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La foto no es de hoy, pero podría haber sido |
Me levanté a las 8:00, estaba lloviendo. Aun así decidí salir.
En LW sólo éramos 10. Un grupo fue a Windsor y otro a por un par de colinas. Decidí que quería más y me fuí a por 100K en solitario. Seguía lloviendo.
Cuando llevaba unos 10km, un poco después de Esher, me di cuenta de que no llevaba botellos. No puedo hacer 100km sin liquidos por lo que decidí volver a casa a por ellos. Seguía lloviendo.
Llegué a casa, me cambié de guantes, llené dos botellos y me puse en marcha de nuevo. No me importó que estuviese lloviendo mucho y que todo el mundo en casa me estuviese diciendo que estaba loco.
Rodé unos 500m y me di cuenta de que tenía pinchada la rueda trasera. ¿llovía? Mucho. Por lo que decidí caminar de vuelta a casa.
Reparé el pinchazo. Seguía lloviendo y todo sugería que iba a seguir lloviendo toda la mañana por lo que decidí que haría una sesión de rodillo.
Me puse ropa seca, me senté sobre la bici y me puse a pedalear. Llevaba 15 minutos de sesión cuando caigo en la cuenta de que la rueda trasera esta de nuevo pinchada. Obviamente no hice un gran trabajo al reparar el primer pinchazo, pero eso fue la gota que colmó el vaso. Di ciclista el día por finalizado.
Ahora estoy pasando toda la tarde sentado en el sofá.
Yo lo intento, pero el ciclismo algunas veces requiere demasiada determinación para mi.
A cuidarse
Javier Arias González