tielmes, Carabaña y Orusco. Café y media vuelta. 129 kilómetros en total que me hice en 5 horas y 10 minutos de tiempo total (4:45 de tiempo rodado).
Poco que contar.
No llovió en toda la mañana.
En la rotonda de la estación de "San Marting" llevaba 28.8 km/h de media. Lo mismo es que hacía viento de culo; vamos digo yo.
Increíble pero cierto. No paré, ni siquiera a mear, hasta Orusco.
En Orusco, mitad de la ruta, kilómetro 64.5 llevaba una media de 26.8 km/h. Siguiendo las enseñanzas breveteras (lo suyo es parar sólo 15 minutos) me tomé un café con leche.
Con esto de las enseñanzas breveteras se me acaba de ocurrir un dicho ciclista:
A los 15 minutos exactos me puse a rodar de nuevo. Frio no estaba, pero a las piernas no les hizo nada de gracia.
Es en este momento cuando hago el gesto de ir a poner la música que tengo reservada para la vuelta a casa (música marchosa y tal) y caigo en la cuenta que no me he traído el mp3. Me hice todo el recorrido de ida sin música y ni me había dado cuenta.
Cuando llegué a Morata (al parking del helipuerto) la media era de 27.2 km/h.
Subí Vallekillas muy bien. En la rotonda después de la bajada la media seguía siendo 27.2 km/h.
Subiendo la Marañosa hacía viento de cara. Subía muuuy despacio. Hasta que me adelantaron cinco ciclistas en bicis de carretera. Les saludé, les pedí permiso para ponerme a rueda (siempre funciona) y me resguardé del viento.
Subían rápido. Tanto que descolgaron a dos compañeros. Yo resistía cuanto podía. Es la eterna duda si me quedo con los descolgados voy despacio, si me quedo sólo me como el viento y me canso y si sigo a rueda me canso. Siempre me lo planteo y siempre escojo seguir a rueda.
Cuando las cosas se complicaron (en el último kilómetro de subida) empezaron a tirar. Yo seguí a su rueda cuanto pude, pero al final me descolgaron a mi también.
En la cima de la Marañosa rodé muy despacio para coger aire. Me adelantan como balas los que se habían descolgado.
Me pongo a rueda. En la bajada alcanzamos a los dos que iban por delante.
En arroyo culebro la media seguía siendo 27.2 km/h.
Su ritmo no es que sea muy alto, pero yo ya voy machacado.
En la rotonda del avión nos separamos. Me quedo sólo.
La velocidad media que llevo es de 27.2 km/h. Es una velocidad muy alta. Lo mismo si me esfuerzo la mantengo hasta casa.
En la cuesta de los gitanos me doy cuenta que eso de siempre escoger seguir a rueda en la eterna duda lo mismo no es buena idea. Se cansa uno mucho.
Ruedo lo más rápido que puedo dadas las circunstancias y cuando llego a la avenida de Andalucía la velocidad media sigue siendo 27.2 km/h. Ole, ole y ole. Voy a llegar a casa con esta velocidad. Sólo me queda una subida digna de mención (Rafaela Ibarra).
Subida en la que hago un sprint un poco patético, pero oye, me estaba dejando la piel.
Llego a casa son las 12:10, me ducho, como unas piezas de fruta y nos vamos.
Vuelvo a casa a las 19:30. Me pongo a pasar los datos al ordenador.
Hago el cálculo con decimales y me sale que 27.16 km/h.
Decepción que se me pasa un poco cuando veo que en realidad es mi record de velocidad media desde casa a Orusco ida y vuelta y que el anterior record era de 25.18 km/h.
Bueno, siendo así no está tan mal.
Claro que ahora me he quedado preocupado por culpa de otro dicho ciclista.
Los datos numéricos de la ruta:
A cuidarse
Javier Arias González
Kilómetros negros son esos kilómetros que ruedas sólo porque no le has dicho a nadie que tenías pensado salir. Es un entrenamiento encubierto. Es ponerse a tono sin que los demás lo sepan para luego sorprenderles con tu estado de forma.
No es mi estilo, pero eso es lo que hice yo hoy.
Claro que yo me justifico. Ando preocupado porque las últimas semanas he rodado poco y sin cargarme y el próximo sábado tengo la Quebrantahuesos. Como tenía que estar en casa a las 12:00 y quería rodar muchos kilómetros me puse a dar pedales a las 7.00 de la mañana. Rodando sólo tenía más flexibilidad.
¿Qué hice? Pues me fui hasta Orusco desde casa. Lo que viene siendo. Casa, Marañosa, "San Marting", Vallekillas, Morata, subida al helipuerto, Perales, Tielmes, Carabaña y Orusco. Café y media vuelta. 129 kilómetros en total que me hice en 5 horas y 10 minutos de tiempo total (4:45 de tiempo rodado).
Poco que contar.
No llovió en toda la mañana.
En la rotonda de la estación de "San Marting" llevaba 28.8 km/h de media. Lo mismo es que hacía viento de culo; vamos digo yo.
Increíble pero cierto. No paré, ni siquiera a mear, hasta Orusco.
En Orusco, mitad de la ruta, kilómetro 64.5 llevaba una media de 26.8 km/h. Siguiendo las enseñanzas breveteras (lo suyo es parar sólo 15 minutos) me tomé un café con leche.
Con esto de las enseñanzas breveteras se me acaba de ocurrir un dicho ciclista:
"Cuando paras los 15 primeros minutos recuperas, luego empiezas a enfriarte"
No se si es cierto del todo, me lo acabo de inventar
A los 15 minutos exactos me puse a rodar de nuevo. Frio no estaba, pero a las piernas no les hizo nada de gracia.
Es en este momento cuando hago el gesto de ir a poner la música que tengo reservada para la vuelta a casa (música marchosa y tal) y caigo en la cuenta que no me he traído el mp3. Me hice todo el recorrido de ida sin música y ni me había dado cuenta.
Cuando llegué a Morata (al parking del helipuerto) la media era de 27.2 km/h.
Subí Vallekillas muy bien. En la rotonda después de la bajada la media seguía siendo 27.2 km/h.
Subiendo la Marañosa hacía viento de cara. Subía muuuy despacio. Hasta que me adelantaron cinco ciclistas en bicis de carretera. Les saludé, les pedí permiso para ponerme a rueda (siempre funciona) y me resguardé del viento.
Subían rápido. Tanto que descolgaron a dos compañeros. Yo resistía cuanto podía. Es la eterna duda si me quedo con los descolgados voy despacio, si me quedo sólo me como el viento y me canso y si sigo a rueda me canso. Siempre me lo planteo y siempre escojo seguir a rueda.
Cuando las cosas se complicaron (en el último kilómetro de subida) empezaron a tirar. Yo seguí a su rueda cuanto pude, pero al final me descolgaron a mi también.
En la cima de la Marañosa rodé muy despacio para coger aire. Me adelantan como balas los que se habían descolgado.
Me pongo a rueda. En la bajada alcanzamos a los dos que iban por delante.
En arroyo culebro la media seguía siendo 27.2 km/h.
Su ritmo no es que sea muy alto, pero yo ya voy machacado.
En la rotonda del avión nos separamos. Me quedo sólo.
La velocidad media que llevo es de 27.2 km/h. Es una velocidad muy alta. Lo mismo si me esfuerzo la mantengo hasta casa.
En la cuesta de los gitanos me doy cuenta que eso de siempre escoger seguir a rueda en la eterna duda lo mismo no es buena idea. Se cansa uno mucho.
Ruedo lo más rápido que puedo dadas las circunstancias y cuando llego a la avenida de Andalucía la velocidad media sigue siendo 27.2 km/h. Ole, ole y ole. Voy a llegar a casa con esta velocidad. Sólo me queda una subida digna de mención (Rafaela Ibarra).
Subida en la que hago un sprint un poco patético, pero oye, me estaba dejando la piel.
Llego a casa son las 12:10, me ducho, como unas piezas de fruta y nos vamos.
Vuelvo a casa a las 19:30. Me pongo a pasar los datos al ordenador.
¡¡¡¡Y EL VELOCÍMETRO DICE QUE LA VELOCIDAD MEDIA ERA DE 27.1 KM/H!!!!
Hago el cálculo con decimales y me sale que 27.16 km/h.
¡¡¡¡"HAMOS" HOMBRE, SI LO SE NO ME ESFUERZO TANTO. VAYA DECEPCIÓN!!!!
Decepción que se me pasa un poco cuando veo que en realidad es mi record de velocidad media desde casa a Orusco ida y vuelta y que el anterior record era de 25.18 km/h.
Bueno, siendo así no está tan mal.
Claro que ahora me he quedado preocupado por culpa de otro dicho ciclista.
"Días de mucho, vísperas de ná"
Yo se lo escuche a Antonio, la culpa es suya
Mucho me temo que me va a tocar sufrir en la Quebrantahuesos.Los datos numéricos de la ruta:
- Kilómetros: 129.38
- Tiempo rodando: 4:45:47
- Velocidad media: 27.1 (tengo que admitir que me duele que no sea 27.2)
- Velocidad máxima: 64.6 (bajando Vallekillas)
- Pulsaciones medias: 151
- Pulsaciones máximas: 181 (en el último kilómetro de la subida de vuelta de la Marañosa)
- Calorías consumidas: 3.949
A cuidarse
Javier Arias González
domingo, 2 de mayo de 2010
Una caida tonta
Ayer Sábado 1 de Mayo me caí de la bicicleta.
Fue una caída tonta. Nada grave.
El casco roto. ¡Bien!
Arañazos en el hombro.
Dolor muscular en el brazo derecho.
Dolor, fuerte, al tratar de cerrar la mano derecha con fuerza y al tratar de girarla.
Hoy no salí por dolor y por prudencia.
Soy duda para el 400 de la semana que viene.
Dolor, muy fuerte, en el alma.
A cuidarse
Javier Arias González
Fue una caída tonta. Nada grave.
El casco roto. ¡Bien!
Arañazos en el hombro.
Dolor muscular en el brazo derecho.
Dolor, fuerte, al tratar de cerrar la mano derecha con fuerza y al tratar de girarla.
Hoy no salí por dolor y por prudencia.
Soy duda para el 400 de la semana que viene.
Dolor, muy fuerte, en el alma.
A cuidarse
Javier Arias González
lunes, 22 de marzo de 2010
San Martin - Villaconejos - Colmenar de la Oreja - Chinchón - San Martin
¿Qué pasa "biciosos"?
Me monto en la bici y me doy cuenta de que el pulsómetro no funciona. ¡Bien!
Habíamos quedado en Legazpi a las 08:00, pero Antonio me había enviado un mensaje corto diciéndome que no venía, que el 200 había sido un 225 por lo que no tenía muy claro con quien me encontraría en Legazpi. Por si acaso me veía sólo me había echado el mp3 en el bolso; pero no, en Legazpi estaban (por orden alfabético) Diego, Jose Manuel y Roberto. En el parque Manzanares se nos unió Juan y formamos el quiteto definitivo.
Llovía. Y eso demostraba que la meteorología, aunque útil en muchos casos, no es una ciencia exacta y comete errores que afectan a la práctica del ciclismo. Se había puesto a llover justamente a las 08:00 de la mañana. Como alguien dijo justo para que ya estuviésemos fuera de la cama y yo tuviésemos disculpa para no salir. Visto como se desarrolló el día, menos mal.
Llovía, cierto; pero en realidad llovía poco. Ejerciendo de asturiano ni siquiera me puse el chubasquero. No hacía falta.
Pusimos rumbo a San “Marting” de la Vega a ritmo de cháchara. Y enseguida llegamos a la base de la Marañosa. Nos dividimos en dos grupos. Diego, Jose Manuel y yo en cabeza. Juan, que el viernes se había ido a Cuenca en bici y Roberto que ayer se había hecho el 200, por detrás. Subida a buen ritmo, pero sin hostilidades. Aquí todos somos amigos.
En la parte alta de la Marañosa parada fisiológica y me pongo el chubasquero. No es que llueva mucho, pero bajando será mejor abrigarse. Prudente que es uno.
San “Marting” sigue en obras y la forma de pillar la carretera de Colmenar sin toparse con ellas sigue siendo un misterio. Nueva parada fisiológica y me quito el chubasquero, ha dejado de llover.
Llano “ciempozueliano”. Rodamos a ritmo de 30km/h. Estos “amigos” me llevan un poco fuera de punto.
Subida a Villaconejos. Yo esta subida no la conozco por lo que mi intención es dejarme ir. Pero una cosa son mis intenciones y otra las de mis “amigos”. Diego lanza un ataque no muy fuerte con la declarada intención de picarme. Jose Manuel sale con él. Oigo que Juan les “riñe” y les dice que no me provoquen. Yo, que, como dice la abuela de un amigo, parezco el más tonto de mi edad (ella lo dice hablando de mi amigo, que es insultantemente más joven que yo). Pico y aumento el ritmo. Diego y Jose Manuel me esperan entre comentarios jocosos. Parafraseando mentalmente a ese gran icono de la cultura popular pienso. ¡Aquí se va a liar parda!
Y es que la subida de Villaconejos no me viene nada bien. Repechos cortos y duros seguidos de subidas tendidas. Malo para subir a ritmo, bueno para pegar tirones. Malo para mi, bueno para mis “amigos”. Les confieso que esta subida no me conviene, comentamos que yo soy más diesel y como pillan el mensaje el siguiente repecho se ponen los dos de pie sobre la bicicleta y me obligan a aumentar el ritmo de pedalada. Puedo seguirles, pero me están dando bien.
La subida sigue a escalones que se convierten en pequeños tirones cada vez que Diego y Jose Manuel los afrontan poniéndose de pie en la bici. Ellos hablan, yo entre jadeo y jadeo creo que dejo escapar alguna palabra.
De repente veo que atravesamos una línea en el suelo y me parece ver un P.M. pintado. Diego ha pasado el primero, yo a su rueda y Jose Manuel a la mía. Yo no comento nada. En realidad la cuesta sigue.
De repente Jose Manuel lanza un ataque. Abre hueco. Sólo unos 10 ó 15 metros, pero ha abierto hueco. Diego chilla algo que no me acuerdo, pero que cuento para que os metáis un poco más en la situación. Yo pienso, si esta cuesta acaba ahí donde parece yo puedo responder al ataque, tengo permiso del cardiólogo. Meto un piñón más, me pongo de pie sobre la bici y a pedalear se ha dicho. No se si es cierto o si me lo invento ahora mismo, pero convengamos, por aquello del espectáculo ciclista, en que Diego chilla algo, yo no se que, a mi paso.
Creo que adelanto a Jose Manuel justo cuando pasamos por donde yo había fijado el final de la subida (no nos engañemos, no merece la consideración de puerto).
Levanto el pie para coger aire. Jose Manuel también. En esto que nos pasa Diego y dice, esta vez si que me acuerto, si la subida no se ha acabado. Jose Manuel salta a su rueda. Yo confieso en voz alta que no puedo seguirles y les dejo que se disputen la victoria.
Cuando levantan el pie enlazo con ellos y cuando Juan y Roberto nos alcanzan enfilamos hacia Villaconejos. Hora de parar.
En el bar bicicleta GAC con alforjas modelo rústico como se puede apreciar en la foto.
El bar con fotos y dedicatorias de Contador por todos los lados. Pedimos al tabernero que nos sirviera aquello que le sirve al genio cuando para por esos lares, pero como no nos desveló el secreto no decantamos por el tradicional pincho de tortilla. Como tenía una tortilla entera recién hecha le dijimos que nos la quedábamos, unos con café con leche, otros con acuarius. La tortilla se quedó en 2 piñones aunque se apuntó que podría ser 2,5 piñones por aquello de que estaba recién hecha. A mi me supo a gloria porque tenía un hambre tremenda. La dicusión sobre la personalidad de los grandes deportistas. Repasamos a Contador, Valverde, Fernando Alonso y alguno más que no me acuerdo.
Empezamos a rodar y empezamos bajando, lo que siempre viene bien para ir calentando.
Después de la bajada vino un llano en una carretera estrecha con buen asfalto. Lo que sigue viniendo bien para ir calentando.
En este tramo la conversación fue muy animada. Conversábamos sobre el dopaje y lo injustamente que son tratados lo ciclistas si se comparan con los futbolistas. No es que fuésemos muy originales, pero con tanta cháchara esa parte de recorrido se me pasó muy rápida.
Claro que, de repente, Juan advirtió que girábamos a la izquierda y que empezaba la subida a Colmenar de la Oreja. Una subida dura, nos advirtió. “Yo subo a 13 [por hora]” o “Yo de 13 [por hora] no paso” fue la expresión de Diego. A mi me pareció una gran idea y a Jose Manuel también pareció parecerle. Volvimos a formar los dos grupos de subida.
Esta subida es paralela a la que hicimos en el 200 y si aquella me gustó esta me gustó todavía más. ¡Que preciosidad! ¡Que carretera más tranquila! ¡Que subida más bonita!.
Nosotros la subimos sin hostilidades, pero a un ritmo más que digno. Lo que para Diego es subir a 13 se convierte en subir a 18. ¡Y eso que subíamos hablando!.
Curvas, contra-curvas. Pedaleo de pie, pedaleo sentado. Todo regado con una conversación sobre el deterioro de la profesión del informático/teleco que acabó derivando en un análisis de la estrategia a medio plazo de Telefónica. Si es que andar no andamos un pimiento, pero, eso si, las tertulias son de nivel.
Cuando llegábamos a las conclusiones finales de nuestra conversación llegamos al alto de la subida. Nos prodigamos en elogios mientras parábamos a esperar a Juan y a Roberto.
Cuando nos reagrupamos. Me subo en la bici para reanudar la marcha y ¡CLAC! Cadena rota. Esta vez no ha sido por no engrasarla. Pero la lluvia de primera hora de la mañana la ha dejado sin aceite. Me toca quitarle otro eslabón. [Recordatorio: Javier, tienes que cambiar la cadena a la bici]
Reparo la cadena con rapidez y eficacia y enseguida nos ponemos en marcha. Estamos a la entrada de Colmenar de la Oreja. Por la hora que es y por el recorrido que falta me doy cuenta de que se ha hecho tarde. Si sigo con la ruta planificada llegaría sobre las 14:00 a Arganda y luego tendría el metro y el tren hasta casa. Si me desviaba de la ruta y me dirigía a Chinchon, Morata, San Martin y de ahí a mi casa llegaría a las 14:00 si consigo pedalear a buen ritmo. Juan comenta que tendré viento a favor.
Analizadas las opciones decido formar mi propia disidencia y me despido de mis compañeros de ruta. Me quedo sólo.
Llego a Chinchón y caigo en la cuenta que llevo conmigo el mp3. Parada para consultar el GPS (si, es triste, pero cierto), ponerme la banda sonora que empieza Dreamer de supertramp, premonitorio y sacar una barrita.
Paso por Chinchón. Bajada rápida. Una subida de la que no me acordaba y una bajada más rápida aún. Ya estoy en el valle del Tajuña. El viento me da de cara. ¡Pues no era este el plan!
Me hago este llano a un ritmo tonto. Me estoy cansando, pero no ruedo a buena velocidad.
Empieza la subida a “Vallekillas”. Yo me lo tomo con filosofía. Subo con mucha frecuencia de pedalada, siento que no tengo fuerzas en las piernas.
Llego al cruce con la carretera de Morata. Giro a la izquierda y ya estoy en terreno conocido al milímetro. Pedaleo 100 metros y me doy cuenta de que voy fuera de punto. Estoy en un ritmo demasiado alto. “Así no llego”.
Reajusto el ritmo y me doy cuenta de que no voy tan mal. En realidad voy muy bien. Lo único que pasaba es que estaba tratando de rodar más rápido de lo que yo podía. Al verme en terreno muy conocido me ajusté y en realidad estaba muy bien. Son las 13:45; si mantengo el ritmo estaré en casa a las 14:00. Me animo. Suena el “Always on the run” de Lenny Krawitz. ¡Que título más adecuado! [me acuerdo de mi amigo, ese sobre el que su abuela no tiene un gran concepto de él].
Bajada de “Vallekillas” y el viento sopla de culo. Bajada muy rápida.
Llano argandiano y yo me encuentro bien, pero el que el viento de de culo es determinante; ruedo a 34km/h
Subida a la Marañosa. 100km de ruta. Me encuentro bien; empiezo la subida a 27 km/h. hago la mayoría de la subida a 25km/h y el último kilómetro a 22km/h. Corono en plan campeón y meto plato grande. El viento sigue soplando de culo.
Bajada muy rápida. El repecho de Arrollo Culebro lo subo de pie para descansar de rodar sentado. Buen ritmo en el terreno favorable hasta Perales de Rio. El repecho de Perales del Rio lo subo sentado y corono a 28 km/h sin forzar al máximo. Esto de que el viento sople de culo esta muy bien.
Rotonda del avión. Me salgo del carril bici. Rehago cálculos y llego a la conclusión de que puedo estar en casa a las 13:50. Esto marcha.
Cuesta de los gitanos. Me pongo de pie sobre la bici para descansar de tanto pedalear sentado.
Se me rompe la cadena. Si, otra vez.
¡Cáspita, que mala suerte! Es la versión políticamente correcta de lo que se me pasó por la mente.
Llamo a casa. Llegaré a las 14:15. Falta, pero el árbitro no me saca tarjeta amarilla; yo entré al balón.
Quito otro eslabón, con el de hace quince días esta cadena ya tiene tres eslabones menos. Pero oye. Cadena arreglada. Eso si cuando me subo en la bici ya no era lo mismo. Estaba bien, si. El viento deba de culo, pues también. Pero el saber que ya no llegaría a las 14:00 me quitó el aliciente de picarme. Además en el mp3 sonaba Dido y en ese momento parecía un poco deprimente. Mi única preocupación era que la cadena no se volviese a romper. Empiezo a pensarme dos veces cada cambio, cada intención de ponerme de pie, cada vez que tengo intención de poner fuerza en la pedalada. Un rollo. [Recordatorio: Javier tienes que cambiar la cadena a la bici]
Sin más llego a casa. Son las 14:15. No he sido todo lo puntual que me hubiese gustado, pero estoy contento porque me he estado más fuerte de lo que me he sentido durante la mañana.
Me pongo a pasar los datos al ordenador y me doy cuenta que no había puesto en marcha la grabación en el GPS. Pues va a ser que la frase de la abuela de mi amigo hoy se me puede aplicar perfectamente. En fin, estos son los datos que tengo sobre la ruta.
A cuidarse
Javier Arias González
Me monto en la bici y me doy cuenta de que el pulsómetro no funciona. ¡Bien!
Habíamos quedado en Legazpi a las 08:00, pero Antonio me había enviado un mensaje corto diciéndome que no venía, que el 200 había sido un 225 por lo que no tenía muy claro con quien me encontraría en Legazpi. Por si acaso me veía sólo me había echado el mp3 en el bolso; pero no, en Legazpi estaban (por orden alfabético) Diego, Jose Manuel y Roberto. En el parque Manzanares se nos unió Juan y formamos el quiteto definitivo.
Llovía. Y eso demostraba que la meteorología, aunque útil en muchos casos, no es una ciencia exacta y comete errores que afectan a la práctica del ciclismo. Se había puesto a llover justamente a las 08:00 de la mañana. Como alguien dijo justo para que ya estuviésemos fuera de la cama y yo tuviésemos disculpa para no salir. Visto como se desarrolló el día, menos mal.
Llovía, cierto; pero en realidad llovía poco. Ejerciendo de asturiano ni siquiera me puse el chubasquero. No hacía falta.
Pusimos rumbo a San “Marting” de la Vega a ritmo de cháchara. Y enseguida llegamos a la base de la Marañosa. Nos dividimos en dos grupos. Diego, Jose Manuel y yo en cabeza. Juan, que el viernes se había ido a Cuenca en bici y Roberto que ayer se había hecho el 200, por detrás. Subida a buen ritmo, pero sin hostilidades. Aquí todos somos amigos.
En la parte alta de la Marañosa parada fisiológica y me pongo el chubasquero. No es que llueva mucho, pero bajando será mejor abrigarse. Prudente que es uno.
San “Marting” sigue en obras y la forma de pillar la carretera de Colmenar sin toparse con ellas sigue siendo un misterio. Nueva parada fisiológica y me quito el chubasquero, ha dejado de llover.
Llano “ciempozueliano”. Rodamos a ritmo de 30km/h. Estos “amigos” me llevan un poco fuera de punto.
Subida a Villaconejos. Yo esta subida no la conozco por lo que mi intención es dejarme ir. Pero una cosa son mis intenciones y otra las de mis “amigos”. Diego lanza un ataque no muy fuerte con la declarada intención de picarme. Jose Manuel sale con él. Oigo que Juan les “riñe” y les dice que no me provoquen. Yo, que, como dice la abuela de un amigo, parezco el más tonto de mi edad (ella lo dice hablando de mi amigo, que es insultantemente más joven que yo). Pico y aumento el ritmo. Diego y Jose Manuel me esperan entre comentarios jocosos. Parafraseando mentalmente a ese gran icono de la cultura popular pienso. ¡Aquí se va a liar parda!
Y es que la subida de Villaconejos no me viene nada bien. Repechos cortos y duros seguidos de subidas tendidas. Malo para subir a ritmo, bueno para pegar tirones. Malo para mi, bueno para mis “amigos”. Les confieso que esta subida no me conviene, comentamos que yo soy más diesel y como pillan el mensaje el siguiente repecho se ponen los dos de pie sobre la bicicleta y me obligan a aumentar el ritmo de pedalada. Puedo seguirles, pero me están dando bien.
La subida sigue a escalones que se convierten en pequeños tirones cada vez que Diego y Jose Manuel los afrontan poniéndose de pie en la bici. Ellos hablan, yo entre jadeo y jadeo creo que dejo escapar alguna palabra.
De repente veo que atravesamos una línea en el suelo y me parece ver un P.M. pintado. Diego ha pasado el primero, yo a su rueda y Jose Manuel a la mía. Yo no comento nada. En realidad la cuesta sigue.
De repente Jose Manuel lanza un ataque. Abre hueco. Sólo unos 10 ó 15 metros, pero ha abierto hueco. Diego chilla algo que no me acuerdo, pero que cuento para que os metáis un poco más en la situación. Yo pienso, si esta cuesta acaba ahí donde parece yo puedo responder al ataque, tengo permiso del cardiólogo. Meto un piñón más, me pongo de pie sobre la bici y a pedalear se ha dicho. No se si es cierto o si me lo invento ahora mismo, pero convengamos, por aquello del espectáculo ciclista, en que Diego chilla algo, yo no se que, a mi paso.
Creo que adelanto a Jose Manuel justo cuando pasamos por donde yo había fijado el final de la subida (no nos engañemos, no merece la consideración de puerto).
Levanto el pie para coger aire. Jose Manuel también. En esto que nos pasa Diego y dice, esta vez si que me acuerto, si la subida no se ha acabado. Jose Manuel salta a su rueda. Yo confieso en voz alta que no puedo seguirles y les dejo que se disputen la victoria.
Cuando levantan el pie enlazo con ellos y cuando Juan y Roberto nos alcanzan enfilamos hacia Villaconejos. Hora de parar.
En el bar bicicleta GAC con alforjas modelo rústico como se puede apreciar en la foto.
El bar con fotos y dedicatorias de Contador por todos los lados. Pedimos al tabernero que nos sirviera aquello que le sirve al genio cuando para por esos lares, pero como no nos desveló el secreto no decantamos por el tradicional pincho de tortilla. Como tenía una tortilla entera recién hecha le dijimos que nos la quedábamos, unos con café con leche, otros con acuarius. La tortilla se quedó en 2 piñones aunque se apuntó que podría ser 2,5 piñones por aquello de que estaba recién hecha. A mi me supo a gloria porque tenía un hambre tremenda. La dicusión sobre la personalidad de los grandes deportistas. Repasamos a Contador, Valverde, Fernando Alonso y alguno más que no me acuerdo.
Empezamos a rodar y empezamos bajando, lo que siempre viene bien para ir calentando.
Después de la bajada vino un llano en una carretera estrecha con buen asfalto. Lo que sigue viniendo bien para ir calentando.
En este tramo la conversación fue muy animada. Conversábamos sobre el dopaje y lo injustamente que son tratados lo ciclistas si se comparan con los futbolistas. No es que fuésemos muy originales, pero con tanta cháchara esa parte de recorrido se me pasó muy rápida.
Claro que, de repente, Juan advirtió que girábamos a la izquierda y que empezaba la subida a Colmenar de la Oreja. Una subida dura, nos advirtió. “Yo subo a 13 [por hora]” o “Yo de 13 [por hora] no paso” fue la expresión de Diego. A mi me pareció una gran idea y a Jose Manuel también pareció parecerle. Volvimos a formar los dos grupos de subida.
Esta subida es paralela a la que hicimos en el 200 y si aquella me gustó esta me gustó todavía más. ¡Que preciosidad! ¡Que carretera más tranquila! ¡Que subida más bonita!.
Nosotros la subimos sin hostilidades, pero a un ritmo más que digno. Lo que para Diego es subir a 13 se convierte en subir a 18. ¡Y eso que subíamos hablando!.
Curvas, contra-curvas. Pedaleo de pie, pedaleo sentado. Todo regado con una conversación sobre el deterioro de la profesión del informático/teleco que acabó derivando en un análisis de la estrategia a medio plazo de Telefónica. Si es que andar no andamos un pimiento, pero, eso si, las tertulias son de nivel.
Cuando llegábamos a las conclusiones finales de nuestra conversación llegamos al alto de la subida. Nos prodigamos en elogios mientras parábamos a esperar a Juan y a Roberto.
Cuando nos reagrupamos. Me subo en la bici para reanudar la marcha y ¡CLAC! Cadena rota. Esta vez no ha sido por no engrasarla. Pero la lluvia de primera hora de la mañana la ha dejado sin aceite. Me toca quitarle otro eslabón. [Recordatorio: Javier, tienes que cambiar la cadena a la bici]
Reparo la cadena con rapidez y eficacia y enseguida nos ponemos en marcha. Estamos a la entrada de Colmenar de la Oreja. Por la hora que es y por el recorrido que falta me doy cuenta de que se ha hecho tarde. Si sigo con la ruta planificada llegaría sobre las 14:00 a Arganda y luego tendría el metro y el tren hasta casa. Si me desviaba de la ruta y me dirigía a Chinchon, Morata, San Martin y de ahí a mi casa llegaría a las 14:00 si consigo pedalear a buen ritmo. Juan comenta que tendré viento a favor.
Analizadas las opciones decido formar mi propia disidencia y me despido de mis compañeros de ruta. Me quedo sólo.
Llego a Chinchón y caigo en la cuenta que llevo conmigo el mp3. Parada para consultar el GPS (si, es triste, pero cierto), ponerme la banda sonora que empieza Dreamer de supertramp, premonitorio y sacar una barrita.
Paso por Chinchón. Bajada rápida. Una subida de la que no me acordaba y una bajada más rápida aún. Ya estoy en el valle del Tajuña. El viento me da de cara. ¡Pues no era este el plan!
Me hago este llano a un ritmo tonto. Me estoy cansando, pero no ruedo a buena velocidad.
Empieza la subida a “Vallekillas”. Yo me lo tomo con filosofía. Subo con mucha frecuencia de pedalada, siento que no tengo fuerzas en las piernas.
Llego al cruce con la carretera de Morata. Giro a la izquierda y ya estoy en terreno conocido al milímetro. Pedaleo 100 metros y me doy cuenta de que voy fuera de punto. Estoy en un ritmo demasiado alto. “Así no llego”.
Reajusto el ritmo y me doy cuenta de que no voy tan mal. En realidad voy muy bien. Lo único que pasaba es que estaba tratando de rodar más rápido de lo que yo podía. Al verme en terreno muy conocido me ajusté y en realidad estaba muy bien. Son las 13:45; si mantengo el ritmo estaré en casa a las 14:00. Me animo. Suena el “Always on the run” de Lenny Krawitz. ¡Que título más adecuado! [me acuerdo de mi amigo, ese sobre el que su abuela no tiene un gran concepto de él].
Bajada de “Vallekillas” y el viento sopla de culo. Bajada muy rápida.
Llano argandiano y yo me encuentro bien, pero el que el viento de de culo es determinante; ruedo a 34km/h
Subida a la Marañosa. 100km de ruta. Me encuentro bien; empiezo la subida a 27 km/h. hago la mayoría de la subida a 25km/h y el último kilómetro a 22km/h. Corono en plan campeón y meto plato grande. El viento sigue soplando de culo.
Bajada muy rápida. El repecho de Arrollo Culebro lo subo de pie para descansar de rodar sentado. Buen ritmo en el terreno favorable hasta Perales de Rio. El repecho de Perales del Rio lo subo sentado y corono a 28 km/h sin forzar al máximo. Esto de que el viento sople de culo esta muy bien.
Rotonda del avión. Me salgo del carril bici. Rehago cálculos y llego a la conclusión de que puedo estar en casa a las 13:50. Esto marcha.
Cuesta de los gitanos. Me pongo de pie sobre la bici para descansar de tanto pedalear sentado.
Se me rompe la cadena. Si, otra vez.
¡Cáspita, que mala suerte! Es la versión políticamente correcta de lo que se me pasó por la mente.
Llamo a casa. Llegaré a las 14:15. Falta, pero el árbitro no me saca tarjeta amarilla; yo entré al balón.
Quito otro eslabón, con el de hace quince días esta cadena ya tiene tres eslabones menos. Pero oye. Cadena arreglada. Eso si cuando me subo en la bici ya no era lo mismo. Estaba bien, si. El viento deba de culo, pues también. Pero el saber que ya no llegaría a las 14:00 me quitó el aliciente de picarme. Además en el mp3 sonaba Dido y en ese momento parecía un poco deprimente. Mi única preocupación era que la cadena no se volviese a romper. Empiezo a pensarme dos veces cada cambio, cada intención de ponerme de pie, cada vez que tengo intención de poner fuerza en la pedalada. Un rollo. [Recordatorio: Javier tienes que cambiar la cadena a la bici]
Sin más llego a casa. Son las 14:15. No he sido todo lo puntual que me hubiese gustado, pero estoy contento porque me he estado más fuerte de lo que me he sentido durante la mañana.
Me pongo a pasar los datos al ordenador y me doy cuenta que no había puesto en marcha la grabación en el GPS. Pues va a ser que la frase de la abuela de mi amigo hoy se me puede aplicar perfectamente. En fin, estos son los datos que tengo sobre la ruta.
- Kilómetros: 124,59
- Tiempo rodando: 5:06:11
- Velocidad Media: 24,41 km/h
- Velocidad Máxima: 66,20 km/h
- Km en esta bici: 3.337 (957 este año)
A cuidarse
Javier Arias González
domingo, 28 de febrero de 2010
Desde casa a Carabaña, ida y vuelta
¿Qué pasa "biciososos"?
Aviso 1: Léase esta crónica en tono jocoso o si no, no se lea
Aviso 2: Los hechos de esta crónica han sido convenientemente exagerados para que ésta tenga sentido
Aviso 3: Si no pillas el humor de alguno de los chistes no te preocupes; yo acabo de releer la crónica y algunos tampoco los he entendido; pero me daba pereza quitarlos.
********************
La cita era a las 8 de la mañana en Legazpi. El día después de la tormenta "ferpecta", vientos huracanados y esas cosas.
A las 6:52 me llega un SMS de Antonio que dice "Paso de huracanes. No voy". Cuando lo vi casi me vuelvo a la cama. El viento había soplado a conciencia durante toda la noche y prometía un día de bici "eólico". Todavía no se porqué pero decidí seguir a lo mío y salir de todas maneras.
A las 8 estaba en Legazpi por eso de comprobar si alguien más se había animado y por allí se presentó Roberto.
Roberto es el ciclista que en la crónica del 200 de Vicálvaro quedó descrito como "un ciclista (tampoco recuerdo su nombre) que rodaba en una reclinada hand made a partir de una btwin del Decathlon". Os pongo una foto para que os hagáis una idea.
La ruta sería cosa de dos. Un señor, con toda su barba, en bicicleta rara y yo en bici de montaña. ¡Vaya pareja!
El plan que yo había propuesto era una ruta estándar de Madrid a "San Marting" y luego vía verde del Tajuña. ¿Hasta dónde llegaríamos? Hasta donde nos diese tiempo. El plan era estar a las 13:30 en casa. Roberto también había propuesto un plan, pero después de comparar pros y contras nos decidimos por el mío. Nos permitía ajustar la distancia del recorrido en función del viento más fácilmente.
Va que nos podemos a rodar y apenas llevamos un par de kilómetros, todavía estábamos en la calle Antonio López, al ponernos en marcha, pongo fuerza en la pedalada y se rompe la cadena.
Yo sé que tengo fuerza en las piernas, pero esto no para tanto ¿no?
El caso es que yo sabía que esto podía pasar. Tengo una lista larga de circunstancias y disculpas que me justifican (o eso me digo yo para poder vivir conmigo mismo) pero el caso es que hacía quince días había lavado la bici en una gasolinera, con una pistola a presión y desde entonces la bici había dormido el sueño de los justos en el trastero. ¡Sin una gota de aceite en la cadena!
Fascinado como he estado (¿sigo estándolo?) con mi nueva bici, de carretera, la bici de montaña decidió vengarse y romper la cadena para hacerse notar.
Reparé la cadena con rapidez y precisión. Y aunque no quedó engrasada, el quitar un eslabón le vino muy bien. Ni un problema más en toda la ruta.
La cosa no se dio del todo mal. El viento soplaba de culo y eso hacía que rodásemos rápidos.
La subida a la Marañosa muy bien. Buen ritmo, pero sin matarse. Nos adelantó un ciclista en bici de montaña y va el tío y se queda a unos metros por delante de nosotros.
Vamos a ver tío. Si adelantas a alguien le adelantas y le dejas atrás. Si le adelantas y que quedas a unos metros pues eres una tentación.
De todas maneras como yo a Roberto no le conocía mucho me corté bastante. Yo seguí subiendo al ritmo que nos habíamos marcado conteniendo las ganas de saltar a por el imprudente.
Van pasando los metros poco a poco y la cosa no cambia. A mi, para que negarlo, me está empezando a salir el instinto competitivo y me cuesta contenerme. Doy un par de tirones, pero me contengo. Seguimos a pocos metros del ciclista.
Siguen pasando los metros y yo ya no puedo más. ¡Si es que esto no se puede aguantar!. ¡Vamos provocando... y claro, tenía que pasar!. ¡Que uno no es de piedra!. Como quien no quiere la cosa, guardando la compostura para que Roberto no tenga mala opinión de mi, hago un pequeño cambio de ritmo para alcanzar al ciclista. Gano terreno rápidamente y me pongo a su rueda. Deben de quedar 300 metros hasta la cima de la Marañosa.
Total, que me pongo a su rueda. Sin pedir permiso ni nada. El tío va y mira para atrás y no dice nada. Yo tampoco. Veo que no aumenta el ritmo y yo me quedo a su rueda. Pasan unos pocos metros y yo me siento bien y el tío sigue sin aumentar el ritmo.
¡Bah! Clase teórica. Decido unilateralmente que soy más fuerte que él, pero que no le adelanto para no quedar mal con Roberto que todavía no me conoce. Me dejo caer unos metros para volver a ponerme en paralelo con Roberto. ¡Uno cero y Zamora de portero!
Desde "San Marting" hasta Vallekillas el viento daba de espalda pero bien. Rodábamos a 33 km/h y sin esfuerzo. Como los profesionales. Claro que ya veríamos a la vuelta.
Paradita fisiológica (esta era la segunda) antes de la rotonda de Vallekillas y a subir que se ha dicho.
Al comienzo de la subida me dice Roberto. "Tu tira si quieres, que yo te alcanzo en la bajada". Yo le contesto en plan Jose Mota "Vamos a nuestro ritmo y luego yo ya si ya yo, y eso...". Que todavía hay que volver (eso lo pensé, pero no lo dije).
Coronamos Vallekillas y bajamos como balas. La velocidad más alta de todo el día fue en ese descenso. Eso de que el viento de de culo se nota.
A la entrada de Morata tuvimos un pequeño susto. A Roberto se le atascó la cadena y su bici se fue contra el guarda raíl. Un golpe en el costado de la pierna. Pero aparentemente nada serio.
Tomamos el carril del Tajuña y a rodar. Que sopla el viento. Un poco antes de Tielmes tomamos referencia para comparar con la vuelta. Rodábamos a 35 km/h y podíamos conversar. Madre mía que miedo da la vuelta. Nos acordamos de Antonio y nos dijimos que tampoco hacía tanto viento (lo que implica que nos estábamos diciendo que éramos unos campeones) y que se había perdido un magnífico día de ciclismo. Para mi que fue para conjurar nuestros miedos.
Hicimos un re-cálculo de tiempos y estimaciones y acabamos decidiendo que la parada sería en Carabaña. Eso no dejaría la ruta en unos 120km, pero así podíamos asegurar que a las 13:30 estaríamos en casa. Al menos yo.
En Carabaña, foto, café y bizcocho de nueces y naranja hecho por Roberto que preferí a una barrita energética.
Nos ponemos en marcha. Son las 11:00, tengo dos horas y media para llegar a casa. ¡Sobrados!
Al poco comentario entre la pareja. Pues tampoco hace tanto viento.
Un poco más tarde pensamiento del que escribe. Pues hombre algo si que sopla.
Pasamos por el punto de control ahora rodamos a 25 km/h, ¿conversamos? si, algo, pero las pulsaciones van altas. Se nota la diferencia.
Ahora tenemos más tráfico de ciclistas que vienen de frente. Y es un problema. Yo ruedo paralelo a Roberto, a su izquierda; por lo que me toca negociar con ellos el cómo nos cruzamos. El caso es que todos ellos se quedan tan sorprendidos con la bici de Roberto que no me prestan atención y al final soy siempre yo el que se va apartando. Si, ya se que por mi posición en el carril debo ser siempre yo, pero si Roberto fuese en una bici normal y echándole yo un poco de cara alguna que otra vez es el que viene de frente el que se aparta ¿no?. ¡Además! Me siento un poco celoso, me quita protagonismo.
El caso es que seguimos rodando bastante rápido y claro llegamos a Morata en un santiamén. Son las 12:00. Vamos un poco justos. 1:30 es lo que tardo en un día normal y hoy tendremos viento de cara. No nos pongamos nerviosos ...
La subida a Vallekillas bien (según mi ranking personal). No pasé de 170 pulsaciones y subíamos a buen ritmo. No me acuerdo del viento. Para mi que no hacía.
Bajada de Vallekillas. Pues si que hace viento porque la bici no corre. 55 km/h de velocidad máxima y eso que me puse agachado en plan profesional sobre la bicicleta.
Llano desde Vallekillas a "San Marting" (¿Cuenta esto como parte del llano Argandiano?. El viento si que sopla de cara. Aun así nos estamos dando cera y rodamos rápido.
A las 12:30 llegamos a la rotonda de la estación de tren y tomamos el carril bici. Tengo una hora para llegar a casa. Vamos muy justos. ¿Nos ponemos nerviosos? Venga no. Estamos rodando rápido.
Nada más tomar el carril bici lo comentamos. Como se nota que estamos en hora punta. Había muchísimos ciclistas. Todos menos Antonio. Y nosotros los adelantábamos a todos. Daba igual que fuesen en bicicleta de montaña o de carretera, los pasábamos a toda leche.
Un inciso. No me acuerdo de cuando fue, pero acabo de acordarme ahora y quiero contarlo para que no se me olvide. En algún momento de la ruta (y yo creo que fue en dos o tres ocasiones) comentamos que nos gustaba rodar a buen ritmo, Roberto mencionó entre un 70 y un 90% de las pulsaciones máximas (¡Que profesional!, y yo también que le entendí).
Pues como a los dos nos gustaba rodábamos a buen ritmo Marañosa arriba.
Para situarnos que esto tiene miga. Estamos en el km 14 aproximadamente. Llevamos un kilómetro de subida y quedan tres.
De repente van tres tíos en bici de carretera y nos adelantan. No muy fuerte, saludando con educación, pero nos adelantan, eso esta claro. Un adelantamiento en toda regla.
El caso es que se me pasa un pensamiento y creo recordar que a estos tres les habíamos adelantado nosotros, también saludando con educación, hace como dos kilómetros.
Yo no pensé mal, que conste. En ningún momento pensé que aquí había pique ni nada. No, no. Incluso lo asumí con normalidad. Te adelantan, pues te adelantan. Tampoco pasa nada.
Lo que pasa es que, como había tanto tráfico, unos pocos metros después de habernos adelantado tuvieron que reducir la velocidad para ponerse detrás de unos ciclistas que iban más lentos y así dejar pasar a otros ciclistas que bajaban. ¡Coño! pues les volvimos a alcanzar. Lo normal ¿no?
Pero nada oye. Todo normal. Ellos adelantan a los que iban más lentos. Y nosotros también. Ellos incrementan el ritmo y nosotros también. Miro para atrás y veo que Roberto no se mete en la refriega. El es un hombre de paz. Yo ya que estaba a rueda ... le indico a Roberto, con un gesto que no se si el entendió, que subiré con ellos.
El caso es que los tíos van rápido. Adelantamos a todo el mundo, pero ahora más rápido que antes. El que va el último mira para atrás y confirma que voy pegado a su rueda. No detecto un gesto hostil y yo bastante tengo con seguir el ritmo.
Veo la señal del kilómetro trece. Miro el pulsómetro y bien. llevo 171 pulsaciones por minuto. Estoy hecho un campeón, con los kilómetros que llevo en las piernas, subiendo a este ritmo y "sólo" llevo 171 pulsaciones. ¡Que machote!
Vuelvo a mirar las pulsaciones, para regodearme y vaya. Que son 177. Que he confundido el último 7 con un uno. ¡Que genio!. Pues la cosa ya no pinta tan bien. Si me quedan dos kilómetros y mi máximo teórico está en 179 eso significa que no voy a aguantar mucho.
¿Sabes que te digo? Que yo sigo. Si luego no puedo pues ya si eso voy más despacio y me justifico pensando que estoy esperando a Roberto. Pero de momento yo sigo a rueda a ver que pasa.
Llegamos al kilómetro 12 y mis pulsaciones ya van a 182. Me acuerdo de que el cardiólogo me había dicho hace tiempo, cuando le pregunté por los máximos de pulsaciones y esas cosas importantes de la vida, que el cuerpo es muy sabio y que yo tire que si me paso de mi máximo el cuerpo me obligará a parar. Pues oye, con permiso médico a rueda.
Yo se que detrás de esa curva el viento va a dar de cara. Y lo va a dar fuerte. Me pego más, si es que eso es posible, al ciclista que me precede.
Llegamos a la parte más dura.
Atención. El ciclista que rueda en el segundo puesto cede. Se abre un hueco entre el primero y el segundo.
Que nervios, que nervios.
El que rueda el tercero se echa a la izquierda. Y yo también.
El que rueda el tercero adelanta al que rueda al segundo. Y yo también.
El que rueda el tercero alcanza al que rueda al primero. Y yo también.
Miro el pulsómetro y dice que 188. Me entra la duda de si mi cardiólogo fue a clase el día que se explico que eran y como funcionaban las pulsaciones máximas. Pero oye, ya liados ...
Ya estamos en la recta final. Ya se ve el "premio de la montaña". Llegó el momento.
Me pongo de pie sobre la bici. Y lanzo mi "ataque".
En el momento de adelantar a los ciclistas hice un alarde de educación y dije (verídico) "Perdón. voy a sprintar que yo quiero probarme". Humilde, pero educado.
Llego al alto de la Marañosa. A toda leche me echo a la izquierda para poder parar sin que me atropellen los que vienen detrás. Derrapo con la bici al frenar.
Miro el pulsómetro y dice que 192, lo que le quita mérito a todo este asunto porque sólo puede significar que el pulsómetro no marca bien.
En menos de dos minutos llega Roberto.
En la cumbre de la Marañosa nos adelanta un grupo de "pros" y se monta una de la leche. Un momento estresante. Ciclistas de frente. Un grupo adelantando. Nosotros rodando rápido. Por fortuna no pasó nada.
Rodamos el resto del carril bici a un ritmo realmente rápido. Con la justificación de que a los dos nos gusta rodar rápido pues venga, gusto al cuerpo.
Llegamos al cruza de la calle Rosales con la Avda de Andalucía y nos separamos quedando yo con la mitad de la frase en la boca. Buen rollo.
Miro el reloj y leches. Las 13:20. Tengo 10 minutos para llegar a casa. Me quedan casi cuatro kilómetros. Hay semáforos por lo que tendré que apretar si quiero llegar a tiempo.
Cada salida de semáforo un sprint. La subida por Rafaela Ybarra a 27 km/h. ¡Dándolo todo!
Cuando abría la puerta del portal mi reloj marcaba las 13:30 exactas. Dos veces en dos salidas. Estoy jugando con fuego y un día de estos me voy a quemar.
Os pongo los perfiles.
De casa a Carabaña:
Y de Carabaña a casa:
- Kilómetros: 120,8
- Desnivel acumulado: 938
- Tiempo rodando: 4:41
- Velocidad media: 25,69 km/h
- Velocidad máxima: 65,43 km/h
- Km de la bici: 3048
- Pulsaciones medias: 144
- Pulsaciones máximas: 192
- Calorías consumidas: 3.856
A cuidarse
Javier Arias González
domingo, 7 de febrero de 2010
Valdemorillo 2010
¿Qué pasa "biciosos"?
La intención era sacarse la espina de Valdemorillo 2009 y ya de paso hacer una ruta para empezar la temporada 2010.
¡Objetivo cumplido!
Y eso que el día no empezó del todo bien. Al subir la bici a la baca me doy cuenta que la rueda delantera tiene un radio roto. ¡A ver si este año tampoco la voy a poder hacer! Me bajo al trastero, cojo una rueda vieja que tengo y la echo al maletero. Cuando llegue a Valdemorillo pongo el radio a la rueda.
A las 09:00 recojo al amigo Adam (el amigo Pedro fue baja de última hora) y nos ponemos en marcha. Nos acicalamos, vamos a por los dorsales (incluido el de Pedro, que, recuerdo, fue baja de última hora) y los regalos típicos, este año escasito, escasito. Una bolsa de tamaño mediano que no voy a usar, una bolsita monodosis de aceite que en la siguiente salida acabaré y un "botello".
Nos dirigimos hacia unas carpas en las que nos pareció que arreglaban bicicletas para ver si se podía solucionar lo del radio. ¡Pues va a ser que no! Le preguntamos a uno de la organización si tienen asistencia mecánica. ¡Pues va a ser que no! Eso si, el tío, muy amablemente, se ofrece a ayudarnos él a poner el radio. Lamentablemente después de intentarlo una y otra vez el radio no se deja poner. Como ya va siendo la hora de salir tomo una decisión digna de un buen biciorejon. ¡Me hago la ruta sin radio! a lo que Adam contesta algo parecido a: procura no hacer saltos con la bici.
1.430 ciclistas estaban inscritos, no todos se presentaron (no hace falta recordar que el amigo Pedro fue baja de última hora), pero en la salida había un montón de tíos, y alguna chica, en bici.
Era de esperar, siempre pasa, dan la salida y pasamos bajo el arco que marca el comienzo de la ruta prácticamente andando. Los primeros kilómetros siempre tienen esa tónica. Muchos apelotonamientos. Cuestas que tienes que subir andando por la masificación. Algún que otro ciclista que se impacienta por tener que echar el pie a tierra, etc. Pero lo cierto es que en esta marcha se pudo rodar con relativa comodidad antes que en otras marchas parecidas. Enseguida pudimos disfrutar del recorrido.
Y había mucho que disfrutar. El recorrido nos gustó mucho, y en varios tramos cantamos alabanzas a su belleza y a lo entretenido que era. Sin grandes subidas, pero con algunos repechos técnicos. Sin grandes bajadas, pero con frecuentes trialeras en las que podías correr con tranquilidad, aunque yo rezando para que la rueda delantera aguantase entre las piedras.
Nosotros nos lo tomamos con mucha calma. Se trataba de rodar tranquilamente, de ir tomando contacto con la bicicleta.
En el kilómetro 20 el primer avituallamiento. Escasito, escasito. Sólo había trozos de manzana, trozos de plátano y agua. Y no porque hubiésemos llegado tarde, sino porque no tenían más. Como había mucha cola para servirse pasamos del avituallamiento, avanzamos unos metros y nos comimos un par de nuestras barritas; teníamos de sobra, yo a estos eventos voy cargado de barritas como para una boda.
Nos ponemos en marcha tranquilamente, siguiendo la tónica del día.
En el km 25, en una ligera bajada, veo al tío que rueda delante del que lo hace delante de mi hacer el superman (volar por encima del manillar). No le pasa nada. Sólo el revolcón.
A partir de cierto momento empezamos a tener la sospecha de que el recorrido coincidía con el Festibike. Fue una sensación extraña. Adam supo expresarlo muy bien. "Por aquí hemos pasado en el festibike o ha habido un fallo en Matrix". ¡Totalmente de acuerdo! Incluso llegó un punto en el que yo ya estuve seguro. Un giro de 90 grados a la derecha para meterse en un bosque de pinos que el día del Festibike del 2009 nos pasamos de largo unos pocos metros, Andrés y Oscar se acordarán.
En el km 30 el segundo avituallamiento. Más de lo mismo. Esta vez nos comemos la mitad de esa fruta llamada plátano. Justo en ese avituallamiento estaba también el cruze para hacer la marcha larga o la corta. ¡NOS DECIDIMOS POR LA CORTA!
Ahora las disculpas de rigor. Es que ya eran las 13:50 y yo tenía una comida familiar en Madrid a las 15:30. No nos daba tiempo a hacer la larga. Es culpa de la organización por poner una marcha que empieza ¡¡¡A LAS 11:00!!!
En fin que en cinco kilómetros más ya estábamos pasando la línea de meta entre aplausos. Yo no levanté los dos brazos porque la rueda delantera al no llevar un radio temblaba un poco y no era plan de levantar los brazos y pegarme la gran torta delante de tanto espectador.
Coche y pa'casa.
Conclusión
Una marcha interesante. Ideal para empezar la temporada. Un recorrido bonito, entretenido, no muy difícil desde el punto de vista técnico pero tanto rompe piernas, aunque asequible desde el punto de vista físico (apenas 700m de desnivel acumulado). Lo peor la hora de salida ¡Pero donde se ha visto!
Os dejo con el mapa de la ruta:
El perfil:
Y algunos datos:
- Kilómetros: 34,95 Km Lo dicho, un paseo
- Tiempo rodando: 2:41:26 (3:18:14 para el total de la ruta)
- Velocidad media: 10,63 km/h Lo dicho, un paseo
- Velocidad máxima: 39,60 km/h Es que ni pa'bajo corrimos
- Km de la bici: 2.903 Desde que la tengo yo
- Pulsaciones medias: 120 Lo que se dice al tran-tran
- Pulsaciones máximas: 162 ¿He mencionado que fue un paseo?
- Calorías consumidas: 1.694 El potaje que, a pesar de llegar ligeramente tarde, mi tía me sirvió hace que el balance calórico de hoy sea positivo.
p.d. Al comparar el track de esta ruta con el del Festibike 2009 se ve que efectivamente Matrix funciona. Los últimos kilómetros de la ruta de hoy los habíamos rodado en el Festibike. Ya estoy mucho yo más tranquilo.
Javier Arias González
lunes, 19 de octubre de 2009
IX Maraton Sierra Norte - 18/Octubre/2009
¿Qué pasa "biciosos"?
Una crónica rápida.
Fuimos el Andrés y yo. A primera hora de la mañana hacia un frío de la leche, como en el año 2007.
Nos fuimos a tomar un café y cuando íbamos hacia la salida nos encontramos con el pelotón ciclista (unos 670) que venía de frente a nosotros. Resulta que la salida era a las 8:45 y nosotros pensábamos que era a las 09:00. Al final nos ahorramos unos 300 metros de ruta.
Los primeros 40 kilómetros los hicimos a buen ritmo. Andrés pedaleaba delante en plan agresivo, adelantando ciclistas. Y cuando era yo el que tiraba pues lo mismo.
Los últimos 40 kilómetros los hicimos ya más tranquilos. Se pagó el esfuerzo.
El Andrés se pegó una buena torta en una bajada en la que la rueda delantera se hundió en la arena. Menos mal que rodó sobre arena y no le pasó nada.
Muchas piedras. Muchas bajadas más "técnicas" de lo que normalmente acostumbramos a bajar, repetimos la bajada técnica del año 2007. La marcha más dura que el festibike y el nivel de los ciclistas más alto.
No nos tocó nada en el sorteo del final de la ruta por lo que el año que viene os iremos a la Talajara ;-)
Datos de la ruta:
- Kilómetros: 79,72 Km
- Tiempo rodando: 5:29:46 (aprox 6 horas para el total de la ruta)
- Velocidad media: 14.50 km/h
- Velocidad máxima: 45,92 km/h
- Km de la bici: 1.854
- Pulsaciones medias: 145
- Pulsaciones máximas: 186
- Calorías consumidas: 4,240
A cuidarse
Javier Arias González
domingo, 20 de septiembre de 2009
Festibike 2009
¿Qué pasa "biciosos"?
Hoy a tocado participar en el maratón del Festibike y esta va a ser la mini-entrada de urgencia para reflejarlo, la crónica, si tengo tiempo, vendrá en algunos días.
Datos de la ruta:
- Kilómetros: 77,27 Km
- Tiempo rodando: 5:04:25 (6:04:07 para el total de la ruta)
- Velocidad media: 15,25 km/h
- Velocidad máxima: 46,15 km/h
- Km de la bici: 1.520
- Pulsaciones medias: 138
- Pulsaciones máximas: 187 (lo di todo en el segundo tramo cronometrado)
- Calorías consumidas: 3.926
A cuidarse
Javier Arias González
domingo, 5 de abril de 2009
Tengo tres formas de llegar a casa
Tengo tres formas de llegar a casa.
Pidiendo que los semáforos se queden en verde para que no me baje la velocidad media.
Pidiendo que los semáforos se pongan en rojo para poder parar y tomar aire.
Pidiendo que los semáforos se queden en verde porque si se ponen en rojo me tendré que parar y no se si podré arrancar de nuevo.
Hoy tocó la tercera ...
Me fui hasta Orusco, y los números de la ruta son:
- Kilómetros: 128,36
- Tiempo rodando: 5:11:03
- Velocidad media: 24,76 km/h (22,37 a la vuelta, hoy tocó la tercera)
- Velocidad máxima: 59,65 km/h
- Km de la bici: 19.495
- Pulsaciones medias: 143
- Pulsaciones máximas: 184
- Calorías consumidas: 4.048
A cuidarse
Javier Arias González
lunes, 2 de febrero de 2009
Valdemorillo 2009
Total que nos habíamos apuntado a la XVIII Marcha Mountain Bike Valdemorillo San Blas 2009. Las previsiones metereológicas no eran buenas, de hecho cuando salía de casa llovía mucho. Lo suficiente para echar para atrás a muchos ciclistas; pero no a un biciorejón.
Cuando llegaba a Valdemorillo se puso a nevar. Más que suficiente para asustar a la mayoría de los ciclistas; pero no a un biciorejón.
Llego a Valdemorillo. Aparco el coche. Me acerco a por el dorsal y la bolsa de regalos (una cámara, unos guantes de promoción Madrid 2016, un bluff de las tiendas Mammoth, el número 200 de la revista Bike y alguna que otra cosa más que ya no me interesó). Vuelvo al coche. Son las 09:30 de la mañana y el coche tiene esta pinta:
Al poco llegan el Fernando y el Miguel. Saludos efusivos y vuelta al polideportivo de Valdemorillo a por los dorsales.
Como tenemos tiempo decidimos irnos a tomar un café. Sigue nevando, pero no lo suficiente para unos biciorejones; aunque empiezan a pintar bastos.
Después del café el Dani llama a Fernando y le cuenta que la entrada a Valdemorillo se ha colapsado y que él, muy prudentemente, se da la vuelta.
Volvemos al polideportivo a por el dorsal y los regalos del Dani. La nevada ya es considerable. A la salida del polideportivo nos enteramos que la marcha se cancela.
Sabia decisión por parte de la organización;
gran pena para un biciorejón.
Vuelta al coche que nos vamos. Son aproximadamente las 10:30 y mi bicicleta, todavía montada sobre el coche, tiene esta pinta:
La salida de Valdemorillo fue lenta y tediosa. Mucho tiempo parados (me dio tiempo a leerme la revista Bike); muchas dudas sobre como salir, pero al final, poco a poco se hizo el camino.
Llegué a casa a las 13:30. Justo para ver a Nadal ganar en Australia. Aun así una cierta pena me embargaba. Pena que no me quitaré hasta que participe en la XIX Marcha Mountain Bike Valdemorillo San Blas 2009.
El amigo Fernando ha colgado también su crónica en su blog: Nueva Nieve
A cuidarse
Javier Arias González
viernes, 23 de enero de 2009
18/1/2009 Comienza la temporada 2009
¿Que pasa "biciosos"?
Comienza la temporada 2009. Me levanto, me visto, desayuno, bajo a por la bici.
Bien, la rueda de atrás pinchada.
Cambio la cámara y me pongo a rodar. Vamos a marcarnos una clásica hacia San Martin de la Vega.
Kilómetro 10 de la ruta. Perales del río, en la rotonda del avión. Vuelvo a pinchar en la rueda de atrás. Cachis, seguramente me he dejado el pincho en la cubierta y acabo de fastidiar otra cámara.
Miro la rueda.....
Y no, no me he dejado el pincho en la cubierta. Me habría dado cuenta....
Cambio la cubierta. Ya no me quedan más, como vuelva a pinchar tendré que tirar de los parches. Me pongo a rodar tranquilamente que estoy empezando la temporada.
A los 100 metros me adelantan 5 bestias en bici de carretera y me olvido de rodar tranquilamente, de que estoy empezando la temporada y de que estoy fuera de forma y me esfuerzo por seguir su rueda.
Llegamos a la Marañosa y se nos une otro bestia (ciclista) más que quiere rueda para subir. Los ciclistas hacen la subida hablando a mi me llevan a un ritmo que me hace alegrarme de que la Marañosa sólo tenga dos kilómetros porque sino no les habría podido aguantar el ritmo.
Bajada de la Marañosa. Casi al final. Nos adelanta a todos un ciclista con una bici de contrarreloj. Yo con este tío ya me he "encontrado" en esta zona varias veces, digamos que le tengo ganas. Uno del grupo salta a su rueda....
Pues yo cambien, que carajo.
Otro ciclista se pone a mi rueda.
Nos hacercamos a la rotonda de la estación de San Martin y el que va detrás mío le chilla al que va delante que mejor se esperan a los que vienen detrás. Se paran y me dejan a mi con la papeleta de seguirle la rueda al contrarelojista.
Como el tio va lanzado acaba soltándome. Me quedo con las ganas. Ciclista anónimo que sepas que conozco tu bicicleta y que te la tengo guardada; eso si, buen rollo.
Me modero un poco y entro en la rotonda. Con el giro miro un poco hacia atrás y veo venir a las seis bestias pardas. No lo puedo evitar, se me ponen a rueda. Me pongo chulo y tiro con hombría.
Claro que acercándome a la rotonda de Vallekillas ya iba yo pensando que aquí algo no cuadraba. Que para mi que los que llevaba a rueda estaban esperando a las primeras rampas para darme un buen hachazo.
Menos mal que nos encontramos (les adelantábamos) con la disidencia oficial del Pakefte (Pilar, Josu y Juan). Esto me dio una disculpa para abandonar ese grupo que no me convenía por otro mucho más amigable en ritmo y relación.
Pasaje que aprovecho para enlazar con la crónica oficial del Pakefte que uno nació vago:
"Al pasar San Martín nos coge un grupo en el que va de paquete [ya me encargué yo de aclarar que no iba de paquete por error] un (como no podía ser de otro modo) pakeftero de pro, Javier Arias, que prefiere nuestra afable compañía y sigue con nosotros la ruta hasta el final. Subida tranquila a Vallekillas y volando a Morata. El tramo Morata-Perales lo hacemos por carretera, porque ese tramo de vía verde es un tanto incómoda. En Perales tomamos algo, pero no hay tortilla, así que cada uno lo suyo de comer y colacaos y cafeses de beber. Intercambiamos barritas los unos con los otros. Las bicis nos las cuida gratis una señora que está en la puerta de la galería comercial en la que se encuentra el bar.
Rumbo a Tielmes y Valdilecha, para subir el temido puerto valdilechano, con sus curvas y recontracurvas.
A la hora prevista (13,30 horas) estamos en La Poveda prestos a coger el Metro de vuelta. En total 76 kilómetros de distancia y 22 aceptables kilómetros de media y a seguir sumando para prepararse para lo que tenga que venir.
Una especial mención para Pilar que está fuerte para ser su primer año y andar cogiendo experiencia en el ciclodeportismo."
En fin que poco más puedo contar.
Pongo el perfil:
El recorrido en Google Maps:
Y los números de la ruta:
- Kilómetros: 80,36
- Tiempo rodando: 3:44:00
- Velocidad media: 21,52 km/h
- Velocidad máxima: 50,68 km/h
- Km de la bici: 18.712
- Pulsaciones medias: 140
- Pulsaciones máximas: 231 (fallo del pulsómetro seguro)
- Calorías consumidas: 2.655
No esta mal como primera salida de la temporada 2009.
A cuidarse
Javier Arias González
Crónica resumida navidades 2008-2009
¿Que pasa "biciosos"?
Pongo en azul el texto correspondiente a la crónica de las navidades 2007-2008 por aquello de torturarme con la comparación.
Días de vacaciones 17. Salidas 12 (las 9 primeras seguidas). He salido el 70% de los días
Días de vacaciones 14. Salidas 7. He salido el 50% de los días
Total kilómetros 601,83. 50km de media por salida ( 5.800 km en 2007)
Total kilómetros 279,7. 40km de media por salida ( 6.252 km en 2008)
Etapa mas larga: 86,40 km. Subida al valle del lago (habrá crónica de esta salida)
Etapa mas larga: 52,8 km. Al pico del sol
Etapa mas corta: 28,96 km. Intento de subida en solitario al Angliru.
Etapa mas corta: 30,72 km. El violeo + el periurbano y pa' casa.
Total calorías gastadas 20.600. 1.717 calorías por salida. Solo he ganado 100gr en estas navidades y juro que no me he cortado de comer
Total calorías gastadas 11.535. 1.648 calorías por salida. "Solo" he ganado 2300gr en estas navidades y juro que tampoco me he cortado de comer
Velocidad media total 15,05 km/h, unas 19 horas en bici
Velocidad media total 14,96 km/h, unas 40 horas en bici
Dinero invertido en la bici 133,70 euros. 0,22 céntimos/km o 3.34 euros/hora (incluye el cambio de las dos cubiertas, un juego de pastillas de freno, y la reparación de los desperfectos del intento de subida al Angliru).
Dinero invertido en la bici 196,20 euros. 0,70 céntimos/km o 13.10 euros/hora (incluye unas Northwave Celsius GTX, y la reparación de los desperfectos por rotura del cambio).
Cenas de grupo: una.
Cenas de grupo: otra.
Disfrute: incalculable. Toneladas de buen rollo.
Disfrute: También incalculable. También toneladas de buen rollo.
Conclusión he salido menos, en salidas más cortas, me he gastado en la bicicleta más dinero por kilómetro y encima he engordado 2.300gr. ¿puedo repetir para ver si esta vez lo hago mejor?
A cuidarse
Javier Arias González
jueves, 22 de enero de 2009
4/1/2009 Cueston De Brañes

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Los números:
- Kilómetros: 40,17
- Tiempo rodando: 2:59:57
- Velocidad media: 13,39 km/h
- Velocidad máxima: 39,79 km/h
- Km de la bici: 18.632
- Pulsaciones medias: 113
- Pulsaciones máximas: 176
- Calorías consumidas: 1.712
A cuidarse
Javier Arias González
3/1/2009 Recorrido De Los Del Berron
Por un problema con el GPS sólo se grabó la mitad de la ruta; la ida. Falta la vuelta.

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Los números:
- Kilómetros: 43,65
- Tiempo rodando: 2:38:25
- Velocidad media: 16,53 km/h
- Velocidad máxima: 45,92 km/h
- Km de la bici: 18.592
- Pulsaciones medias: 119
- Pulsaciones máximas: 181
- Calorías consumidas: 1.605
A cuidarse
Javier Arias González
31/12/2008 Xabalies

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Los números:
- Kilómetros: 32,83
- Tiempo rodando: 2:36:40
- Velocidad media: 12,56 km/h
- Velocidad máxima: 44,60 km/h
- Km de la bici: 18.548
- Pulsaciones medias: 128
- Pulsaciones máximas: 179
- Calorías consumidas: 12.049
A cuidarse
Javier Arias González
30/12/2008 Pico Del Sol

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Los números:
- Kilómetros: 52,80
- Tiempo rodando: 2:49:19
- Velocidad media: 19,10 km/h
- Velocidad máxima: 55,60 km/h
- Km de la bici: 18.515
- Pulsaciones medias: 127
- Pulsaciones máximas: 171
- Calorías consumidas: 1.695
Javier Arias González
28/12/2008 Los Tumulos Nueva Subida

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Los números:
- Kilómetros: 44,52
- Tiempo rodando: 2:56:45
- Velocidad media: 15,11 km/h
- Velocidad máxima: 54,22 km/h
- Km de la bici: 18.462
- Pulsaciones medias: 122
- Pulsaciones máximas: 175
- Calorías consumidas: 1.747
A cuidarse
Javier Arias González
27/12/2008 Vueltas Con Raul

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Los números:
- Kilómetros: 35,00
- Tiempo rodando: 2:45:56
- Velocidad media: 12,65 km/h
- Velocidad máxima: 58,24 km/h
- Km de la bici: 18.417
- Pulsaciones medias: 111
- Pulsaciones máximas: 160
- Calorías consumidas: 1.292
A cuidarse
Javier Arias González
24/12/2008 El violeo + el periurbano
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Los números:
- Kilómetros: 30,72
- Tiempo rodando: 1:59:28
- Velocidad media: 15,43 km/h
- Velocidad máxima: 47,48 km/h
- Km de la bici: 18.382
- Pulsaciones medias: 136
- Pulsaciones máximas: 207
- Calorías consumidas: 1.435
A cuidarse
Javier Arias González
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