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domingo, 19 de junio de 2022

Mis notas para la London-Edinburgh-London

El otro día hablaba con un amigo sobre las particularidades de la London-Edinburgh-London (LEL) y se me ocurrió escribir un post para poder compartirlas con más gente.

Baso mis comentarios en haber hecho esa prueba dos veces (2013 y 2017) y llevar viviendo en el Reino Unido cerca ya de 12 años (hay que ver lo rápido que pasa el tiempo), pero vaya por delante que en esta edición (2022) la ruta es distinta (se añaden 100km) y yo no me la he estudiado. En cualquier caso creo que mis comentarios son lo suficientemente genéricos para ser potencialmente útiles.


En mi opinión la LEL es la Super Brevet mejor organizada de las que conozco. El hecho de que en el precio de la inscripción vaya incluido también las comidas en los controles, el dormir, el ducharse y el enviar bolsas a los controles además del cuidado que pone la organización en los horarios de salida para evitar en lo posible aglomeraciones en los controles hace que uno pueda hacer la ruta sin tener que sacar la cartera y contando sólo con los controles. 


El sábado anterior al comienzo de la ruta hay que registrarse y ese es el momento de entregar las bolsas que quieres enviar a los controles. Las bolsas tienen esta pinta. El color de la bolsa indica a qué control se enviará.


Cuando llegues a un control donde tengas una bolsa te encontrarás con un voluntario. Le das tu identificador (M37 en mi caso en 2013) y él te da tu bolsa. Cuando acabes con ella se la devuelves.


Uno de los detalles de la organización es que los tiempos de cierre de los controles no se tiene en cuenta. La filosofía de la organización es que siempre que tengas una posibilidad realista de acabar la ruta en tiempo y que te encuentres el control abierto puedes seguir en el evento. Esto es distinto de eventos como la PBP y es importante porque quita la presión de los cierres de control, sobre todo en sentido norte, permitiendo una mejor planificación de las paradas por la noche. 


En general yo creo que es una buena idea planificar la ruta de forma que hagas las dos noches en cada control donde has enviado las bolsas. Por ejemplo, en 2013 nosotros dormimos en Market Rasen la primera noche, en Brampton la segunda, en Brampton otra vez la tercera y en Market Rasen otra vez la cuarta noche. De esta manera siempre tienes una bolsa con tus cosas cuando vas a dormir. 


En 2017 grabé este video con lo que metí en las bolsas.


También grabé este otro enseñando lo que llevé en la bolsa trasera de la bicicleta


Algo que puede llamar la atención es la cantidad de ropa de abrigo que llevaba para una ruta que se celebra en pleno Agosto. Pero esto es el Reino Unido y vamos a rodar hacia Escocia. La mejor forma de describir el clima que nos vamos a encontrar es “un poco de todo con tendencia al nublado, el viento y la lluvia”. Si yo tuviese que jugarme dinero me lo jugaría a que va a llover durante la ruta y a que por las noches, sobre todo en el norte, refrescará. 


Este video es de lo que nos llovió uno de los días de la edición de 2017


La casi certeza de que va a llover y la alta posibilidad de que vaya a llover mucho hace muy importante, en mi opinión, el asegurarse de incluir ropa de recambio en las bolsas que envías a los controles. 


Y si va a llover también es recomendable llevar guardabarros. Como mínimo en la rueda trasera. Los guardabarros pesan muy poco y ayudan a que te mojes menos contribuyendo a reducir las posibilidades de lesiones (El enlace que tenía ya no funciona, pero recuerdo haber leído un estudio sobre las razones de los que no finalizaron en la PBP2007, la edición en la que llovió mucho, sugiere que los que no llevaban guardabarros tenían el doble de posibilidades de argumentar como motivo de no haber acabado el tener lesiones relacionadas con el agua que salpican las ruedas (pies, rodillas, tendón de aquiles, etc) que los que llevaban guardabarros). 


Aunque no sea por ti, hazlo por el resto de los ciclistas. Algunos ciclistas locales se toman como una falta de respeto a los demás el no llevar guardabarros. Por ejemplo, en mi club, hay salidas que se anuncian diciendo que los guardabarros son obligatorios, sobre todo si ha habido o se esperan lluvias. Si llueve, y ya te digo que va a llover, y no llevas guardabarros corres el riesgo de no ser bienvenido en los grupos que si los llevan.


Otro detalle en el que la lluvia influye es en las carreteras. Las carreteras del Reino Unido son carreteras muy rugosas, con muchos baches y no es raro que estén bastante sucias comparadas con las carreteras españolas. Esto hace que el tener unas buenas cubiertas sea muy importante. En el grupo que hicimos la LEL2017 todavía recordamos a un Francés con una cubierta rajada en el alto de Yad Moss, de noche y con un frío que pela. De hecho creo que su cadáver sigue por allí congelado. Una precaución básica es asegurarse de que las cubiertas son nuevas o casi nuevas, o, al menos, de que estén en buen estado. En el Reino Unido las cubiertas de Continental son seguramente las más populares; las Gatorskin, las Four Seasons y las GP5000 son muy apreciadas.


Carreteras rugosas, sucias, lluvia y muchos baches significa más impacto. Totalmente recomendable ir con ruedas de 25mm o 28mm, tener una buena cinta de manillar y usar guantes con apoyos de gel. Hay que intentar evitar acabar como las manos de este participante en la edición de 2017.


Un detalle más respecto a la lluvia y las carreteras sucias. Yo voy a llevar un bote pequeño con aceite para la cadena para húmedo y un pequeño trapo. Cada día, antes de ponerme en marcha, limpio un poco la cadena y le echo una gota de aceite. Ideal para que todo vaya bien en un evento de estas características. 


Aparte de la particularidad de que aquí se circula por la izquierda también os encontraréis que muchas de las carreteras por las que circularemos van a ser carreteras muy estrechas, sin línea de separación de carriles. Aquí las llaman “country lines”. Normalmente estas “country lines” son muy tranquilas y pasan por paisajes muy bonitos, pero hay siempre hay que tener en cuenta que puede aparecer un coche en cualquier momento. Es muy habitual que te parezca que el coche va excesivamente rápido.


Y esta es una de las cosas en contra de la LEL. Los conductores en el Reino Unido son en general bastante cuidadosos, pero no están a la altura de la educación ciclista que tienen los conductores españoles. Aquí no ha habido campañas en la televisión educando a los conductores sobre cómo adelantar a los ciclistas, es más, aquí hasta hace muy poco no era obligatorio guardar 1,5 metros de separación al adelantar. Otro detalle importante es que aquí cuando un pelotón entra una rotonda (y en este país hay muchas rotondas) no se considera un único vehículo. Cada ciclista es un vehículo. Lo que significa que si un coche entra en la rotonda tendrá prioridad y el pelotón deberá partirse.


Otro detalle sobre las carreteras y las “country lines” es que suelen ser muy rompe piernas. En realidad toda la LEL es un rompepiernas. La ruta son 1500km con 13.000 metros de desnivel. Pero si tenemos en cuenta que sólo hay dos subidas que merezcan el nombre de puerto (Yad Moss, que se sube a la ida y a la vuelta) y que unos 200 kilómetros (100 a la ida y 100 a la vuelta) son absolutamente llanos lo que nos queda en medio es un constante sube y baja que cómo te pases de intensidad te acaba comiendo las piernas. 


Esto no es exclusivo de la LEL pero no deberías poder contar con poder cargar tus dispositivos en un enchufe en los controles. La organización intenta poner enchufes, pero la posibilidad de que estén todos ocupados es bastante probable. En mi opinión es mejor enviar una batería a cada bolsa del control y usarlas para cargar tus dispositivos independientemente de que haya enchufes o no.


He mencionado que va a llover. Porque, mentalizate, va a llover. Pero también puede hacer mucho, mucho calor. No hará mucha temperatura, pero es posible que haya temperaturas de 26 grados. Se que no parece mucho, pero creedme que a partir de esas temperaturas la sensación de calor y humedad se hacen notar mucho. Que el número de la temperatura no te engañe. Puede sentirse mucho calor. Yo recomiendo llevar crema solar y vaselina para los labios. Aquí sale el sol poco, pero si sale con fuerza es un solo que pica y quema mucho.


Otro factor a tener en cuenta es el viento, sobre todo en la parte llana del recorrido. Digamos que no sería extraño tener mucho viento. Si arriba mostraba un video de la lluvia en la edición de 2017 en este otro os muestro el viento, en contra, en la misma edición, simplemente al día siguiente.


Una de las razones por las que afirmo que la LEL es uno de los eventos mejor organizados es porque las comidas en los controles suelen tener opciones para todo tipo de restricciones gastronómicas. Sin gluten, sin lactosa, veganas, etc. Los cocineros son profesionales que la organización contrata lo que ayuda a que la calidad de la comida sea bastante alta. 




Los controles son casi siempre colegios. Los dormitorios suelen ser los pabellones de deportes. En los dormitorios lo normal es encontrase con colchones hinchables y una manta. Esta es la foto del dormitorio de un control típico.


Un recuerdo que tengo de 2017 es un grupo de españoles comentando que les sorprendió la cantidad de coches que están aparcados en la carretera. A mi eso nunca me llamó la atención, tal vez ya soy totalmente guiri, pero lo comento porque ellos lo comentaban en plan de que se habían visto sorprendidos unas cuantas veces al tomar una curva y encontrarse con coches aparcados en la carretera.


También es habitual encontrarse con gente montando a caballo por la carretera. Aquí hay bastante afición a los caballos y se les respeta bastante. Cuando te encuentras a un jinete lo suyo es reducir la velocidad avisando al grupo gritando “horses” (pronunciado “jorses”) o “slowing” (pronunciado “eslogüin”). Si el jinete va en la misma dirección que el grupo lo suyo es gritarle “cyclists” (pronunciado “saiclists”) para que sepa que se acercan ciclistas. A la hora de pasar o cruzarse con el jinete hay que hacerlo dejando distancia de seguridad y no dejando de pedalear para que el sonido de buje de la rueda trasera no asuste al caballo. Lo suyo es saludar al jinete para que el caballo te oiga hablar y por pura cortesía.


Antes mencionaba que las carreteras en el Reino Unido tienen muchos baches. Esto significa que es muy habitual el tener que señalar baches al resto del grupo. Como en cualquier grupo lo suyo es señalar el bache y en los casos en los que no es posible señalar el bache lo suyo es anunciarlo chillando “hole” (pronunciado “jol”).


Bueno, pues de momento no se me ocurren más cosas. En cualquier caso, a medida que se me vayan ocurriendo iré modificando el post para ir incluyendo más información. Si tenéis alguna pregunta no dudéis en dejar un comentario o enviarme un mensaje y añado mi respuesta.


A cuidarse

Javier Arias González


domingo, 18 de junio de 2017

Quebrantahuesos 2017 (Español)


Mi objetivo era bajar de 6h30m.

¿Cómo es posible que esté contento con un tiempo de 6h49:08? Bueno, todo depende del contexto.

El perfil de la QH. Somport-Marie Blanque-Portalet-Hoz de Jaca
Todo iba muy bien, igualando mi mejor tiempo hasta Somport a pesar del viento de cara. Pero a los dos minutos de empezar el descenso, cuando rodaba a 52km/h, la rueda delantera explotó. Conseguí frenar y mantener la bici controlada aunque la parada final fue contra una pared de piedra. Yo conseguí mantenerme en pie, pero la bici se llevó un buen revolcón. Cambié la cámara a toda leche, tal vez demasiado rápido porque cuando iba a subirme a la bici volvió a reventar. Supongo que con las prisas había pellizcado la cámara. Con un poco más de cuidado puse mi segunda (y última cámara) y use mi segundo (y último) cartucho de CO2. En total 11 minutos parado.

Esto significó dos cosas. La primera es que bajé los restantes 15 km bastante tenso y sin fiarme mucho de la bici. La segunda, y quizá más importante, que había perdido todos los trenes rápidos para los 25 km llanos entre Somport y Marie Blanque. Más tiempo perdido (aunque aproveché para relajarme un poco después del stress de la bajada).

Cuando llegué a la Marie Blanque todavía tenía bueas piernas por lo que puse un buen ritmo. Empecé a adelantar a ciclistas a diestro y siniestro, pero en el km 5 del ascenso, donde empieza lo duro, intenté meter el 28 y noté que el desviador rozaba con los radios. Me paré a ver qué pasaba y vi que la patilla del cambio se había doblado en la heterodosa frenada del descenso de Somport.

Tomé esta foto después de haber llegado, durante la ruta no hay tiempo para fotos
Intenté desdoblarla a mano pero lo único que conseguir fue bloquear el desviador. Uno de los ciclistas que pasaba chilló "No es la bici, son tus piernas". No perdí lo nervios, pero estaba confuso, no entendía qué coño pasaba. Me costó un buen rato caer en la cuenta que el desviador había entrado en modo protegido. Reseteé la centralita y empezó a funcionar aunque el cambio seguía rozando con los radios si metía el 28. No quise perder más tiempo por lo que sin 28 para el resto de la ruta, empezando por los cuatro kilómetros más duros de la Marie Blanque. 4m30 perdidos en esa parada.

Ahí aparezco yo en la parte derecha de la pantalla en el minuto 00:46

Tampoco conseguí encontrarme cómodo bajando la Marie Blanque y, también caí en la cuenta que la patilla del cambio doblada también significaba que el piñón pequeño no entraba con el plato grande y el piñón pequeño otra marcha que no iba a tener por el resto de la ruta. Aun así los números dicen que sólo fuí 30 segundos más lento que en mi última QH (2014).

En el llano entre la Marie Blanque y el Portalet me encontré con el mismo problema que en el llano anterior. El grupo en el que iba rodaba muy despacio. En esta ocasión me puse delante y empecé a tirar del grupo para mantener la velocidad lo más alta posible. Al final sólo perdí 25 segundos con respecto al mejor tiempo que tenía en ese segmento, lo cual no está nada mal. La diferencia es que en aquella ocasión estaba tranquilamente a rueda en un pelotón y en esta era yo el que hacía la mayoría del trabajo. Nada ideal.

Nada más empezar el Portalet puse un buen ritmo y, otra vez, empecé a adelantar a un montón de ciclistas. El Portalet es una subida larga (28km) y te tienes que regular pero llegado un punto pensé "¿por qué coño van todos tan despacio? ¿soy yo el que se está equivocando?". Pero yo me encontraba bien por lo que seguí a mi ritmo. El problema fue que me di cuenta de que la rueda delantera estaba baja de presión. No me quedaban cámaras ni cartuchos de CO2 y parecía que la presión se perdía muy lentamente por lo que decidí seguir y no ponerne de pie sobre la bici hasta el siguiente control donde lo miraría. 2m30s segundos hinchando la rueda.

Llegué a la cima del Portalet bastante decentemente pero ya habían pasado 5h28m desde la salida por lo que sabía que iba a ser imposible cumplir con mi objetivo. Aun así decidí seguir intentando ir lo más rápido posible.

En el llano antes de Hoz de Jaca hice el mismo tiempo que en 2014 a pesar de que entonces hice ese tramo en un grupo y hoy lo hice yo sólo.

Y para acabar en el descenso/llano desde Hoz de Jaca a Sabiñánigo (25km). Ese tramo tenía el tradicional viento de cara/derecha; se formó un grupo con rapidez pero me daba la sensación de que nadie quería ponerse al frente. Supongo que en cierta manera tiene sentido, todo el mundo estaba ya muy cansado, también sabían que no iban a bajar de 6:30 y que bajar de 7:00 estaba asegurado, además quedaba una pequeña subida justo antes de Sabiñánigo. Yo tenía otros planes y parece que otro ciclista también por lo que imagino que a los demás les pareció perfecto dejar que nos encargásemos nosotros dos de tirar del grupo. Juntos conseguimos mi PB en ese segmento, aunque sólo por 14s.

Cuando crucé la línea de meta vi el reloj marcando 6:50, el tiempo oficial resultó ser 6h49:02. Claramente había fallado en mi objetivo de acabar en menos de 6:30:00. Aunque en Strava veo que mi tiempo en movimiento fue 6:32:54 por lo que "se" que en un día "normal" habría bajado de 6:30. No por mucho, pero lo habría conseguido.

De todas maneras no valen excusas. El objetivo para el año que viene será más ambicioso y tendré que pensar qué es lo que voy a cambiar para asegurar de que no vuelvo a fallar el año que viene. Para empezar me paso a las tubeless. Yo bajo de pena, eso lo tengo asumido, pero hacerse una Quebrantahuesos sin confiar en tu bicicleta en los descensos es mucho pedir si quieres hacer un buen tiempo.

Por otro lado ha habido unos cuantos detalles que han salido muy bien.
  • El revolcón que me dieron el Miércoles no tuvo ninguna influencia hoy
  • Hice un PB en Somport (a pesar del viento de cara) y en Portalet (a pesar de la rueda baja de presión en la primera mitad y la parada a hincharla). También he conseguido mi PB en Mean Maximal Power desde 9 a 30 minutos (en Somport)
  • Mi plan de nutrición funcionó a la perfección. De hecho pienso que lo mantedré muy similar para el año que viene.
Si, lo se, no cumplí con mi objetivo, al igual que en 2014, entonces me llevé una decepción porque sabía que había fallado por mi culpa, pero no hoy, estoy encantado con mi intento y eso es lo que cuenta para mi.

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DorsalPos.NombreCategoríaSomportEscotBiellePortaletBiescasTiempo final
41206OSCAR PEREIRO SIOE (Hombres 35-44 años)1:38:122:26:093:29:445:29:236:12:256:50:10
524ABRAHAM OLANO MANZANOF (Hombres 45-54 años)1:29:152:15:293:02:044:37:435:14:585:51:08
10249MIGUEL INDURAIN LARRAYAF (Hombres 45-54 años)1:34:092:21:463:16:074:58:595:36:306:11:43



A cuidarse
Javier Arias González

miércoles, 8 de junio de 2016

Milan San Remo 2016 (Mi primer monumento)

6:45 de la mañana y ahí estamos preparados para la salida. Soy yo y un puñado de Kingston Wheelers y dos Paceline. Estamos a punto de empezar la Milan San Remo en el primer grupo. ¡¡Mola!!

No se me ve, pero estoy por ahí en el fondo
A las 7:00 nos dan la salida y empezamos a rodar. Enciendo mi Garmin y por alguna razón que no entiendo decide tomarse unos minutos para encender lo que quiere decir que a la grabación de la ruta le faltarán unos kilómetros al comienzo.

Pero, vamos, nada realmente importante. El comienzo fue, como era de esperar, rápido, pero nada loco. Siempre hay un tanto de lucha por estar lo más adelante posible desde el kilómetro 0 pero nada grave. Enseguida nos encontramos en plena carretera con un coche y un par de motos protegiendo nuestro grupo de unos 200 ciclistas (otros tres grupos empezarían a las 7:10, 7:20 y 7:30).

Rodábamos a unos 35km/h, una velocidad que es muy fácil de aguantar cuando se rueda en grupo por carreteras llanas. De hecho más que la velocidad el reto era la concentración constante en tratar de prevenir que harían los ciclistas que tenía alrededor. Uno se imagina que si te apuntas a rodar 300km a toda velocidad sabrás como rodar en grupo, y así era para la mayoría del pelotón, pero sólo hace falta un ciclista que no sepa lo que hace para sembrar el caos; in nuestro grupo había más de dos o tres.

No hay mucho que contar de las dos primeras horas más allá de que yo sentí la necesidad de parar a mear.

Empecé a preocuparme porque parar a mear significa perder contacto con el grupo y en vez de rodar a 35km/h mientras silbas tendría que rodar sólo en el medio de una carretera totalmente llana y sin protección al viento, poco y que entraba de lado, pero viento. En esas condiciones mantener 35km/h de manera sostenida no es precisamente fácil.

Vi un par de ciclistas meando en marcha, como los profesionales. Yo nunca lo había intentado, pero de repente me pareció una idea genial. Podría mear y no perder contacto con el pelotón. Perfecto, pensé, voy a intentarlo.

Me situo en la parte delantera derecha del pelotón para así poder mear sin molestar al resto de ciclistas y poder perder posiciones sin perder contacto con el pelotón. Me pongo en posición a mear y... Nada, ni una gota. No estoy seguro de si era la tensión por el miedo a caerme manejando la bicicleta sólo con la mano izquierda o el miedo a salpicarme todo pero el caso es que no pude mear.

Vuelvo a situarme como un ciclista normal, y aquí se demuestra mi compromiso con el reto aceptado; me sobrepongo a la vergüenza, me doy unos segundos para relajarme y lo vuelvo a intentar de nuevo... Desgraciadamente con el mismo resultado, ni una gota.

Rezando para que ninguno de los ciclistas del pelotón se haya dado cuenta de mis dos intentos evaluo mis opciones. Continuar sin mear no es opción. Tampoco estaba tan desesperado como para mearme encima. Parecía que parar a mear era la única opción viable.

Echo un vistazo a mi espada y veo que una cola larga de coches sigue al pelotón. Pienso que si paro y soy ágil satisfaciendo mis necesidades fisiológicas podría aprovechar los coches para moverme entre ellos y volver al pelotón. Se acabaron las dudas, en cuanto veo un buen sitio me paro a la derecha y me pongo a lo mío.

¡Coño que rápido desapareció el pelotón! Creo que desaparecieron de mi vista antes de que yo derramase la primera gota. Venga a pasar coches, venga a pasar coches ¡Que angustia! Se acaban los coches y todavía estaba yo meando. Tardé un minuto y trece segundos. Me había quedado totalmente sólo en medio de la nada. La situación se complicaba.

Pero justo cuando estaba acabando vi que venía Mark a toda leche gritando "vamos Javier, vamos". Monté en la bici lo más rápido que pude y apreté para tratar de alcanzarle. Sabía que a relevos con Mark podría volver al pelotón, estaba salvado.

Me costó alcanzarlo, de hecho tuvo que aflojar él. Nos pusimos a darnos relevos y en tres minutos ya estábamos al final de la cola de coches. También en ese momento vimos otros ciclistas que se incorporaban a la carretera desde sus respectivas paradas fisiológicas. Enseguida formamos un grupo de seis o siete. La cosa tenía ya mejor pinta. Aun así me llevó 7 minutos 30 segundos de esfuerzo el volver al pelotón. Tiempo de perderse en el medio y relajarse un poquito.

No parece muy profesional, pero tiene justo ls información que necesitaba
El siguiente punto que tenía en mis notas era el km120. Allí había un puesto de avituallamiento pero yo no tenía planes de parar, llevaba conmigo todos los geles que iba a necesitar y tenía pensado hacerme la ruta entera sin parar más que a coger agua (y mear). Lo que era importante del km120 es que empezaba la subida más larga y dura del día. Unos kilómetros antes me coloqué en la parte delantera del pelotón. Había estado observando a los ciclistas que iban en el pelotón y estaba seguro que muchos de ellos se quedarían atrancados con las primeras rampas del 10%.

Entramos en una pequeña ciudad, un par de rotondas y un giro brusco hacia la izquierda demostraron que mi movimiento había sido muy inteligente, cuando empezó la subida estaba perfectamente colocado entre los 10 primeros del grupo. Paul estaba unos pocos metros delante de mi y yo sabía que sería una referencia perfecta para marcarme el ritmo de la subida.

No tardó mucho en aparece Rupert por detrás. Se puso a mi altura y rodamos juntos por un par de segundos, lo suficiente para intercambiar unas pocas palabras de ánimo mutuo en medio del esfuerzo y poco a poco me fue adelantando. Hizo lo mismo con Paul, le alcanzó, rodó con él unos segundos y luego le adelantó. Menudo espectáculo ver como sube el amigo Rupert.

En medio de la subida llego un llano y los tres casi nos juntamos pero en el mismo momento que la carretera se volvió a inclinar Rupert volvió a abrir hueco y yo me iba quedando poco a poco detrás de Paul. Estaba controlando mi ritmo magníficamente, pero algo me preocupaba...

Necesitaba parar a mear.

Si, ya lo se. Habían pasado sólo dos horas desde que había tenido que parar a mear. Será que mi vejiga es pequeña, será que mis riñones trabajan demasiado, será la razón que quieres que sea, pero yo tenía que parar a mear.

Tan pronto como coronamos me paré. Rupert y Paul habían desaparecido de mi vista pero sabía que no estaban muy por delante. Mientras meé por un interminable minuto y veinte segundos me daba cuenta que mis posibilidades de alcanzarles desaparecían.

Como pasó con mi primera parada a mear apareció Mark. Esta vez no había acabado por lo que él siguió su camino dejándome sólo.

Al poco apareció un control de avituallamiento, este sólo con líquidos (sin comida). Paré a rellenar un bidón (el otro no lo había tocado todavía). Mark estaba allí parado pero parecía que iba a tomárselo con calma por lo que le avisé que yo seguía camino.

Yo no es que sea un gran bajador, y una de las razones por las que lo se es porque me adelantaron 9 ciclistas en esa bajada. Y los 9 desaparecieron por delante a pesar de mis esfuerzos por seguir su estela. Lo curioso es que nada más que llegamos al llano enseguida fue evidente que yo rodaba más rápido que ellos. Los alcancé y saltaron todos a mi rueda como posesos.

7 de esos ciclistas eran todos del mismo equipo/club italiano, el otro era un italiano, su maillot tenía el logo de la PBP2015 por lo que asumí que habría terminado la PBP. El otro era un francés. Solo el italiano de la PBP quería entrar a los relevos, pero sus relevos eran más bien flojitos. Tarde unos buenos minutos en darme cuenta que de seguir haciendo yo la mayoría del trabajo acabaría quemándome y quedaba mucha ruta por delante. Decidí que lo mejor era descolgarme a la cola del grupo y esperar a que nos adelantase otro grupo más rápido.

Rodando a la cola del grupo me di cuenta de lo que pasaba. El grupo italiano rodaba a unos 30km/h sin relevos organizados, en una especie de anarquía que servía para mantener el grupo en marcha, pero que no era eficiente. Les daba soporte una moto que rodaba detrás de nosotros en la moto un conductor y un pasajero; cuando uno de los del grupo necesitaba algo levantaba la mano y la moto se adelantaba poniéndose a su altura para pasarle un bidón, un gel o lo que fuese.

Voy a hacer un inciso para comentar que me pareció que la gente iba super preparada a esta marcha. Había un montón de "domestiques" a la vera de la carretera pasando comida, bidones y recogiendo ropa de los ciclistas. Un montón de ciclistas tiraban los envoltorios de sus geles a la cuneta, incluso sus bidones vacíos. Incluso dos ciclistas que llevaban el maillot de Bélgica recibían soporte desde una furgoneta. En un momento dado la furgoneta se puso en paralelo con el pelotón, ocupando el carril contrario de la carretera, para pasarles geles y bidones a esos dos ciclistas para que así no tuviesen que bajar a la cola del pelotón a por ellos. Yo alucinaba con semejante proyecto fallido de pros-wannabe.

Venga, de vuelta a mi grupo de italianos. Estaba yo a la cola del grupo cuando llegamos al km185 y decidieron parar en el avituallamiento que allí había. El italiano de la PBP siguió rodando, el francés siguió rodando y yo seguí rodando. Ahora éramos tres. Hablamos un poco (ahí fue donde me enteré que uno era italiano y el otro francés) y acordamos darnos relevos.

Claro que rápidamente me di cuenta que era yo el que estaba haciendo la mayor parte del trabajo. Por suerte para mi no pasó mucho tiempo antes de que oyese a alguien gritar mi nombre. Miré hacia atrás y vi aparecer al séptimo de caballería al rescate. Un grupo de unos 15 ciclistas encabezado por el tren de los Kingston Wheelers (Dai, Richard, Mark B, Mark H y TY) nos estaba alcanzando.

No os podéis hacer una idea de lo contento que me puse cuando les vi. Sabía que un pelotón liderado por los Kingston Wheelers rodaría bien. Nos conocemos muy bien, hemos rodado juntos en rutas a un ritmo parecido para prepararnos para esta Milan San Remo. Sabemos como darnos relevos de acuerdo a las fuerzas de cada uno, no damos tirones pero mantenemos un ritmo considerablemente más alto (unos 35km/h) que el que tenían los italianos (30km/h) no me extraña que nos alcanzasen por detrás.

Me tomé cinco minutos para descansar en medio del pelotón y tomarme un gel y una vez recuperado pasé a la cabecera del grupo para colaborar con mis colegas. El italiano de la PBP y un ¿aleman? también entraron a colaborar, el resto del pelotón a cola del tren. Eso era ciclismo en su máxima expresión. Rodando a buena velocidad por la costa de riviera italiana (preciosa), una climatología perfecta, con tus colegas, ¿qué más se puede pedir?

Mantuvimos la formación hasta que llegamos a una serie de pequeñas colinas. El alemán, Dai y yo subíamos a buen ritmo, pero el resto del pelotón se quedaba. En el km247, en la cima de la antepenúltima subida había un avituallamiento. Yo rellené los bidones, el resto todavía estaba subiendo, le dije a Dai que yo iba a tirar, el dijo que tiraba conmigo. En la bajada TY y Richard nos alcanzaron. Ahora éramos 4.

Rodamos juntos hasta el comienzo de la Cipressa, la penúltima subida. Nada más empezar a subir nos quedamos solos Dai y yo. Nos dábamos relevos en la subida diciéndonos el uno al otro "a ritmo, a ritmo". Me lo pasé genial en esa subida. Es una de esas ocasiones en las que a pesar de llevar 260km en las piernas te encuentras bien, estás rodando sin llegar a tu límite, en buena compañía, disfrutando de una subida preciosa.

Nada más empezar el descenso Dai se me escapó por delante. No era capaz de seguirle bajando. Y mira que yo pensaba que estaba bajando rápido, nada de locuras, pero razonablemente rápido. Pues aun así el hueco no hacía más que crecer y crecer. Cuando acabé el descenso le vi en la distancia. Calculé que si mantenía un ritmo constante le alcanzaría en la subida al Poggio, sabía que tenía buenas piernas por lo que con toda la calma del mundo me tomé el último gel.

Entonces llegué a una rotonda. La señal no dejaba claro que salida tenía que tomar. Dudé un instante y me decidí por la salida de la derecha. Inmediatamente empecé a subir. Había subido unos 150 metros cuando vi a Dai bajando. Me preguntó si estaba seguro de que estábamos en la ruta correcta. Yo no lo estaba.

Perdidos por unos metros (cuesta arriba)
Dai hizo un giro de 180 grados en la rotonda y se unió a mi en la subida. Cuando llegamos a la siguiente rotonda yo ya estaba convencido de que esa no era la ruta. Lo comentamos y dimos un giro de 180 grados para volver por donde habíamos subido hasta llegar a la rotonda original.

Dai iba por delante y vimos a Richard a lo lejos. Obviamente él no se había equivocado de salida en la rotonda anterior. Aun así le cogimos con bastante rapidez. Nos contó que TY iba por detrás.

Rodamos los tres juntos pero enseguida vino el giro a la derecha que marca el comienzo de la subida al Poggio (km280). Yo me encontraba genial y no quería que Dai me descolgase en el descenso por lo que le dije "yo voy a tirar, ya me pillarás en el descenso". Me levanté sobre la bici, y puse ritmo de samba. Como siempre pasa cuando te encuentras bien y estás en una subida que no conoces el ritmo que me puse era demasiado rápido y más o menos a mitad de subida tuve que reajustarlo para que no se me saliese el corazón por la boca. Aun así acabé coronando el Poggio en un tiempo muy decente (menos de 10 minutos).

Apreté en la bajada todo lo que pude, pero aun así Dai me alcanzó justo al final de la bajada. Juntos rodamos el último kilómetro. En la última rotonda Dai iba por delante y, a pesar de las señales de uno de los voluntarios, tomo la salida incorrecta. Yo al ir por detrás tuve más tiempo para pensar y tome la salida correcta por lo que me quedé sólo en la recta a meta.

Entré pedaleando tranquilamente con un tiempo de 8h:48:57.

66 de 714 no está mal para una meona
Enseguida via a Pat y a Paul que estaban en un banco al poco de pasar la línea de llegada y allí nos fuimos concentrando a medida que íbamos llegando.

Todavía faltan algunos Wheelers por llegar
Al final acabé muy contento. Rodar la Milan San Remo con un grupo de amigos es una gran experiencia. De hecho todo el fin de semana estuvo genial. Por si fuera poco me encontré genial sobre la bici, siempre en control y acabando fuerte. Aun así no creo que vuelva a hacer la Milan San Remo. Es una ruta demasiado poco exigente (300km pero sólo 2.300m de desnivel) que favorece demasiado el rodar en grupo.

La ruta en Strava

A cuidarse
Javier Arias Gonzalez

lunes, 2 de mayo de 2016

Severn Across 400 (Español)

[Mail al Pakefte, como es una crónica la copio aquí]

Pues nada, que ayer me hice mi 400 de esta temporada. El Severn Across, uno que me había dejado pendiente el año pasado.

La verdad es que no empecé muy bien. Sobre el km 30 rodaba a la cola de un grupo a ritmo decente cuando me descolgué para parar a mear y cuando reanudé la marcha me dio un bajón considerable.

De repente todos los pensamientos que me venían a la cabeza eran negativos. Que si hacía mucho frío (el garmin dice que 0C), que si llevaba una semana sin montar en bici, que si la báscula me decía que había engordado 2.5kg en una semana (¿es eso posible?), que si había estado viajando, que si había dormido poco, que si hacía viento de cara. Parecía que todas las disculpas posibles e inventadas se me pasasen por el cerebro. No me reconocía. De hecho pensé en retirarme; y me gustaría poder decir que no me retiré porque soy un tipo con fuerza de voluntad, pero lo cierto es que iba ya por el kilómetro 45 y no tenía ni idea de cómo volver al punto de partida.

Una vez mentalizado de que tenía que hacerme la ruta completa me lo tomé con bastante calma. Tal es así que cuando llegué al primer control (km75) Gavin, Omar y Sarah, los otros tres Kingston Wheelers que hacía la ruta, estaban a punto de ponerse en marcha preguntándose que habría sido de mi.

Aproveché para hacer una parada rápida (sellar la brevet, visita al servicio y en marcha) para poder unirme a ellos. A partir de ese punto formamos el tren de los Kingston Wheers.

Al final acabamos rodando prácticamente juntos toda la ruta. Y mira que es difícil que cuadren los ritmos de rodar/parar en un grupo de cuatro ciclistas que no han rodado juntos tantas veces, pero una vez más se produjo uno de estos pequeños milagros.

Y pedaleando en grupo poco a poco me empecé a sentir bien. La temperatura subió, el viento amainó y, desde luego, disfrutaba de la compañía. Tal es así que para cuando llegué a Yat Rock, una subidita de unos 2km con rampas de hasta el 24% justo en el km 190, me encontré bien de piernas y decidí subirla a tope. La pena es que un mini atasco de coches me obligó a poner el pie a tierra y ahí se esfumaron mis posibilidades de marcar un record personal en esa subida.

En el último control (km314) se nos unió Aidan, pasamos a ser un tren de cinco vagones. En ese punto teníamos que decidir entre dos opciones de ruta. O ir por las carreteras B (locales) en un recorrido sube y baja o ir por la A4 (una nacional) en un recorrido más llano y de la misma distancia. Como eran ya las 21:00 nos decidimos por la A4 con la esperanza de que no hubiese mucho tráfico.

La pena es que esa alternativa yo no la tenía cargada en mi GPS y lo mismo le pasaba a Gavin y a Sarah. Estábamos en las manos de Omar y Aidan que fueron los que se pusieron en cabeza y empezaron a darse relevos. Por detrás de ellos Gavin, luego Sarah y cerraba yo el grupo.

Un par de veces me moví hacia la cabeza con la intención de dar algún relevo pero entre que yo no conocía la ruta y que no llegué a entender el criterio que Omar y Aidan seguían en sus relevos decidí volver a retirarme a la cola del pelotón y disfrutar del paseo prácticamente sin esfuerzo.

Llegamos a la 1 de la madrugada. Justamente 19 horas después de haber salido. Al igual que me pasó en el 300 de la semana pasada el 400 más rápido de los que he rodado en grupo aunque más lento que cualquiera de los que he rodado en solitario.

En dos semanas el 600. El Bryan Chapman, el brevet más bonito de los que conozco. Ya hay ganillas.


La ruta en Strava

A cuidarse
Javier Arias González

martes, 26 de abril de 2016

Oasts and Coast 300 (Español)

[Mail al Pakefte, como es una crónica la copio aquí]

Yo también hice este pasado sábado mi 300. Era el Oasts and Coasts 300. Ya lo había hecho dos veces pero quería volver esta vez porque me gusta el recorrido, me cae bien el organizador y el año pasado tuve mala pata y no pude hacerlo.

En mi caso me tocó pagar mi arrogancia. El jueves por la tarde/noche me había pegado una sesión de rodillo realmente dura. El viernes le decía a mi manager "total es sólo un 300" creyéndome lo de "sólo". Y, claro, el sábado en la primera cuesta me di cuenta de que había sido un error, no estaba lo fresco que el recorrido exigía.

Este es un 300 raro. Los primeros 120 kilómetros tienen 1.500 metros de desnivel. Los siguientes 30km son prácticamente llanos pero totalmente expuestos a un viento que en mi experiencia, 3 de 3, siempre es de cara. En el km 150 está el control donde tiene sentido pararse a comer y a partir de ahí es más bien una ruta turística por paseos marítimos, parques con vistas a los alcantilados y visita a Dover y su castillo (los castillos siempre están en lo alto).

Me gusta este recorrido porque me permite darme cera los primeros 150km, parar a comer y luego, cansado, pasearme por la parte turística del recorrido.

Por suerte para mi hice el recorrido con tres personas más, Gavin, uno de los Kingston Wheelers que me llevó a rueda la primera jornada de la PBP, Sarah, una Kingston Wheelers que está empezando en esto de los brevets y Sefi, un amigo de Sarah de club no identificado. Empezamos el 300 rodando en grupo y se dio una de esas raras casualidades en las que encajas tanto en el ritmo del rodar como en el ritmo del parar. Ritmo de rodar un poco más bajo del que yo suelo rodar, un ritmo de paradas un poco más alto del que yo suelo parar, pero ritmos a los que me adapté gustoso visto el estado de mis piernas.

La climatología en este país es más bien húmeda e impredecible y en primavera aun más. Empezamos el día con un frío que me hizo pensar que estaba poco abrigado. La temperatura subió con rapidez hasta los 10 y pico grados y eso, combinado con las colinas, me hizo pensar que esta muy abrigado. Para cuando llegamos al llano había salido un sol radiante, pero el viento de cara equilibraba la temperatura; o lo mismo fue que ya estaba tan cansado que no sentía ni frío ni calor. Después de comer aparecieron las nubes que descargaron fina lluvia ahora si, ahora no. Ese tipo de lluvia que te tiene indeciso entre si parar o no a ponerte el chubasquero. Nos decantamos por no parar en ninguna de las ocasiones y se ve que acertamos, no acabamos empapados. Eso si, la suerte jugó a nuestro favor ya que cuando se abrieron los cielos en forma de tormenta de granizo nosotros estábamos en una cafetería merendando tan ricamente. El día llegó cansado de tantos cambios climáticos a la tarde y nos regaló una excelente y tranquila puesta de sol anticipo de un par de horas de rodar de noche antes de acabar el día con una sopa de vegetales, caliente, obsequio de la organización.

Al final fueron 15 horas. De las que estuve parado 2 horas y media. Más lento que cualquier 300 que haya rodado yo sólo, más rápido que cualquier 300 que haya rodado acompañado. Un buen equilibrio.

Ahora a descansar las piernas y el próximo sábado me toca el 400. El Severn Across, otra brevet que he hecho dos veces y que el año pasado también tuve la mala pata de perderme. Está uno pagando "deudas" pendientes del año pasado.



La ruta en Strava

A cuidarse
Javier Arias González

domingo, 13 de marzo de 2016

The Horsepower 200 (español)

Tenía yo mis dudas sobre este 200. Nunca lo había rodado, pensaba que no iba a conocer a nadie y, raro en mi, no tenía un plan sobre como rodarlo. Pero me equivocaba.

Nada más bajarme del coche empecé a reconocer gente con la que había rodado. También un par de Wheelers, Gavin y Sarah. Buena sorpresa. Gavin iba a rodar con su hermano y su sobrino en plan "full value" (apurando los tiempos de cierre de los controles) y Sara iba a rodar con su amingo (no me quedé con su nombre). Rodar en plan "full value" me parecía demasiado lento por lo que decidí que rodaría con Sarah y su amigo.

El problema fue que un minuto antes de empezar, cuando todos estábamos esperando que nos diesen la señal de salida un ciclista me advirtió que había perdido un tornillo de mi portabultos. Me costó un tanto solucionar el problema y cuando me puse en marcha hacia un rato que todos se habían ido. Decidí darme cera y ver si era capaz de alcanzar a Sarah y su amigo.

Rodé la primera hora bastante fuerte (252w NP, IF 0.87), adelanté a un montón de ciclistas, pero sin señales de Sarah y su amigo. En el km 47 llegué al primer control y allí estaban. Me hice con un ticket para demostrar mi paso por ese pueblo y como ellos se ponían en marcha no me entretuve más y me uní a ellos.

El problema es que yo necesitaba una parada fisiologíca por lo que cuando salimos del pueblo y encontré un sitio adecuado me paré. Cuando acabé volví a la bicicleta y venga a ritmo para tratar de alcanzarlos.

Resultó que no rodaban tan despacio, me costó más de lo que yo esperaba cogerlos. Para cuando llegué a su altura se les había unido un tercer ciclista, un Dulwich Paragon. Y justo un minuto después de haberlos alcanzado va y se me rompe el guardabarros trasero. Me paro, lo arreglo y venga otra vez a poner ritmo de caza en busca del trio que me precedía.

No los alcancé hasta el km 75. Al principio me quedé a la cola del grupo recuperando el aliento y luego pase un par de veces a dar relevos al frente. En el km 100 llegamos al segundo control. Mitad de ruta.

Mis tres acompañantes decidieron tomárselo con calma y sentarse a comer algo. Yo no quería parar tanto tiempo por lo que unos minutos depués ya estaba de vuelta en la bici.

Un ciclista que se ponía en marcha en ese mismo momento se unió a mi y al poco, sin mediar palabra entre nosotros, ya estábamos dándonos relevos y rodando a buen ritmo. A veces el ciclismo es mágico.

La pena es que no duró mucho. En uno de los relevos yo estaba delante y me di cuenta que hacía tiempo que el otro no pasaba a dar relevos. Miré hacia atrás y vi que no estaba ahí. Había desaparecido, ni idea de que le pasó.

Y en estas me encuentro sólo y sin un plan claro que seguir. Obviamente la situación duró solo unos segundos. En breve hice un par de cálculos y caí en la cuenta que acabar antes de las 15:30 era un buen objetivo. "Solo" tenía que mantener una media de 26km/h (incluyendo paradas), complicado porque ya estaba empezando a pagar los excesos de la primer mitad de la ruta, pero posible si era capaz de gestionarme correctamente.

Cuando ruedo sólo todo me resulta mucho más fácil si tengo un objetivo en mente. Todos mis pensamientos se centran en ese objetivo ¿estoy comiendo bien? ¿voy demasiado rápido/despacio? ¿es el viento de cara más fuerte? ¿debo ponerme en una postura más aerodinámica? Me olvido de todo, me concentro en lo que estoy haciendo y disfruto.

Los últimos 10km antes del tercer control (km 150) me costaron lo suyo (NP 190w, IF 0.65), acabar antes de las 15:30 seguía siendo posible pero tenía menos margen de maniobra.

En el control me encontré con un ciclista, charlé con él brevemente antes de que se pusiera en marcha. Yo decidí alargar un poco la parada (unos 10 minutos en total) para darme tiempo a comer y beber bien.

Los primeros 10k después del control se me siguieron haciendo duros (aunque viendo ahora el perfil veo que picaban para arriba), pero poco a poco me empecé a sentir mejor (aunque viendo ahora el perfil veo que los kms en ese momento picaban para abajo) y sin darme cuenta me encontré a 30km de acabar y pasando un montón de ciclistas otra vez.

He de mencionar que me sorprendió el adelantar a esos ciclistas. No tenían pinta de ser lo suficientemente rápidos para estar tan en la parte delantera de la ruta. También pasé al ciclista que me encontré en el tercer control. Mis piernas parecia que vivían una segunda juventud, parecía que si que iba a acabar antes de las 15:30 y me sentía genial sobre la bicicleta.

De repente atravesé un pueblo y lo reconocí. Esta carretera era la parte final del Flatlands 600 y parte de la parte final de la LEL2013. Una carretera en constante sube y baja que te impide coger ritmo y que te destroza las piernas.

Lo normal es acabar odiando este trozo de carretera, pero sorprendentemente yo lo disfruté. Ataqué cada subida en plato grande y lancé

Me sellaron la brevet a las 15:23 en el último control. Para mi sorpresa me dijeron que era el primero en acabar. Todos esos ciclistas que había adelantado y los que ya estaban en el control eran de la versión corta (100km) de la ruta. Me sorprendió bastante porque casi 8 horas para acabar un 200 mayormente llano (1000m) no es rodar tan rápido. En cualquier caso yo estaba encantado con como me había salido la ruta.


En el control final tenían de todo. Me tomé un sopa de vegetales, un sandwich de jamón y queso, un par de vasos de leche. Charlé con los ciclistas que por allí estaban. Sarah, su amigo y el ciclista de los Dulwitch llegaron y me quedé un poco más para intercambiar impresiones con ellos. Cuando me fui para casa llevaba una sonrisa en mi cara, había pasado un gran día.

 La ruta en Strava

A cuidarse
Javier Arias González


sábado, 14 de noviembre de 2015

Acabo de descubrir lo que el número Eddington y la he jodido

Una advertencia. El número Eddington es un concepto adictivo. Si eres un ciclista (y/o corres y/o nadas) que guarda la distancia de sus salidas, especialmente si eres un ciclista aficionado a las largas distancias, descubrir qué es el número Eddington tiene el efecto de hacer que quieras salir a rodar más veces y por más kilómetros. Probablemente ya estás suficientemente enganchado al ciclismo por lo que siéntete libre de dejar de leer ahora mismo y sigue viviendo en la ignorancia... Estás advertido.

Según la wikipedia:
"Arthur Stanley Eddington OM (28 de diciembre de 1882 en Kendal-22 de noviembre de 1944 en Cambridge) fue un astrofísico británico muy conocido en la primera mitad del siglo XX. El límite de Eddington, el límite natural de la luminosidad que puede ser radiada por acreción a un objeto compacto, de él toma su nombre."
Pero lo que es más importante es que Sir Arthur Stanley Eddington era un ciclista aficionado y es el creador del número Eddington. Traduzco de la versión en inglés de la wikipedia:
"El número Eddington en el contexto del ciclismo se define como el número máximo de E de tal manera que el ciclista ha completado un salida de E millas en E días. Por ejemplo, un número de Eddington de 70 implicaría que el ciclista ha completado una salida de por lo menos 70 millas en un día en 70 ocasiones.[...] El número E del propio Eddington era 84." [El número Eddington se expresa en millas, es probablemente la única ocasión en que está justificado usar millas y ciclismo en el mismo contexto]
Suena tonto, lo se, pero, ¿Sabes qué es lo que hace un ciclista data geek que tiene registradas todas sus salidas cuando entiende el concepto?
Exacto. Soy un ciclista E75. Bonito número. Esto quiere decir que en 75 ocasiones he rodado 75 millas (unos 120km) o más.

¿Sabes que pasa ahora? Pues obviamente que quiero hacer crecer ese número. Y eso me ha hecho entrar en una espiral de querer salir a montar en bici con más frecuencia y para rodar más distancia. Te cuento como ha funcionado en mi caso.

Da la casualidad que he rodado 75 veces al menos 76 millas (122km). Es decir, que si salgo mañana y hago una ruta de 122km pasaré a ser un ciclista E76. Fácil.

¿Cómo llego a E77? En mis registros veo que he rodado 73 veces al menos 77 millas (124km). Pero un momento. Una única salida de 76 millas (122km) me haría E76 pero esa salida no contaría para hacerme E77 (sólo las salidas de más de 77 millas cuentan). Esto quiere decir que si quiero llegar a E77 no tiene ningún sentido hacer una salida de nada más 76 millas (122km). Debería hacerla de 77 millas (124km), eso me haría E76 y la salida contaría para hacer E77.

¿Pero que sentido tiene ser E77? 77 es un número anodino. ¿Cual es el siguiente número que quede bien?

E100. Oh si, E100 suena muy bien. Significa que has rodado al menos 100 millas (161km) 100 veces. Eso ya tiene mucho mejor pinta. ¿cuanto me falta?

Pues resulta que he rodado en 52 ocasiones más de 100 millas (161km). Esto quiere decir que E100 es un objetivo realizable. Saliendo como hasta ahora calculo que seré E100 en unos 5 años. ¡¡Me mola, me mola!!

Y ahora viene la parte en la que todo se va al carajo. ¿Cual es el máximo E al que podría llegar?

Tengo 40 salidas de más de 125 millas (201km), calculo que en 10 años podría llegar a ser E125. Pero la casualidad hace que tenga 39 salidas de más de 130 millas (209km) lo que quiere decir que si estoy haciendo una salida de unos 200 kilómetros debería extenderla hasta los 209 para que así pueda llegar a E130.

¿Sabes que?

Que tengo 30 salidas de más de 150 millas (241km). por lo que por qué pararse en los 209km. Lo que debería hacer es seguir hasta los 241 y así llegar a un E150... Estoy jodido.

Ahora, que has llegado hasta aquí. ¿Quieres saber cual es tu número Edington?

¿Estás seguro?

Pues bien, tu también estás jodido.  Aquí tienes una hoja de cálculo que hará el calculo y el gráfico por ti. Sólo tienes que sacarte una copia, pegar las distancias de tus salidas en la columna B y ya está (usa la pestaña que se llama kilómetros).

Otros recursos (en inglés):
A cuidarse
Javier Arias González

jueves, 24 de septiembre de 2015

¿Qué llevo en mi bolsa del sillín?

¿Qué pasa "biciosos"?

Para muchos hay un debate sobre si llevar o no una bolsa de sillín cuando montan en bici. En mi caso ese debase se solventó muy rápido, yo siempre llevo una bolsa en el sillín, no me importa si eso no es "pro", lo que a mi me importa es lo práctico que me resulta.

Una ves que decides que vas a llevar bolsa en el sillín el siguiente paso es decidir que bolsa vas a usar y que vas a llevar en ella. Esta es mi configuración actual.

La bolsa es una Topeak Strap Aero Wedge Pack pequeña. Esta es la bolsa más pequeña de la familia pero es suficientemente grande para llevar todo lo que necesito. Me gusta especialmente la tira que tiene que te permite enganchar una luz trasera.

En la bolsa llevo:
  • Una bomba Bontrager Air Rush Road Mini Pump/CO2 Inflator. Me encanta esta bomba. Es pequeña y ligera; puede usarse de manera estándar o con botellas de CO2. Resulta muy práctico.
  • 2 botellas de CO2. Venían con la bomba y los uso para hinchar la rueda si quiero hacerlo rápido (tengo prisa o si el tiempo no es demasiado bueno) y/o que la rueda tenga buena presión. 
  • 2 Cámaras Continental Race 28 (700c) Supersonic. Estas cámaras son muy ligeras y se empaquetan ocupando muy poco volumen. Yo meto cada cámara en una bolsa de plástico individual para que estén más protegidas del agua.
  • 2 desmontables Park Tool Tyre Levers y 1 paquete de parches autoadesivos El paquete original traía 3 desmontables, pero con 2 yo tengo suficiente para desmontar las cubiertas de todas mis ruedas. Los parches autoadesivos ocupan tan poco y son tan ligeros que los llevo para el caso de que tenga más de dos pinchazos en una salida, no es que pase con mucha frecuencia, pero si que me ha pasado.
  • Una mult-iherramienta Topeak Mini 18+ Me encanta, es pequeña, no muy pesada y tiene todas las herramientas que necesito, incluido un tronchacadenas (que funciona con cadenas Shimano para 11 velocidades)
En este video puedes ver como lo meto todo en la bolsa del sillín. El conjunto completo pesa 632g


A cuidarse
Javier Arias González

lunes, 31 de agosto de 2015

Paris-Brest-Paris 2015

Relajado
Este soy yo aproximadamente una hora antes de que comenzase mi Paris-Brest-Paris 2015. Cuando pedí a Marcín que me sacase esta foto quería reflejar lo relajado que me encontraba, lo feliz que me sentía y el hecho de que pensaba que simplemente estar en Paris ya lo consideraba una recompensa.

Confesando públicamente mi acojonamiento
Y si, estaba relajado. Mi clasificación para la PBP no había sido precisamente fácil (Lee esta entrada para entender por qué no fue fácil http://www.unbiciorejon.com/2015/04/my-journey-to-paris-brest-paris-2015.html), el día anterior había confesado en twitter que estaba un tanto acojonado (aunque en inglés usé una forma mucho más políticaente correcta).

Claro que ese relax se evaporó cuando al apoyar la bici en una valla se enganchó el cable del cambio delantero con el faro y en ese gesto el cable se salió de su guia.

Allí estaba yo, media hora antes de empezar la PBP soltando el cable del cambio delantero para poder volver a meterlo por su guía y luego ajustándolo de nuevo. No quedó perfecto, pero podría cambiar de plato. Suficiente, ya podía relajarme otra vez.

Y la prueba de que conseguí relajarme es que minutos antes de la salida me metí entre pecho y espalda un señor bocadillo de chorizo con jamón york y un bocadillo de chocolate negro con almendras.

Bocata chorizo con jamón york pre-PBP
Bocata de chocolate negro con almendras (marca Dia) pre-PBP
¿Quien sino alguien totalmente confiado en sus capacidades osa contradecir todos los manuales habidos y por haber sobre nutrición para ciclistas?

Mientras me comía mi bocada caí en la cuenta de lo improbable del grupo de cuatro ciclistas con el que me disponía a tomar la salida, un polaco que vive en España (Marcin), un español que vive en el Reino Unido (yo) y dos subditos de su majestad (Dominic y Gavin).

Los cuatro declaramos la intención de empezar tranquilos y eso hicimos. En los 70 primeros kilómetros rodamos a un ritmo muy asequible y la mayor anécdota de este tramo es que nos adelantó (y saludamos a) Steve Abraham que participaba en la PBP como parte de su intento de batir el record del mundo de distancia rodada en un año. Era la primera vez que rodábamos los cuatro juntos, pero nos coordinamos tan bien que incluso nos organizamos para parar a mear todos a la vez.

Curiosamente esta parada coordinada fue el fin de la coordinación del grupo. Marcin se puso en marcha un poco antes que el resto y cuando los demás nos pusimos en marcha habíamos perdido su pista entre los incontables e indestinguibles ciclistas que rodabamos por esa carretera.

Aprovecho para hacerme una nota para futuras PBPs. Si piensas rodar con alguien asegúrate de que tienes una forma de distiguirle durante la noche. En las noches de la PBP todos los ciclistas son amarillos (por el chaleco reflectante que te da la organización). Una pequeña luz en el casco de un color que no sea rojo sería ideal ya que se podría distinguir desdemucha distancia.

Sin ningún tipo de comunicación verbal Dominic, Gavin y yo fuimos poco a poco acelerando el ritmo y enseguida empezamos a darnos relevos con una gran naturalidad. No es que fuesemos muy, muy rápido pero si que manteníamos un ritmo sostenidamente alto. Los 70 km hasta Montagne Au Perche se me pasaron volando.

El comedor de Montagne tenía este aspecto
En Montagne (km140) hicimos nuestra primera parada. ¿Qué hice yo? Pues comerme otro bocada de chorizo con jamón york y otro bocata de chocolate negro con almendras. Revelde que es uno. En la cafetería pedí una taza de leche y la señora que me atendió no me lo quiso cobrar, no tenían precio asignado para la leche sóla.

En total paramos una hora (demasiado en mi opinión) pero lo bueno fue que durante la parada nos reencontramos con Marcin, El reencuentro no duró mucho, porque al poco de empezar a rodar caí en la cuenta de que Marcín no iba con nosotros (luego me contó que se había despistado un momento y nos había perdido de vista en medio de la noche).

Dominic, Gavin y yo seguimos rodando a un ritmo más bien alegre, pero ahora era Dominic el que más tiempo pasaba al frente de los tres.  Tenía sueño y combatía los ataques de sueño tirando del grupo. No es de extrañar que se me hiciesen cortos los 80 kilómetros hasta Villaines La Juhel.

En Villaines (km221) sellamos y decidimos pasar por el restaurante a comer algo. Un niño del pueblo me llevó la bandeja desde la caja del restaurante a la mesa donde nos íbamos a sentar. Me dejó impresionado, eran las 6 de la mañana y allí el guaje estaba llevando las bandejas de los ciclistas.

Comida/Desayuno a las 6:00 después de 221km
No es que nos entretuviesemos mucho, pero entre unas cosas y otras la parada nos llevó otra hora. Cuando nos pusimos en marcha cambió el patrón de como rodábamos. Seguíamos rodando a muy buen ritmo, pero ahora era Gavin el que más tiempo pasaba al frente de grupo y yo confesé que iba con las fuerzas justas para poder seguirles la rueda, pero que no podría entrar a los relevos. No les importó, me animaron a seguir a su rueda y así mantener lo que llamamos el WheelersTrain.

Ya tiene narices que la foto sea justo en uno de los pocos momentos que yo iba en cabeza

La siguiente etapa era de 90km y cuando íbamos aproximadamente por la mitad Gavin dijo que le apetecería tomar un café. Acordamos parar en el siguiente pueblo que tuviese un café abierto. Gavin y Dominic se pidieron un café y yo decidí unirme a ellos. Yo no tomo cafeína, pero mi razonamiento fue, si ya me cuesta seguirle el ritmo a estos dos, ahora que se están tomando un café me va a costar mucho más, mejor me tomo yo uno también y así las fuerzas no estarán tan dispares. Bienvenidos al mundo de los razonamientos de la señorita pepis.

El caso es que el café me hizo muy buen efecto y pude seguir el ritmo del grupo sin problemas hasta Fougueres (km310).
Feliz de haber completado un cuarto (310km) de la ruta
En Fougueres sellamos y decidimos volver a comer "algo". Eran las 10:30 de la mañana, pero yo me volví a meter otro menú completo para el cuerpo.

Sólo me acordé de sacar la foto cuando tenía la sopa casi terminada
Cuando nos disponíamos a ponernos en marcha me encontré (en realidad me encontró él a mi) con Phil, TheWattmeister. Coindicimos rodando juntos unos 150km en Severn Across 400 de 2014 desde entonces nos seguíamos mutuamente en Strava y Twitter y no habíamos tenido ocasión de volver a coincidir. Me alegró mucho coincidir con él; como suele pasar en estos eventos a partir de ese momento coincidimos varias controles y siempre nos volvíamos a saludar con alegría e intercambio de bromas. Quedamos en que el año que viene trataremos de rodar algún evento juntos.

La etapa hasta Tinteniac (km363) era corta, sólo 54km, pero para cuando llegamos twiteé que me sentía como Chris Froome escoltado por Richie Prote (Dominic) y Geraint Thomas (Gavin). A esas alturas ya me dejaban a mi siempre el rodar en medio de ellos dos para que pudiese rodar con menos esfuerzo.


En Quedillac (km389) no había que parar a sellar, pero al llegar vi que el mecánico estaba libre por lo que decidí llevarle mi bicicleta. Había ya varios kilómetros que el plato no cambiaba bien y que cuando me ponía de pie hacía un ruido que sonaba bastante mal. Yo pensaba que estaba relacionado con el cable que había reparado justo antes de la salida, pero el mecánico dijo que no, que el problema estaba en el buje de la rueda trasera. Lo desmontó, lo limpió, lo engrasó y el problema se solucionó. Cuando acabó le pregunté cuanto le debía y me dijo que 2€ para tomarse una cerveza. Le dejé 5€ y todo mi agradecimiento. Que te quiten un ruido horrible de la bicicleta cuando todavía te quedan 840km por delante no tiene precio.

Three Musketeers

Dominic y Gavin no sólo esperaron pacientemente a que me repararan la bicicleta sino que también me llenaron los botellos con agua mientras tanto y en ningún momento mostraron prisa alguna por ponerse en marcha. Cuando nos pusimos en marcha volvieron a llevarme en volandas.

Mi plan original era llegar a Loudeac (km448) a las 21 y parar a dormir, pero cuando llegamos a Loudeac eran sólo las 18:00. Me pareció demasiado pronto para parar a dormir. Además si no paraba tenía la ventaja de poder seguir con Dominic y Gavin lo que hacía que rodase mucho más rápido que si rodase sólo. Por si fuera poco estando en la cola para coger la comida vino a nuestro encuentro Jose.

Jose había salido dos horas antes que nosotros y estaba a punto de ponerse en marcha. Su plan era dormir en Carhaix (km526). La idea de parar a dormir en Carhaix a mi me resultaba atractiva. Dominic y Gavin habían dicho que querían tirar hasta Brest, pero yo no me veía con fuerzas. Acordé con Jose que yo también dormiría en Carhaix y al día siguiente rodaríamos juntos.

Nosotros tardamos en ponernos en marcha. Dominic y Gavin se lo tomaban con calma en las paradas, claro que luego recuperaban el tiempo rodando a buen ritmo.

De Loudeac a Carhaix hay 78km pero se puede dividir en dos "cómodas" etapas utilizando Saint Nicolas du Pélem como parada intermedia a los 45km.

Aun así los primeros 45km a mi me costaron lo suyo. En cada cuesta me ponía a ese ritmo en el que la respiración es todavía rítmica, pero que si aprietas un poco más sabes que empezarás a jadear sin control. Esto me permitía seguir a mis compañeros de ruta, pero no dejaba de preguntarme si no estaría forzando demasiado y acabaría pagando el esfuerzo en los próximos días. Todavía quedaba mucha ruta.

Paramos en Saint Nicolas a picar algo y les propuse a Dominic y a Gavin que no me esperasen, que siguiesen a su ritmo. Ellos querían seguir hasta Brest (km614), todavía les quedaban 121km y esperarme a mi les iba a retrasar, y lo que es peor, poner en peligro el que cuando llegasen a Brest encontraran una cama. Se negaron en redondo, llegaríamos juntos a Carheix (km526). Nos preparamos para la noche y nos pusimos en marcha.

Sea por que esta etapa era corta (33km) o sea por la perspectiva de acabar una larga jornada a medida que pasaban los kilómetros me iba encontrando mejor. Tal es así que los últimos kilómetros los hicimos a una velocidad bastante alta. La lógica era la siguiente. Llegábamos al control bastante tarde y por los horarios de salida muchos ciclistas tenían planeado ir a dormir a este control. Esto hacía que corriese el riesgo de llegar al control y no tener cama donde dormir. Cada ciclista que adelantábamos era una posibilidad más de conseguir cama; Gavin se tomó muy a pecho el que yo llegase y tuviese cama y a mi las piernas me respondían para poder seguirle mientras adelantábamos un grupo de ciclistas tras otro.

Al llegar a Carhaix (km526) ni me despedí de Dominic y Gavin, aparqué la bicicleta y me fuí directamente a los dormitorios a por cama. Cuando llegué había una cola considerable, pero conseguí cama. En la cola coincidí con Jose y quedamos para el día siguiente. Nos pondríamos en marcha a las 5:00 de la mañana. Me fuí a sellar, luego a cenar y después a ducharme. Cuando me acosté me quedaban cuatro horas y media hasta la hora de levantarme.

Sellé a las 22:10. Curiosamente ese horario coincidía con mi plan más optimista elaborado desde el sillón de mi casa unas semanas antes. Viendo los números de ese primer día había rodado 526km en 26 horas y 10 minutos. O lo que es lo mismo, a una velocidad media, incluyendo paradas, de unos 20.2km/h. Eso si, la velocidad media en movimiento había sido de 25.3km/h. Señal de que habíamos rodado muy bien, pero que habíamos parado mucho.

Al día siguiente Jose y yo, entre una cosa y otra nos posimos en marcha a las 5:46. Tuvimos la suerte de que enseguida coincidimos con un grupo de ciclistas de Valencia y nos unimos a su grupo hasta que su ritmo en las subidas resultó demasiado rápido para nosotros. Entre Carhaix y Brest está la única subida que puede merecer el apelativo de "puerto". No es nada del otro mundo, pero tampoco hay que ignorarlo.

En algún punto entre Carhaix y Brest nos encontramos con Ricardo (de Pueblo Nuevo) y con una pareja de ciclistas catalanes que hacían la PBP por primera vez. Estaban bastante desanimados, él tenía dolores en una rodilla y no lo veían nada claro. Yo, sin embargo, estaba muy animado. Les decía que el ritmo al que rodábamos era perfecto. Que a ese ritmo llegaríamos a dormir a Tinteniac sin problemas. Lo mismo les parecí un iluso, pero yo estaba convencido de mis palabras.

Fue también en esta parte donde nos cruzamos con Roberto que ya estaba de vuelta de Brest (aquí su crónica). La mala suerte hizo que nos cruzásemos con él cuando descendía una cuesta por lo que a pesar de chillar su nombre él no llegó a enterarse de que se cruzaba con nosotros.

El puente de Brest al fondo
La entrada a Brest siempre tiene el aliciente de la vista del puente y, como no podía ser de otra manera, nos paramos a hacer unas fotografías, el sol empezaba a calentar y parecía que tendríamos otro día de buen tiempo.

La llegada al control de Brest fue distinta a la de 2011. Esta vez fue más directa, con menos semaforos, pero aun así llegar siempre se hace pesado por las interrupciones y las empinadas cuestas hasta el control.
Desayuno/Comida a las 10:30 de la mañana en Brest
Nada más llegar al control me fijé que el mecánico estaba libre y le llevé la bicicleta de Jose para que le reparase una avería que le impedía cambiar de plato. El mecánico nos dijo que nos fuesemos a comer que el repararía la bicicleta mientras tanto.

El control de Brest estaba a revosar de ciclistas. Me encontré con Gavin que se ponía en marcha en ese momento, con Phil, The Wattmeister y con Jordi (con quien también había coincidido varios controles antes). Había bastante cola para la comida y al ir a ponernos en marcha tuvimos que ponernos en configuración de solecito que pica (echarnos crema para el sol, cacao a los labios, etc). En su momento me quedé con la sensación de que la parada había sido demasiado larga, pero ahora, viendo los números veo que paramos una hora y cuarto. No es una gran parada pero no está tan mal teniendo en cuenta lo lleno que estaba el control.

Nos tomamos la subida al "puerto" de Brest con bastante calma. Un poco antes de coronar el puerto nos adelantaron dos ciclistas franceses que rodaban en bicicletas de época. Un coche descapotable con un cámara en los asientos traseros iba grabándoles. Cuando llegaron a nuestra altura nos enfocaron y nos grabaron. Con un poco de suerte salimos en el video oficial de la PBP.

Una vez coronado el puerto seguíamos rodando a un ritmo bastante pausado. Tal es así que nos adelantó el grupo de los de Loudeac (mítico grupo al que Juan y yo nos unimos en 2011) y nos pareció que rodaban demasiado rápido para nosotros. Ricardo tenía bastante sueño y en un momento dado nos avisó que él pararía a tumbarse un rato. Jose y yo seguimos a nuestro ritmo.

Llegamos a Carhaix (km703) cerca de las 16:00. Mientras comíamos algo repasamos el plan que teníamos y los horarios. Llegamos a la conclusión que teníamos que ponernos un poco las pilas si queríamos llegar a Tinteniac (km867) con horas suficientes para dormir.

La parada en Carhaix fue bastante más rápida (38 minutos) y el ritmo al que rodamos a partir de ese momento bastante más ágil. No es que fueramos a lo loco pero si a ese ritmo sostenido que te hace deborar kilómetros. Al poco de ponernos en marcha nos encontramos con el control secreto de la vuelta donde sólo paramos a sellar.

Llegando a los pueblos era habitual ver smilies pintados en el asfalto
En Loudeac (km782) se dió la circunstancia que coincidimos con Agustín, Marcín y David. Cada uno tenía sus circunstancias pero todos teníamos intención de parar a dormir en Tinteniac (km867) por lo que acordamos que al día siguiente nos pondríamos en marcha a las 7:00 de la mañana los cinco juntos. Posiblemente el grupo del Pakefte más numeroso que haya rodado junto en la PBP.

Merienda/cena en Loudeac a las 20:43
Jose, Marcín y yo llegamos juntos a Tinteniac (km867) cerca de las 2 de la mañana. Nos fuimos inmediatamente a pedir cama y nos encontramos con que había cola. En la cola estaba la pareja de catalanes con los que habíamos rodado durante la mañana. Estaban cansados, pero el día se les había dado bastante bien. La cola nos llevó bastante tiempo, pero por fin conseguimos cama y en Tinteniac era en habitaciones de cuatro camas.

Foto que me sacó Tom Jackson cuando nos encontramos en la cola para pedir cama en Tinteniac. Me encanta mi sonrisa.
A mi me tocó dormir con tres españoles con los que habiamos coincidido en ruta durante la tarde. Una vez asegurada la cama me fuí a sellar, pero en esta ocasión sólo cené un platano y pasé de ducharme. Me acosté y me dispuse a dormir tres horas y media.

Todavía sonriendo después de haber dormido sólo tres horas y media
Comedor de Tinteniac (km867) a 6:41 de la mañana. Mi vista mientras desayuno.
A las 7:02 estábamos los cinco listos para ponernos en marcha. La etapa desde Tinteniac a Fougueres (km921) era de sólo 54km y la hicimos a lo que yo describiría como a un ritmo ideal. Tal es así que se formó un grupo de ciclistas a nuestra rueda (incluida la pareja de catalanes) en las que todo el mundo parecía rodar cómodamente y donde se oían varias conversaciones simultáneas.

Saliendo de Fougueres rodabamos de nuevo los cinco juntos y se volvió a formar un buen grupo a nuestra rueda. Coincidimos con varios españoles entre los que se encontraba Andrey, con el que tuve ocasión de charlar un buen rato.

En un momento dado me descolgué del grupo y le saqué una foto desde atrás
El caso es que la etapa de Fougueres a Villaines (km1009) es larga (89km) y se hace pesada. Poco a poco el grupo se fue separando. Marcín tiró por delante, en un momento dado perdimos a David y al poco Agustín decidió parar a descansar. Al poco nos quedamos sólos Jose y yo. No rodábamos mal, pero se notaba que se nos estaba haciendo pesada la etapa.

En este tramo nos alcanzó Patricio Coucet un argentino afincado en Lanzarote con el que había coincidido comiendo el sábado antes de empezar la PBP y que en Octubre de 2015 intetará hacer 7 iron man seguidos (uno en cada isla canaria) por una causa benéfica. Patricio tenía dolores en una rodilla y eso hacía que rodase más lento, se adaptó a nuestro ritmo y enseguida aportó ese aire fresco que trae una nueva conversación. Juntos pasamos por Le Ribay, el pueblo que yo siempre recordaré porque fue donde cumplí mi primer 1.000 y juntos llegamos a Villaines.

El primer 1.000km de mi vida se dio en Le Ribay haciendo la PBP2011, esta foto es de entonces
Yo entrando en Villaines. Nótese la cantidad de público. La foto es de Patricio
Llegar a Villaines por la tarde siempre es un placer. Todo el pueblo está en la calle atraido por la cantidad de ciclistas. Justo cuando estábamos aparcando nuestras bicicletas llegó Marcín, nos fuimos los cuatro juntos a sellar y después de sellar Patricio se fue al médico a que le mirasen la rodilla, Jose sacó algunas fotos con la gente del pueblo; quedamos todos en el restaurante hacia donde Marcín y yo nos encaminamos.

Cuando Marcín y yo acabábamos de comer llegaron Jose y Patricio y al poco llegó Agustín. y como no tenía intención de parar mucho acordamos que le esperaríamos. También nos encontramos con Ricardo que estaba comiendo unas mesas más allá. Patricio dijo que prefería ir a su ritmo por lo que se puso en marcha antes que nosotros y ya no le volvimos a ver. Cuando nos disponíamos a arrancar Agus nos dijo que tirásemos nosotros que él preferia descansar un poco más. En cualquier caso volvimos a quedar para la mañana siguiente, a las 7:00 en Dreux para hacer juntos la entrada en Paris.

Al poco de salir de Villaines adelantamos a Ricardo que se había parado a la entrada a un prado y también al poco de salir de Villaines volvimso a separarnos de Marcín que se estaba revelando como el ciclista Guadiana.

El tramo de Villaines a Montagne (km1090) es que yo más temía de toda la PBP. En el 2011 fue la parte que más dura se me hizo. No sólo tiene uno ya el cansancio acumulado de casi tres días sobre la bicicleta sino que es una etapa bastante larga (81km) con tramos de rectas interminables y constantes sube y baja rompepiernas.

Más o menos a mitad de tramo vimos un puesto de espectadores en los que ofrecian café y Jose comentó que le apetecería uno. Ese comentario me recordó que yo tenía un geles con cafeina que llevaba por si me daba mucho sueño o necesitaba en algún momento un punch de energía. Saqué uno de mi bolsa delantera, lo abrí y se lo ofrecí a Jose.
Se ve que el gel le hizo efecto porque en los kilómetros de aproximación a Montagne, justamente donde la carretera se hace más pesada y rompepiernas recuperamos un muy buen ritmo. Tal es así que constantemente tenía que recordarme que ese mismo recorrido en otras circunstancias se puede hacer durísimo. Incluso el repecho de llegada al control no me pareció para tanto.

Llegamos a Montagne y aparcamos las bicicletas justo a la entrada del control (la experiencia es un grado) y sellamos un poco antes de las ocho de la tarde. Nada más sellar me dirigí al servicio y me encontré con Ricardo que salía y me comentó que pensaba dormir algo en Montagne. No me quedó muy claro en que momento nos adelantó Ricardo, pero tampoco me quedó muy claro en que momento adelantamos nosotros a Marcín con el que nos juntamos un poco más tarde.

Cena en Montagne. Aréciese el incremento de dulces
Se ve que Montagne era un punto de encuentro porque también nos encontramos con David y con él hicimos cuarteto del pakefte y afrontamos los "tres repechos encadenados a la salida de Montagne" que vimos que Roberto había puesto en el guasaps.

La verdad es que afrontamos los repechos con muy buen ánimo y a muy buen ritmo. Yo, por mi parte, he de reconocer que por algún motivo que todavía no me he conseguido explicar me encontré realmente bien y decidí subir cada uno de los repechos a ritmo; pidiéndole al cuerpo marcha y sorprendiéndome de que mi cuerpo me respondía con ganas de juerga.

Cada vez que veía un cartel anunciando lo que nos quedaba hasta Paris comentaba en alto que tenía tentaciones de tirar sin parar a dormir en Dreux. Lo decía sólo de boca para afuera, pero a David parece que le inspiró porque hizo un par de llamadas y después de asegurarse de que tendría donde dormir una vez llegado a París anunció que él no dormiría en Dreux.

Una vez pasados los repechos la carretera se hace mucho más llana y es más fácil mantener una velocidad de crucero sostenida. Curiosamente en esta parte de la carretera me empezó a dar el sueño. Tenía las pulsaciones muy bajas y, básicamente, mi cuerpo estaba echando el cierre; tuve que dar un par de tirones para activarme.

En este momento estábamos un poco dispersos por la carretera. Yo circulaba con David, pensábamos que Marcin estaba por delante y Jose por detrás. Al poco volvíamos a estar los cuatro juntos y un poco más adelante otra vez separados. El que se pusiera a llover no ayudó. Como siempre pasa empieza a llover, paras, te pones el chuvasquero y a la que te pones en marcha deja de llover. Al poco Jose tuvo un problema con su gps y se paró, un poco más adelante me di cuenta que nos habíamos salido de la ruta y avisé a David que rodaba justo delante de mi.

Estaba claro que estábamos en Dreux (km1165) y yo reconocía la zona como que el control no debería estar muy lejos, pero el ver que en las dos últimas rotondas no había señales nos dejó claro que nos habíamos saltado un giro.

No llegó la sangre al rio, al poco vi el control detrás de un centro comercial y hacia allí nos dirigimos. Acabamos entrando por donde salían los ciclistas, pero lo que cuenta es que llegamos.

Como en todos los controles en los que paraba a dormir dejé la bicicleta e inmediatamente me dirigí al dormitorio a pedir cama. En este caso me vino genial, en el dormitorio me dieron la última cama disponible y a partir de ese momento mandaron a los demás ciclistas a dormir a otra sala.

Me tomé un platano y un pastelito de chocolate y me acosté. En Dreux no nos daban mantas y yo tenía un poco de frio por lo que decidí usar el saco térmico que llevo para emergencias. Al final dormí cinco horas como un lirón.

Desayuno en Dreux. Nótese la cantidad de dulce
La sorpresa al levantarme fue que llovía. ¡Llovía bastante! Y parecía que cuando más llovía era cuando tratábamos en encontrarnos los unos a los otros en el parking de bicicletas. ¡Una oportunidad de sacarle provecho a los guardabarros! Al final nos pusimos en marcha Jose, Agus y yo. Marcín ya iba por delante.

Los 65 kilómetros que hay de Dreux a Paris fueron un paseo triunfal. No me importó que lloviese, en realidad ya no llovía tanto y no hacía frio: no me importaron los repechos, en realidad no eran para tanto y el paisaje era precioso; ni siquiera me importunó mucho un británico (a juzgar por el cullote, todo con la union flag, que llevaba) estuviese a punto de tirarnos por ir haciendo el tonto en la bicicleta, le increpé, él se disculpó y todos tan felices. Sobre todo yo. Era el momento de disfrutar y de aprovechar el único estado mental en el que nos encontrábamos para discutir de lo divino y lo humano. La relación entre el dolor, el sufrimiento y el placer, el uso del deporte como exaltación de las naciones o Fernando Alonso fueron sólo alguno de los temas que tocamos saltando de uno a otro con la clarividencia que sólo las circunstancias en las que rodábamos pueden darte.

Aproximándonos a Paris dejó de llover y parámos a quitarnos los chuvasqueros y ya de paso que se nos viesen los maillots. Claro que al poco, a dos kilómetros de la llegada, Agustín nos anunció que tenía una rueda pinchada. Al principio pensamos que era una broma, pero luego al ver que no lo era nos lo tomamos a broma. Como no podía ser de otra manera la lluvia arreció un poquito, Agustín se sentó en la carretera (en realidad un camino asfaltado y sin tráfico en medio de un parque) a arreglar el pinchazo, Jose se dedicó a grabar unas tomas de los ciclistas que nos adelantaban y yo a comunicar el Pakefte que volvíamos a ser protagonistas de una anécdota graciosa.

Agustín reparando el pinchazo de su rueda trasera
Una vez reparado el pinchazo nos pusimos en marcha y antes de que nos diesemos cuenta, casi por sorpresa, ya estabamos pasando sobre el control que tomaba el tiempo con los chips. Acabábamos de acabar la PBP2015 (yo no pinché en los 1.200km de la ruta).

5 meses después de haberme roto el fémur y una vertebra acababa la PBP sonriendo
Aparcamos la bici y nos dirigimos a poner el último sello. ¡Menuda cola nos encontramos! A las 10:53 me tomó tiempo el chip y a las 11:22 me pusieron el tiempo al sellar la brevet ¡Casi media hora de cola!

Agustín, Marcín, Jose y yo
No hubo tiempo para mucho más. A la cola de sellar le seguía otra cola igual de larga para coger la comida. Yo decidí no esperar. Tenía que coger un vuelo esa misma tarde a las 19:00 y todavía tenía que ir al hotel, empaquetar la bici, ducharme, comer algo y llegar al aeropuerto por lo que me despedí de mis compañeros de ruta y me puse en marcha.




Al final me dio tiempo a dormir una hora en el hotel antes de salir para al aeropuerto y una vez allí me llevé la sorpresa de que me habían puesto en primera. Me vino genial el poder entrar en la sala vip donde procedí a relajarme una vez asaltado el buffet que tenían. Curiosamente no dormí durante el vuelo, la comida que me ofrecieron estaba realmente buena y yo seguía teniendo hambre...

Llegué a casa, me duché, volví a cenar y me acosté a dormir con una sonrisa. Estaba realmente feliz.

En la página web gicentre.org/pbp2015 se pueden crear unos gráficos muy interesantes de como ha evolucionado la Paris-Brest-Paris de cada uno. Copio abajo los míos.

Mi evolución respecto al resto de ciclistas - (c) Jo Wood, 2015, giCentre, City University London
El margen de tiempo que tenía en cada etapa - (c) Jo Wood, 2015, giCentre, City University London
Este video muestra como evolucionó mi posición con respecto a los otros ciclistas a lo largo de todo el evento.


A cuidarse
Javier Arias González