domingo, 21 de octubre de 2007

VII Maratón Sierra Norte 21/Oct/2007

¿Qué pasa “biciosos”?
Me levanto a las 06:30, obviamente todavía era de noche. Es muy temprano, pero me gusta desayunar leyendo el periódico y prepararme con tiempo. También me gusta ser puntual. Desayunando me doy cuenta de que tengo un mensaje de Oscar en el móvil, juro que por un momento pensé que se rajaba; pero no, él no. Me decía que el desviador no le funcionaba que no podía cambiar de plato que se iba a hacer la ruta entera con plato pequeño (ese machote).

Habíamos quedado a las 07:15 donde la casa de Oscar. Puntuales como siempre, y no como otros, salimos hacia la Cabrera. Ya por el camino nos cruzamos con varios coches que llevaban bicicletas de montaña. En las bacas, en la parte de atrás, dentro del coche. Coño, que no éramos los únicos locos que nos habíamos apuntado a esta aventura. Entrando en la Cabrera el coche que iba delante de nosotros era un Megane con dos bicis en la baca. "Coño el Nogales" exclamó Oscar. Pues va a ser que no….

Llegamos a la Cabrera y ya había mucho movimiento, gente montando las bicis, ciclistas calentando, nosotros aparcando…. Todavía era de noche.

Nos vamos al polideportivo a por el dorsal y nos dan una bolsa con publicidad, una camiseta (chula), dos barritas energéticas y un gel también energético.

Mi intención era intentar reparar la avería de la bici de Oscar. Al menos conseguir que dispusiese de plato pequeño y mediano, pero resulta que se había dejado una tuerca en casa y nada pudimos hacer. Al amigo Oscar no le quedaba más remedio que hacerse 85km a plato pequeño.

Hacía un frío de la leche, pero todo apuntaba a que el día iba a ser soleado por lo que decidimos no abrigarnos demasiado. Coño que fío pasamos. Nos posicionamos al sol del amanecer, que no veas como se agradecía, mientras esperábamos que dieran la salida ¡¡neutralizada!! Al montón de Santa Cruz, Trek, Spezialized, dobles, de carbono, pepinos de bicis en definitiva se sumaba una salida neutralizada. Que profesionalidad. Y Oscar sólo con plato pequeño, si es que somos biciorejones hasta la medula.

Dan la salida y empezamos a rodar por asfalto y cuesta abajo. Yo tiritaba. Oscar también, pero al menos el daba pedales como un loco para poder seguir el ritmo ;-). La salida neutralizada era hasta las afueras del pueblo. Allí nos volvimos a reagrupar…. A la sombra…. Yo ya estaba al borde de la congelación cuando dieron la salida. Estuvo gracioso ver salir a los que estaba en cabeza. Salieron a toda leche, esprintando. Una vez más… ¡Que profesionalidad!.

Los primeros kilómetros fueron al tran tran. Éramos unos 500 ciclistas por caminos lo que inevitablemente lleva a apelotonamientos y paradas varias. Yo diría que los 10 primeros kilómetros pasan de esa manera. Siempre muy pendiente de los que van delante, de los que te adelantan a toda leche porque quieren ir de los primeros, de los baches, etc. Fue en estos momentos donde acuñamos la expresión "bicilenta". Esa especialidad de montar en bici que te obliga a mantener el equilibrio en la bici mientras te desplazas a muy baja velocidad, esa en la que Oscar siempre se cae al suelo. Bueno, pues para entendernos, en el kilómetro 10 ya habíamos hecho un master práctico de "bicilenta"… y Oscar no se había caído.

Claro que en un momento dado rodábamos por una pista en la que la rodada de la derecha tenía una zanja considerable. Oscar delante, yo detrás (como casi toda la ruta). De repente nos adelanta por la derecha, un tanto lanzado, un ciclista, globero según mi apreciación a primera vista. Si es que al principio todos tenemos muchas fuerzas…. Como no podía ser de otra manera el globero metió la rueda en la zanja y se cayó justo delante de la bici de Oscar. Aunque frenó no pudo evitar atropellarle y casi caerse el también. Si es que van como locos….

Al tran tran van cayendo kilómetros cuando nos encontramos con una chica rubia de la organización que dice: "Cuidado que esta zona es muy técnica"….. Acojonados nos quedamos. Yo no creo que lo pueda definir de otra manera. Una bajada en camino de a uno con un montón de escalones de piedra y una pendiente de las que te hacen pensar que vas a salir volando por los cuernos de la bici. La cuestión es que como vas en grupo tampoco puedes pararte, por lo que, primero Oscar y yo nos lanzamos sin apenas pensar donde nos habíamos metido. Curioso fue lo del pavo montado en su bici doble suspensión full equipe que nos adelantó en plena bajada. Casi tira a Oscar en una de las partes más delicadas y desapareció de nuestra vista derrapando en la siguiente curva a la derecha de la bajada. Pasamos el trago, bastante bien, pero casi sin creer por donde habíamos bajado. Oscar agradeció muy mucho la nueva orquilla en su bici.

El recorrido no daba respiro alguno. Bajadas técnicas y subidas "bicilenta" se sucedían unas tras otras de manera que se confunden en mi memoria y ya no recuerdo en que orden se sucedían. Por seguir con el relato digamos que lo siguiente fue el primer avituallamiento. Km 25 de la ruta. Se agradece. Después de 25 km de sube-y-baja en bici de montaña se agradece n unos trozos de platano, melon, naranja, manzana y/o higos así como un vaso de bebida isotónica. Ni que decir tiene que yo cumplí con el rito de meadita (para ser sinceros creo que a estas alturas ya debía de ser la segunda o tercera). Compartimos una barrita energética y sin perder mucho tiempo nos pusimos en marcha. El control del km 50 cerraba a las 13:00 y ya eran las 11:00 llevábamos una velocidad media de 13km/h cuando habíamos pensado que llevaríamos una de 16km/h (que ilusos). Teníamos tiempo suficiente para llegar al ese control, pero estaríamos muy justos si teníamos algún percance técnico.

Este tramo fue el que más largo se me hizo. Venga a subir, venga a bajar. Subidas técnicas, "bicilentas" en las que la mucha gente echaba el pie a tierra y acababa subiendo andando (y que curiosamente yo fui capaz de subir muchas de ellas). Bajadas técnicas, "bicirápidas" en las que mucha gente se tiraba de manera inconsciente. Cada cierto tiempo yo comentaba que tenía hambre y me consolaba pensando que en el avituallamiento del km50 era un avituallamiento sólido; que nos iban a ofrecer unos spaghetti. Un par de veces lo comenté antes de que Oscar, con esa sinceridad típica del compañero de fatigas, me dijera que él creía que ese avituallamiento iba a ser como el primero, un poco de fruta y bebida, pero nada de spaghetti. ¡Que bajón!, ¡Con las ganas de comer sólido que yo tenía!

Al coronar una subida vimos el avituallamiento en el fondo de un valle. Eran las 13:05. Bajamos bastante rápidos por una pista y a eso de las 13:10 ya estábamos en el avituallamiento. ¡No tenían spaghetti!, era un avituallamiento como el primero. Además los cabrones que habían pasado antes que nosotros habían acabado los trozos de plátano. Aun así aprovechamos para comer un poco de melón, unos dátiles, compartir otra barrita energética, beber una bebida isotónica y, por supuesto, la meadita correspondiente. Las piernas ya empezaban a notar el cansancio del esfuerzo realizado y el cuerpo pedía acostarse al calor del solecito. Más cuando claramente a la vista estaba lo siguiente que nos esperaba en el recorrido. Una pista de montaña en subida con una pendiente a lo bestia divida en dos tramos. No sabría decir cual de los tramos metía más miedo. Yo, al llegar a casa miré el perfil por curiosidad y en el perfil viene como una línea totalmente vertical. Admitamos que el perfil es erróneo, pero aun así los dos tramos, perfectamente visibles, hacían que uno tuviese tentaciones de volverse a la Cabrera por la vía de escape (sólo 10km más) y pasar del resto del recorrido.

Como somos como somos y somos quienes somos ni siquiera comentamos la posibilidad de rajarnos. En cuanto el descanso ya empezaba a tornarse pérdida de tiempo nos pusimos en marcha. Directos al destino que nos esperaba impertérrito. Con todo metido y al tran tran, fuimos haciendo la subida. En un momento dado nos adelanto un pavo con pinta de hippy en una Decathlon de la época de la bici del payo Pedro Calvo, con portabultos, con pedales normales y sonándole todos los tornillos. La verdad es que se siente uno un poco gilipollas con su bici full equipe. Claro que los de las pepino-bicis deberían echarse a llorar.

La dureza de estas rampas se hizo notar. A partir de este punto la ruta se convertía en una cuestión de pedalear al ritmo del mínimo esfuerzo, dejar de pensar en los kilómetros que quedan y tratar de recuperar en las bajadas para poder afrontar con mínimas garantías las subidas.

Vuelvo a mencionar que no recuerdo el orden concreto de las subidas y bajadas, pero pasamos subidas en un camino de piedras, bajadas por pista, subidas a collados para salir de los valles, una bajada de la muerte que nos bajamos andando, una subida preciosa en medio de un bosque de robles (creo que esta fue antes del avituallamiento), y en concreto una bajada espectacular en un bosque de pinos. Una bajada muy rápida, en camino de a uno, con muy buen piso, algún que otro salto, algún que otro tobogán. Genial, sin duda la mejor del día.

La organización (muy buena durante toda la jornada) había puesto varios avituallamientos más en esta parte del recorrido (del km50 al 85). Más incluso de los que anunciaban en su web. Yo diría de dos o tres más. Se lo agradezco. A esas alturas de la película la disculpa de un avituallamiento para parar un minuto a beber y comer algo es algo que hay que agradecer. Estamos hablando de las 2, las 3 de la tarde, sin haber comido como un asturiano requiere, con kilómetros de calidad en las piernas, a estas alturas el orgullo agradece la disculpa del avituallamiento.

En uno de ellos, creo que en el último nos dijeron que nos quedaba una bajada en plan trialera, una subida larga y dura, una bajada tendida y la subida final a la Cabrera. Ya casi estaba hecho esto. Uno de los ciclistas que estaba en el avituallamiento le comenta a su colega: "Vaya como vas a disfrutar la bajada que viene ahora…." Y el pavo contesta "No, desde que el otro día rompí un casco y me corto un poco más". Locos de la bici. Al ir a ponernos en marcha vimos que en el suelo había dos B-Pro Zs12FC identicas con sus dueños "repostando". Inevitable el comentario de "dejamos las nuestras y nos llevamos estas a toda leche". Yo creo que lo que nos cortó fue lo de "a toda leche"…..

Curioso en plena bajada de trialera nos encontramos a un grupo de ciclistas a un lado con el "rompecascos" en posición de pi/2 doliéndose de lo que aparentaba ser una hostia como un piano. La verdad es que ni nos paramos a preguntar si estaba bien. Yo me autojustifiqué pensando que ya había varios ciclistas con él y que después de todo "rompecascos" ya estaría acostumbrado.

Pim pam pum, seguimos subiendo y bajando. Soy consciente de que me repito en esto, pero es mi forma de transmitir el grado de "hasta la po… de subir y bajar" que en un momento dado se llega a sentir.

Está claro que al final llega el final y el final era la subida a la Cabrera. Otra vez se trataba de dos rampas duras. Eso es lo que nos habían dicho. Cuando las subimos Oscar y yo contamos tres rampas duras. Estaba claro que ya debíamos estar contando como rampas lo que para otros debían ser falsos llanos. Aun así también estas rampas acabaron bajo nuestras ruedas.

Creo que era la última bajada, una en medio de las jaras en la que Oscar emuló al payo Hamilton y se salió de la trazada. No llegó a caerse, pero se arañó con unas ramas. Nada digno de mención si no fuese porque descubrimos (al menos yo) que los arañazos de las jaras pican, escuecen a base de bien.

En el último cruce de carretera el de la organización (siempre había alguien de la organización en los cruces de carretera) nos dijo que quedaban tres kilómetros. Ahora si que estaba hecho. Aun así hubo tiempo para que nos volviese a adelantar el hippy de la decathlon destartalada y para una pequeña subida/bajada/subida en plan trialera de las que te hacen pensar que ese es el regalito final de la organización para que te acuerdes de sus difuntos familiares.

Fin de la historia. Llegamos a la entrada de la Cabrera y allí nos tomaron nota del dorsal para certificar que habíamos acabado. Creo que llegamos de los últimos (aunque la mucha gente no hizo el circuito entero) pero aun así somos unos campeones. Contentos. Satisfechos. En el pueblo si que tenían avituallamiento sólido, no eran spaghetti pero era pasta que aunque no estaba muy buena yo me comí con verdadero ansia. No nos tocó nada en el sorteo, ni siquiera una de las dos bicis y después de darle un manguerazo a la bici empaquetamos nuestras cosas y pusimos rumbo a casa.

A mi me a gustado la experiencia, para que negarlo. A partir de ahora creo que voy a empezar a apuntarme a este tipo de eventos.
Datos de la ruta comparados con la que hice en Julio Madrid<->Ambite (Yo creo que las dos rutas más duras que he hecho hasta la fecha)



Maratón

Ambite


Km

84,00

143,45

Clavados y Oscar todo rato con plato pequeño

Tiempo

06:24:21

5:50:17

Mi culo sufrió más que mis piernas

Vel/Med

13,11

24,57

Y nosotros que pensábamos en 16km/h, eso si la misma media que a mitad del circuito, eso significa que no reventamos

Vel/Max

44,65

61,88


Km tot

11.426

10.246


Pul Med

135

146

Pulsaciones medias bajas, se ve que fuimos siempre al tran tran

Pul Max

214


El pulsómetro se debe de haber vuelto loco

Calorias

4.403

4.460


Cal/Km

52,41

31,09

En montaña consumo de cal/Km es un 69% superior


Esta crónica me ha quedado larga, pero es que han sido 85km…. Además de alguna manera tenía que amenizarme el vuelo de Milan a Madrid. ¡Coño que viene la azafata a decirme que apague el portátil! ;-)

Por cierto, se nos olvidó llevar la cámara de fotos pero en la web http://www.karacolclub.com tiene fotos, todavía no he encontrado ninguna nuestra, pero sigo buscando.

A cuidarse
Javier Arias González

lunes, 24 de septiembre de 2007

Crónica de una subida a la Marañosa 23/9/07

¿Qué pasa “biciosos”?

Nada importa que el sábado hubiese batido mi propio record casa<->Morata. Sólo es un detalle el hecho de que el domingo hubiéremos quedado Andrés, Oscar, Fernando, Miguel y yo para hacernos una clásica al tran-tran a San Martín de la Vega. Pasa desapercibido incluso el detalle de que Oscar a punto estuvo otra vez de ver como sus huesos se estrellaban en el suelo cuando a la vuelta nos paramos en la rotonda de la estación de San Martín para decidir el resto del recorrido. No pasa de simple anécdota el que al final el amigo Fernando se haya apuntado al club de los 90km y su comentario sea "pues bastante bien. Un poco cansado, pero nada brutal". Todo, se quedo ensombrecido si lo comparamos con la subida que hicimos a la Marañosa a la vuelta. La cosa fue, más o menos así:

Todo empezó justo donde empieza la subida a la Marañosa, en el km 15, justo donde se acaba la rampa después de la glorieta de la Warner. Fue en ese punto donde nos adelantó un grupo de 4 ó 5 ciclistas con aspecto de globeros. Andrés, que no tiene quien le tosa, salto como movido por un muelle y al instante aceleró el ritmo para adelantar a los imprudentes. Yo, obviamente, a rueda de Andrés.

Aquí quiero hacer un inciso. En toda la subida también estuvo implicado Oscar. Yo no lo voy a mencionar mucho en la crónica pero es que yo no me enteré de que él venía en el grupo hasta que llegamos a la cima de la Marañosa.

El caso es que después de adelantar a los globeros Andrés puso un ritmo rápido (unos 24 km/h). Y yo a rueda de Andrés.

No había pasado ni un minuto y nos adelanta uno de los globeros. Para mí que era el único del grupo que llevaba bici de carretera. Vestía un maillot de la PCG (Peña Ciclista Getafe, de estos se ven muchos por este carril). Un adelantamiento tan rápido después de que le hubiéremos adelantado es un clarísimo síntoma de pique y para picados nosotros.....

Bueno mejor dicho el Andrés. Yo, os lo juro, iba pensando "pues nada a rueda del globero hasta arriba y le machacamos". Pero para Andrés eso era poco y al instante se levantó sobre la bici, incrementó el ritmo y volvió a adelantar al globero. Y yo rueda de Andrés.

El caso es que el globero se nos puso a rueda. Andrés tirando para descolgarle. Yo pensando en darle un relevo a Andrés para descolgar al globero. Y en esto nos silba por detrás un grupo de ciclistas en bici de carretera. Ya subíamos a buen ritmo, pero nos adelantó un pelotón de 5 ó 6 ciclistas. ¡¡¡Con el globero de la PCG a rueda del pelotón!!!

La subida se estaba poniendo caliente, caliente. Obviamente Andrés enganchó a la rueda del de la PCG y yo a rueda de Andrés. Creo que en este punto, cuando se formó el pelotón, fue la primera vez que pensé "para mi que vamos demasiado rápido". Pero claro, no era plan ceder.

Esta situación se mantuvo durante un rato. Obviamente fuimos adelantando un montón de ciclistas a los que pasábamos como balas. Hasta que a media subida (¡¡todavía estábamos a media subida!!) el pelotón adelanta a un tío en bici de montaña. El tío, un picado de la carretera, se interpuso entre Andrés y el de la PCG. Y yo a rueda de Andrés.

Los de la cabeza del pelotón al ver la cantidad de gente que se estaba poniendo a rueda dieron un pequeño tirón. ¡¡Que cabrones!! El caso es que el tirón abrió un hueco entre Andrés y el de la bici de montaña. Aproveché para adelantar a Andrés y comentarle algo así como "tenemos que pegarnos más a la rueda para aprovechar". Me situé entre el de la bici de montaña y Andrés. Me pegué totalmente a la rueda trasera de su bici para aprovecharme lo máximo posible del ir a rueda. Miré el velocímetro y subíamos a ¡¡¡29,5 km/h!!! Aquí fue donde pensé "el último kilómetro nos va a reventar". Después, comentando la jugada, me di cuenta que los tres (Oscar, Andrés y yo) habíamos pensado lo mismo. Conocemos bien la subida y sabemos que en los primeros 500 metros del último kilómetro de subida es donde explotas si has subido a un ritmo demasiado fuerte. Y estábamos subiendo a un ritmo muy, muy fuerte.

Total que así se mantuvo la situación hasta que llegamos al km 12. Entrábamos en el último kilómetro. Metí plato grande, subíamos tan fuerte que con plato mediano ya no tenía piñones para acelerar. Me hace gracia el hecho de que al comentar la jugada otra vez los tres coincidiésemos en la idea fundamental que nos cruzó por la cabeza en ese momento: "cuando empiecen los ataques no quedarme enganchado detrás de uno que no aguanta bloqueado por los que bajan". Como explicaba Oscar "es como cuando en la F1 vas detrás de un doblado y no puedes adelantarle". Si es que ya nos conocemos bien y ese truco ya lo hemos usado entre nosotros para intentar sacarnos ventaja.

Creo recordar, vagamente, que en la cabeza del pelotón se comentó algo dando a entender que esto se acababa, que empezaban los sprints. No recuerdo que palabras se emplearon, pero si recuerdo la sensación de que empezaba la fiesta. Y la fiesta empezó con tres de los que iban en cabeza acelerando lo suficiente para estirar y romper definitivamente el pelotón. Estábamos todavía en los primeros 500 metros del último kilómetro, muy lejos para lo que estamos acostumbrados, pero era el momento de atacar, el de la bici de montaña se empezaba a quedar. Me levanté sobre la bici y aceleré el ritmo. Adelanté al de la bici de montaña, al de la PCG y al resto de ciclistas, a todos menos a los tres que iban en cabeza. Me volví a sentar en la bici e intenté mantener un ritmo lo más alto posible sin llegar a explotar. Los tres de cabeza habían abierto un buen hueco, pero seguíamos estando muy lejos de la cima.

Cuando pasamos la última curva pensé en echar el resto. Me volví a levantar sobre la bici y aceleré hasta enlazar con los de cabeza justo en la cima de la Marañosa. Para ser honestos tengo que decir que ellos en ese punto no esprintaron, únicamente se limitaron a mantener el ritmo que llevaban. ¡Pero les alcancé!

Sin parar me dispuse a dar la vuelta para bajar a por Fernando, Miguel (y yo pensaba que a por Oscar también) y justo en ese momento llegó Andrés. No habían pasado ni diez segundos y veo llegar a Oscar. Habíamos dado guerra los tres. Le saludé cerrando el puño y con una sonrisa de satisfacción en la cara y me dejé caer hasta encontrar a Fernando y a Miguel.

No recuerdo (y ya me fastidia) si Andrés y Oscar entraron justo detrás de mí o si se intercaló algún ciclista entre nosotros. Pero si que recuerdo la satisfacción cuando me crucé, ya bajando, con el de la PCG y con el de la bici de montaña ;-)

Ha sido, con diferencia, la vez que más rápido hemos subido la Marañosa, pero también ha sido la subida más emocionante y disputada. Normal que exclamase "es que me ha puesto a 100".

Pues nada más, a ver si Oscar y Andrés se animan a añadir su versión de la subida y así completamos la crónica

A cuidarse.
Javier Arias González

lunes, 17 de septiembre de 2007

16/9/2007 Salida a las Zetas

Que pasa biciosos,

A las 06:30 me sonó el despertador y he de confesar que me costó levantarme. Había quedado con mi hermano a las 7:00 y en casa del Churri a las 07:30 y no quería llegar tarde.


Salimos hacia la Pedriza y, como estaba previsto, a las 08:30 empezamos a pedalear. El problema que tienen las zetas es que empieces donde empieces siempre empiezas subiendo. Menos mal que estábamos ya escarmentados y el ritmo que pusimos al principio fue asumible.

La primera parte del recorrido, los primeros 5 km de subida, los hicimos entre charlas. El Real Madrid - Almería (que robo), el España - Grecia (que emoción), el Alonso - Hamilton (a ver que hacen hoy), etc, etc.

A partir del km 8 ya no halábamos. Yo juraría que en ese punto fue donde metí el plato pequeño. Había que tomárselo con calma.

Aproximadamente también en ese punto nos adelantaron dos ciclistas (una Trek y una Merida). En mi opinión (y luego Oscar me contó que a él también le había parecido) habían acelerado para adelantarlos. Su ritmo no era muy fuerte y tentado estuve de ponerme a su rueda para picarles y machacarles. "Bueno ayer tuve una salida dura, me acosté tarde, he dormido poco, mejor me mantengo con el grupo, etc, etc". Tuve que echar mano de todo tipo de disculpas para no reconocer que lo cierto es que estaba cansado y no estaba seguro de que pudiera "machacarles". Aunque ganas no me faltaron.

Ya habíamos perdido a los ciclistas cuando se produjo la anécdota graciosa del día. El Churri delante, la pista con piedras y boquetes, subimos despacio. En una de estas el Churri pierde el equilibrio pero muy hábilmente desengancha el pie derecho y lo apoya en el suelo mientras yo le adelantaba en ese momento. Comenta: "Esto, el año pasado habría significado una hostia fija". Apunto estaba de contestarle "ahí se ve lo que has mejorado" cuando oigo el típico ruido de quien se acaba de caer. Miro atrás y el Churri se acaba de pegar una hostia de las suyas; de las de estar parado. Resulta que el tío se hizo un lío al ponerse de nuevo sobre la bici y se pego la leche. Esta claro que en el último año ha perfeccionado el desenganchar los pies de los pedales, pero le llevará otro año el dominar los movimientos coordinados necesarios para poner en marcha la bici.

Nos alucinó Ernesto haciéndose una gran parte de la subida en plato mediano a ritmo constante. Al tran-tran seguimos subiendo y en el último tramo el Churri nos lanzó un sprint hasta el collado de los pastores. Ni Ernesto ni yo entramos al trapo. Estábamos demasiado ocupados mirando el paisaje :-))

Invertimos en la subida 1:49. No está mal para 16 kilómetros de subida. En el collado hicimos la típica paradita para tomarnos la barrita, beber un poco y sacarnos unas fotos. Desde la cima pudimos ver por donde bajaban los dos ciclistas que nos habían adelantado. Oscar comentó que cuando él, el sprinter, había llegado a la cima ellos estaban empezando a bajar como quien dice. Después de todo tampoco nos habían sacado tanto tiempo, estaba claro que eran unos globeros; nosotros habíamos hecho una parada obligatoria para reírnos del tortazo de Oscar....

En esto que llegaron a la cima tres o cuatro ciclistas (yo diría que tres) que venían acalorados, uno se quejaba de que le dolía la espada, el otro era muy joven (un guaje). En esto uno de ellos comenta: "Una hora, 24 minutos, no está mal". ¡¡¡Serán cabrones!!! Luego, comentándolo entre nosotros, propuse que la próxima vez que lleguemos al alto de las zetas y nos encontremos ciclistas comentemos, como quien no quiere la cosa, "No esta mal, una hora 10 minutos". Claro que el Churri apuntó un toque un poco más fardón sugiriendo que lo que deberíamos comentar era "Cachis, Una hora 2 minutos, esta vez no he podido bajar de la hora". Lo que sea con tal de inducir el desánimo en los otros globeros de los caminos :-)


Después del breve descanso nos dispusimos a bajar. La bajada es rápida, pero requiere mucha atención, la carretera está llena de piedras y boquetes. Aun así es una bajada rápida y entretenida. Claro que Ernesto seguramente tenga otra opinión. No pudo esquivar una piedra y le reventó la rueda delantera con la consiguiente torta modelo "para haberme matado", de esas en las que sientes el golpe en el casco y te alegras un montón de llevarlo puesto. Con el instinto periodista a tope saqué la cámara y tuve tiempo de sacar una foto del evento (fijaros que la rueda delantera está totalmente sin aire). Todo quedó en chapa y pintura salvo un golpe en el dedo anular de la mano derecha. Como le dolía al apretar los frenos cambiamos de bici. La mía, al tener frenos hidráulicos podría frenarla con dos dedos, sin usar el anular.

Obviamente redujimos la velocidad de descenso considerablemente y a partir de ese momento prácticamente nos dejamos caer. Un poquito más adelante nos cruzamos con los dos ciclistas que nos habían adelantado subiendo las zetas. ¡¡Estaban haciendo el recorrido a la inversa!! Menos mal que no se me ocurrió intentar seguirles la rueda. Hacerse las zetas hacia delante y hacia atrás ya tiene cierto mérito. Por supuesto que en su día lo intentaré, sería el master de las zetas..... Queda pendiente.

Seguimos bajando hasta que llegamos al aparcamiento. Justo cuando llegamos a la valla del aparcamiento aparecieron los ciclistas que nos habíamos encontrado en la cumbre.

Pues tampoco han bajado tan rápido, comentamos entre nosotros. Si tenemos en cuenta que nosotros estuvimos parados unos 15 minutos para reparar la rueda de la bici de Ernesto. Claro que tampoco sabemos cuanto tiempo estuvieron ellos parados..... Les concedimos el beneficio de la duda.

Todavía nos quedaba el tramo de asfalto hasta el aparcamiento de fuera, donde habíamos dejado el coche. Estábamos subiendo y nos adelantaron los ciclistas que nos habíamos encontrado en la cumbre como balas. Por un momento pasó por mi mente el seguirles y disputarles el sprint hasta el alto de la loma, volví a buscar mil excusas y a ellas añadí el que además ahora llevaba la bici de mi hermano (diferente postura, peso, sensaciones). En fin, que ayer no era el día de picarse con nadie y "dejé" que se fueran.

A las 12:00 en punto, siguiendo a rajatabla el plan previsto, llegamos al coche. Montamos las bicis y para casita.

Estos fueron los datos de la ruta:

Distancia: 37,51 km
Tiempo empleado: 02:54:12
Vel. Media: 12,91
Vel. Máxima: 40,34
Km. Totales: 10.743
Pulsaciones medias: 136 (he estado todo el fin de semana alto de pulsaciones. Síntoma de estar fuera de punto)
Calorías: 1.545,8

Datos añadidos por Oscar
Desnivel salvado: 1.003 metros
Pendiente media del 5%
Pendiente máxima del 13%

A cuidarse
Javier Arias González

sábado, 15 de septiembre de 2007

Salida 15/Sept/2007 - Lo que significa estar fuera de punto

¿Qué pasa "biciosos"?

Para mí el momento tope de forma de temporada fue la semana que estuve de vacaciones en Asturias. Hicimos salidas duras como los lagos o la subida a Pedrobeya (aquella del 20% que bajasteis los que pasasteis en Asturias) y en todo momento me encontré fuerte.

Ahora, después de tres semanas de inactividad ciclista, una de ellas de vacaciones en plan cerdito vago (comer/dormir y vuelta a empezar) estoy en pretemporada. Se impone la necesidad de empezar a planificar las salidas e intensidades de cara a llegar a la semana de vacaciones de navidades otra vez en un pico de forma.

Por lo tanto hoy, cuando decidí salir a montar en bici lo hice tarde (a las 9:20) y con la sana intención de hacerme un estándar a San Martín de la Vega al tran tran, como mucho hasta Morata si me daba tiempo, en cualquier caso rodar unas 3 horitas para estar de vuelta temprano, sobre las 12:30.

No empezó la cosa muy bien que digamos. Cuando llegué a la altura de la casa del Churri (km 4!!!!!) ya se me salía el corazón por la boca. Estaba claro que no había cogido bien el ritmo.

Para mi desgracia en ese momento se unieron a la ruta dos ciclistas en bici de carretera. Los adelanté porque iban más despacio que yo. ¡Lo juro! Al poco aceleraron el ritmo y acabaron adelantándome.....

¡¡¡¡A tomar por el culo todas mis intenciones iniciales!!!! Si es que mis decisiones son menos de fiar que las promesas de los políticos.

No pude evitarlo, me puse a una distancia fija de ellos y me dediqué a aguantarles el ritmo. Es si, resulta que los tíos rodaban bien...

Menos mal que en la rotonda de la entrada de Perales, justo antes de los gitanos, (por cierto, que mal olía hoy la depuradora que está ahí) tomaron esa carretera nueva que sale a la derecha y que rodea Perales.

Me tranquilizo y me dedico a rodar despacio y...¡Vaya por dios!, otros dos ciclistas de carretera se incorporan viniendo del carril bici que va hacia el cerro de los ángeles.

Me animo y me pongo a rueda.....

Yo soy tonto del todo. Los dos tíos llevan un maillot de la quebrantahuesos, que es el nombre de una marcha ciclista, imaginad. Como además de tonto soy inconsciente me pongo a su rueda y me dedico a seguirles a una cierta distancia.

Al llegar a la última rotonda antes de subir la Marañosa, esa en la que se incorpora por la derecha la carretera nueva, ¿quien aparece? Pues los otros dos ciclistas (los dos primeros de esta crónica).

La cosa tiene su gracia porque se encajaron justo entre los de la quebrantahuesos y yo con lo cual formamos un pelotón curioso. Dos quebrantahuesos, dos ciclistas que yo ya había catado y un poquito detrás el chachi.

Pues antes de llegar el km 8, justito antes de empezar la primera rampa de la Marañosa nos adelanta un ciclista de carretera todo lanzado. Yo flipé, el tío tampoco parecía nada del otro mundo, un inconsciente vamos.

¿Que hacen los de la quebrantahuesos?, pues aceleran, y con ellos todo el pelotón. El tío resistió más de lo que yo hubiese pensado y le adelantamos justo a media subida. A esa altura yo ya iba muerto. Aguanté medio kilómetro más y me dejaron atrás sin compasión. No tengo ni idea de como acabaron.

El caso es que con semejante calentón cuando llegué a San Martín era temprano. Pues tira para Morata campeón.

Aunque ya rodaba a otro ritmo cuando subía Vallekillas ya me estaba arrepintiendo, pero como soy cabezón como yo sólo pues hasta Morata.

En Morata estaban de fiestas, de encierro más concretamente. Cuando me acerqué a la plaza vi una ambulancia en la que subían a un hombre que había recibido dos cornadas de toro. Los hay que están peor que yo.

Me tomo un café en Morata y coño, que son las 11. Que si quiero estar en casa a las 12:30 me tengo que poner las pilas pero bien. Tengo que hacer unos 38km en hora y media, eso significa una media de 25,33 km/h y eso es una media considerablemente alta.

A rodar a toda leche. Subir Vallekillas tranquilamente a 12 km/h para no quemarme que quedan kilómetros. Aprovecharse del viento de culo en el tramo de Vallekillas a San Martín. Subida a la Marañosa de más a menos; me estaba quedando sin pilas. Buen ritmo, a pesar del ligero viento en contra, en el tramo hasta Perales. ¿He mencionado que la depuradora olía hoy muy mal? Voy cumpliendo los horarios previstos por la (des)organización y llego al portal justamente a las 12:30.

¡¡¡ESTOY MUERTO, MUERTO, MUERTO!!!! Os juro que me temblaban las piernas, sudaba como un pollo y tuve que esperar un minuto a coger aire antes de meter la bici en el portal. Estaba claro que la salida había resultado más dura de lo que yo había planeado.

Cuando me puse al ordenador a pasar los datos de la ruta a una de mis (numerosas) hojas de cálculo me di cuenta de lo que significa estar fuera de punto.....



15/09/2007

24/06/2007

Diferencia

Kilometros

76,54

76,51

0,03

tiempo

03:05:34

02:59:47

00:05:47

Vel Media

24,74

25,53

-0,79

Vel Maxima

68,56

68,90

-0,34

Total kms

10.706

9.677

1.029,00

Pulsa Medias

151

136

15,00

Conclusión en la crónica

¡¡ESTOY MUERTO, MUERTO, MUERTO!!!!.

Me encuentro genial, ni siquiera estoy cansado

Estar o no fuera de punto. Esta claro ¿no?


A cuidarse
Javier Arias González

martes, 11 de septiembre de 2007

21/8/07 Subida a los lagos

¿Qué pasa "biciosos"?

Era junto uno de los objetivos que nos habíamos marcado mi tío Oscar (la apisonadora de cuatro caños) y yo para este año y estando los dos de vacaciones no íbamos a dejar pasar la oportunidad. Durante el fin de semana habíamos salido con Raúl y acabamos de concretar el plan. Saldríamos desde Lugones, iríamos hasta Covadonga, subiríamos los lagos y después de la bajada nos juntaríamos en Covadonga con Carmen, las niñas y la familia de Carmen para comer todos juntos y volvernos tranquilamente en coche. Basándonos en los comentarios de Raúl nos salían unos 82 km de llano asturiano (del que sube y baja constantemente), unos 11km de subida asturiano (todo para arriba en plan bestia) y sus correspondientes 11 de bajada asturiana.

Como salían muchos kilómetros y el tiempo era limitado dimos por buena la idea de Raúl de ir en bici de carretera. Como yo no tengo, Raúl me prestaría la suya.

Era la primera vez en mi vida que iba a montar en una bici de carretera. Nunca lo había hecho antes, ni siquiera de niño, y para estrenarme toma etapa. Pero, ¿quien dijo miedo?; digamos que se quedaba en ligero acojone.

Lo que no teníamos claro era el día concreto. La climatología no acompañaba (llovió en 8 días de los 9 que estuvimos en Asturias) y teníamos (yo concretamente) algunos compromisos familiares. Pero al final el lunes por la tarde decidimos que el mismo martes sería el día D. No importaba que la previsiones fuesen de lluvia.

Claro que no importaban, porque el martes amaneció lloviendo de todas maneras. A la hora convenida y con puntualidad británica (influencia del clima supongo) nos pusimos en marcha. Nada más empezar a rodar ya pude notar las diferencias entre mi bici de montaña y la bici de carretera de Raúl. Para empezar la bici me venía grande de talla. La postura era bastante más tirada sobre la bici, en horizontal respecto a la carretera. La bicicleta corría bastante más que la de montaña. A los pocos kilómetros ya pude entender que si adelantamos a alguien que va con bici de carretera con la bici de montaña no es porque seamos unos cracks sino porque ese alguien es un globero. Con una bici de carretera, especialmente en llano y cuesta abajo, se corre muchísimo más que con una de montaña... aunque llueva.

Y llovía. Sea como fuese empezó marcando el ritmo mi tío. Y eso significa que salimos como tiros. Levantándonos en cada cuesta. Con ritmo alegre. A mi me costaba seguirle el ritmo. Menos mal que a la altura de Lieres (¿km 15?) comenta: "me parece que vamos un poco rápido, no se si a este ritmo aguantaremos". ¡¡Pues menos mal que lo comentó!! porque yo ya estaba empezando a dudar de mis propias fuerzas.

Seguía lloviendo y a un ritmo más humano llegamos a Arriondas (¿km 65?). Nos salimos de la carretera para entrar al pueblo y hacer una paradita. Café, pincho y plátano (que no se entere mi médico). La velocidad media en este punto era de 28,8 km/h. Ni se sabe las veces que tuve que parar a mear, pero, ¿he mencionado que llovía?, pues eso influye.

Llegamos a Cangas de Onis y ya llovía menos. Parece que no, pero llegando a Covadonga la carretera ya pica para arriba. La prueba de ello es que en mi empeño de mantener la velocidad que llevábamos hasta entonces tenía que poner más fuerza en cada pedalada. Oscar, más prudente ahora, me dejó tirar e irme. Cuando me di cuenta ya le sacaba una buena distancia, pero yo estaba asfixiado. ¡¡Y apenas habíamos llegado a Covadonga!!

Al llegar a Covadonga desvío la izquierda para subir a los lagos (lo que en el perfil es "cruce a la Basílica"). Unas chicas de uniforme estaban en la carretera para impedir que subiesen coches. En plan machote les hicimos la típica pregunta de: "¿queda mucho para los lagos?". Si es que somos unos cachondos. Aunque yo creo que ellas se rieron más que nosotros.

Aun tuvimos tiempo para hacer una paradita. Nos quitamos los chubasqueros, nos sacamos una foto y empezamos la juerga (esta vez no hubo meadita).


Y digo que empezamos la juerga porque la subida se hace dura desde la primera rampa. Y como siempre pasa empezamos demasiado rápido, demasiado fuerte. Después de los dos primeros kilómetros otra vez Oscar volvió a decir eso de "yo creo que vamos muy rápido" y otra vez volví a agradecerle que pusiese palabras a mis pensamientos. Nos relajamos un poquito aprovechando unos 50 metros llanos que aparecieron en la subida como un regalo y a partir de ese momento encontramos nuestro ritmo.

Todo estaba muy bien planeado, pero a ninguno de los dos se nos había ocurrido mirar el perfil antes de empezar la ruta. Gracias a esta peculiar preparación no teníamos muy claro lo que se nos venía encima cuando en un cartel se nos anunciaba "la huesera". Yo de dije a Oscar: "yo diría que aquí empieza lo duro, esto de la huesera me suena de la vuelta a España", pero el tramo de carretera que veíamos no parecía tan complicado. Eso si, nada más tomar la siguiente curva flipamos en colores. La rampa de la huesera estaba delante de nosotros y a lo lejos, a lo alto, a nuestra derecha se distinguía por donde iba la carretera. Todavía quedaba muuuuucho y muuuuuy empinado.

Otra de las diferencias entre la bici de carretera y la de montaña son los desarrollos. En la de montaña tienes desarrollos de sobra para estas subidas en carretera. En caso de duda metes el plato pequeño, piñón grande y pasito a pasito subes. En la de carretera no funciona así. A la primera rampa ya te quedas sin piñones que meter. A partir de ese momento ya es cuestión de ponerse de pie y de aprovechar que la bici pesa y roza menos. La bici de Raúl es en ese sentido más cómoda que la de Oscar porque su piñón grande es más grande que el piñón grande de la bici de Oscar. Para equilibrar los esfuerzos yo me hice la subida sin meter el piñón grande.

Pasamos la huesera relativamente bien. Y basándome en el profundo estudio que había hecho del perfil le comenté a mi tío "ya sólo nos queda la rampa del mirador de la reina". ¡¡Que cachondo!!

La rampa del mirador de la reina también tuvo su gracia porque nos adelantó un autobús y lo pudimos seguir con la vista. En un momento dado la pendiente era tan grande que el autobús se veía extraño sobre el asfalto, como si fuera a volcarse hacia atrás. Estaba claro que ese repecho sería duro.

El caso es que después del mirador de la reina tienes un descanso y luego aunque sigues subiendo ya te parece que no es para tanto. Al poco incluso tienes una cuesta abajo y a partir de este momento y cada poco decía "ya estamos, ya llegamos, lo hemos conseguido".

Llegamos al lago Enol y nos sacamos las fotos de rigor. Habíamos tenido suerte, apenas habían caído unas gotas en toda la subida, eso si, arriba, un frío que hacía, un viento. A poco nos quedamos helados.



Todavía nos quedaba la bajada. Y lo extraño es que los lagos de Covadonga se empiezan a bajar subiendo. Son unas buenas rampas, no muy largas pero duras, y después de haberte quedado mínimamente frío se hacen bastante incomodas. Después vienen otras diferencias con la bici de montaña. Bajar en la postura de la bici de montaña es cómodo, en la postura de la bici de carretera es cansado. Se cansa el cuello, los brazos, la espalda, todo. Las ruedas son muy finas y con el asfalto mojado (como podéis imaginar ese era nuestro caso) da miedo pensar que vas a patinar en una curva, y la carretera de los lagos tiene muuuuchas curvas. Por otro lado los frenos de las bicis de carretera no son hidráulicos. En los hidráulicos con dos dedos y sin apenas fuerzas frenas totalmente la bici. En la de carretera (por lo menos en la de Raúl) tienes que hacer fuerza para frenar. ¿He mencionado que las bicis de carretera corren más que las de montaña?, pues imaginad cuesta abajo. Total que la bajada fue de todo menos divertida. Mucho frío, mucho miedo, mucha incomodidad, brazos atenazados, manos doloridas. Menos mal que el ánimo estaba alegre después de la gesta.

Llegamos abajo y Carmen ya había pillado mesa en un merendero en Covadonga. Fue llegar, subir las bicis, ponernos ropa seca y sentarnos a comer. Ya os podéis imaginar a que me supieron los huevos fritos con patatas que me zampé.

A los pocos días comentando la subida a los lagos con Jose Manuel (el colega de Asturias que me introdujo en la bici de montaña) me comentó que él, en sus tiempos buenos, se hacía la subida en 1h 5'. Yo no tenía muy claro cuanto habíamos tardado, pero luego, en casa, mirando las horas de las fotos, he visto que habíamos tardado en subir 1h 16' lo que no está mal para ser la primera vez, pero que me obliga a repetir la subida pero con objetivo de tiempo. Competitivo que es uno mecachis.

Los datos de la ruta fueron:
Distancia: 106,32 km
Tiempo: 4:49:36
Velocidad media: 22,03 km/h
Velocidad máxima: 49,60 km/h
Pulsaciones medias: 130 ppm
Calorías gastadas: 3.207,6

(perfil sacado de la página del Grupo Ensidesa Cicloturismo)

a cuidarse
Javier Arias González

sábado, 28 de julio de 2007

Mi coca-cola más tonta

¿Qué pasa “biciosos”?.

06:30 Suena el despertador, y no, no me he equivocado al "programarlo". Carmen no da crédito de lo loco que está su marido cuando me despido de ella.

07:00 Empiezo a pedalear. Ya es de día. Ya puestos podría haber madrugado más.

Pedaleo a buen ritmo. Me encuentro fresco, bien.

Km15 Subida a la Marañosa sin forzar la máquina. Me levanto y me siento buscando pasar el trago cómodamente.

Bajada de la Marañosa. Sigo pedaleando porque hace un poco de frío; son las 07:45.

Glorieta de la estación. Juro que en este momento pensé en cambiar el recorrido que tenía pensado. Me digo "no seas gallina" y tiro pa'lante.

Carretera hasta el puente sobre el río. Ni me entero de como la he pasado. Voy muy bien.

Subida a Vallekillas. Sigo con mis prácticas en subir de pie. Me subo de pie los dos tramos duros. Regulando.

Bajada de Vallekillas. La carretera está vacía y me tumbo en la bici. Disfruto poniéndome a 56 km/h.

Llego a Morata y subo hasta el aparcamiento. Vuelvo a subir de pie. Aun así la subida me sorprende con un desarrollo inadecuado y llego arriba jadeando. Coño, esta la he notado.

Carril bici hasta Perales de Tajuña. La experiencia es un grado y negocio las rampas con plato mediano sin machacarme.

Llego a Perales y.... sigo de frente. Que soy cabezón no lo voy a descubrir ahora.

Este es el tramo que estaba esperando. A partir de aquí pienso ponerme a ritmo para ganar tiempo. Son aprox. las 09:00.

Me hago a ritmo alegre tirando a fuerte todos los kilómetros del carril bici hasta que llego a Ambite, fin de la vía verde del Tajuña. Donde comimos la última vez que había hecho este recorrido.

Ambite. 10:00. Entro en el bar y me tomo un bote de coca-cola. También me compro dos botes de Aquarios y dos botellas de agua fría. Relleno los dos botellos. Estos son los datos a mitad de etapa:
  • Distancia: 71,79 Km/h
  • Tiempo: 2:53:00
  • Velocidad Media: 24:89 km/h
  • Velocidad Maxima: los 56,31 km/h mencionados
  • Km totales de la bici: 10.174 km
  • Calorías: 2.044 cal (el pulsómetro no es de fiar)
  • Pulsaciones medias: 139 ppm (el pulsómetro sigue sin ser de fiar)
10:13. Me pongo en marcha. Después de lo que en condiciones normales sería una salida normal las piernas se sorprenden y recibo las típicas señales de "pero tío ¡no habíamos llegado ya! ¿No tocaba ahora ducha?".

Pues no. Y además, me pongo otra vez a ritmo. Por otras veces que he hecho este recorrido sé que en la vuelta da la sensación de picar para abajo. Además, hace unos minutos ha salido de Ambite un grupo de ciclistas de montaña en dirección al carril bici. A mi me ha parecido que me miraban con un poco de desprecio por la cara de hecho polvo que tenía mientras estaba descansando. Eso... eso se paga.

En una mirada al pulsómetro veo que la temperatura es de 30 grados. Pues va a ser que no es escogido el mejor día para hacer mi machada particular.

Adelanto a los globeros a toda leche. Tres de ellos intentan seguirme, pero voy como una bala y se quedan atrás. ¿Que se pensaban?

Llego a Morata. Llevo 105Km y me noto cansado. Tal vez no ha sido lo más inteligente que he hecho en mi vida meterme esta minipaliza.

Primeras rampas de Vallekillas. El sol cae sin piedad y cuando veo que el termómetro marca 37 grados definitivamente estoy seguro de que no es el mejor día para intentar este recorrido.

Subo Vallekillas relativamente bien. Entre 12 km/h y 14 km/h. Cuando llego arriba compruebo que estoy en una velocidad media de 24,9 km/h. No va mal la cosa.

La bajada de Vallekillas mola un montón, pero esta vez tenía viento de cara. Aun así alcanzo los 61 km/h. Acabo de caer en que el viento de cara podría ser un problema, previsor que es uno.

El tramo hasta San Martin lo paso bastante bien dadas las circunstancias. Cuando llego a la rotonda de la estación llevo una velocidad media 25,3 km/h. Esto sigue marchando.

Subida a la Marañosa. Pongo un ritmo tranquilo y sostenido de unos 20 km/h. Me noto ya bastante cansado, además ya no se ni como sentarme en la bici, estoy incomodo en cualquier postura. Encima, por si fuera poco, tengo viento de cara. El último kilómetro se me hace durísimo. El termómetro me marca 43 grados y eso que mi cuerpo lo mantiene en la sombra.

Bajada de la Marañosa. Me dejo caer. Bajo sin manos, erguido en la bici para que me descanse la espada y los hombros.

Tramo hasta Perales del Rio. Como no podía ser de otra manera, tengo viento de cara. Empiezo a dejarme la piel en cada pedalada, aun así soy capaz de mantener mi media en los 25 km/h.

Cuesta de los gitanos. Voy muerto. La subo en plato mediano y arrastrandome.

Gasolinera. Tengo que parar. Ya no puedo dar ni una pedalada. Estoy exprimido. Me tomo un bote de coca-cola como si fuera a darme la vida. Estoy muerto. El viento me ha matado. Compro un litro de Aquarios para rellenar los botellos. Estoy a 7 km de casa y aunque la velocidad media es de 24,98 km/h está claro que no voy a poder mantenerla. Mejor me dejo llevar y a sufrir lo menos posible.

Joder que 7km. Cada pedalada ha sido un mundo. El cuerpo me dolía en todas las posturas. Me bebí el litro de Aquarius antes de llegar a casa. Rezaba para que los semáforos se pusieran en rojo y poder parar a descansar. El sudor me caía a chorros. No tengo ni idea de los Haribos que me habré comido en ese tiempo. Me recordaba el estado en el que llegaba a casa las primeras veces que salía en bici.

Llego a casa. Me pego un baño de agua templada y entro en estado de semicoma en la bañera. Estoy derrotado.

Comida. Siesta y contrareloj del tour. Mientras escribo esta crónica. Alberto Contador ha ganado el Tour y pillo el pulsómetro y el velocímetro. Estos son los datos:
  • Distancia: 143,45 km
  • Tiempo: 5:50:17 pedaleando, llegue a casa aprox a las 13:30, unas 6:30 de tiempo total
  • Vel media: 24,57 km/h. Los últimos 7 km han destrozado la media (además de a mi).
  • Vel máxima: 61,88 km/h (bajada de Vallekillas con viento de cara)
  • Km totales de la bici: 10.246
  • Calorías: 4.460 cal. 552 más que en la ida. Los globeros y el viento de cara tienen que ser la explicación
  • Pulsaciones medias: 146 ppm
Que más puedo decir. El primer objetivo era estar en casa antes de las 13:30. Bien. El segundo era una velocidad media de 25 km/h. Mal. Creo que con menos calor y sin viento de cara lo podría haber conseguido, pero claro, si mi abuela tuviese ruedas.....sería una bici.

Conclusión. Coño, pues que lo volveré a intentar.

A cuidarse
Javier Arias González

martes, 17 de julio de 2007

Salidas en Asturias 14 y 15 de Julio 2007

¿Qué pasa “biciosos”?

Una breve crónica (esta seguro porque ando liado) para contaros las salidas de este pasado fin de semana en Asturias. La verdad es que este fin de semana podría llamarse la segunda parte de la visita de los madrileños. Raúl (el abuelito), Oscar (la apisonadora de cuatro caños), el Traper, Vicente (sin mote todavía) y yo fuimos los que salimos los dos días.

El sábado el Traper tenía que estar temprano en casa porque tenía una comida familiar, por lo que nos planteamos hacer una ruta corta. ¿Qué hacemos? qué no hacemos? ¿a donde vamos?. Vámonos a acabar la ruta que no nos dio tiempo cuando vinieron los madrileños. Dicho y hecho. Como íbamos cortos de tiempo nos fuimos directamente al Violeo por la carretera. La subida a el Violeo es aquella en la que parte de la expedición madrileña decidió darse la vuelta harta ya de asturianos locos. En vez de hacerla por la pista la subimos por la carretera. Mejor piso, pero subida bastante dura. Una vez en el Violeo nos dirigimos a la pista y empezamos a subir hasta el chus. ¡¡¡¡Menudas rampitas que tiene esa pista!!! ¡¡Menudo calor!! Llegamos al chus sin mayor novedad y sin tiempo para pararnos nos decidimos a bajarnos del Naranco por los caminos hasta dar a la pista de hormigón que pasa por el depósito de agua de Cuyences Sur. Todavía tuvimos tiempo para dar algún que otro rodeo sin excesivas cuestas antes de llegar a casa. Como era temprano decidimos irnos a tomarnos unas sidras que así, cansados y con el estómago vacío pega más fuerte y el pedo sale más barato. Os cuelgo una foto que saque con el movil


El domingo ¿que hacemos que no hacemos? que nos vamos a Tellego. Tellego es el pueblo donde comimos el domingo con los colegas madrileños. Llegamos a Tellego sin demasiada complicación. La subida que en coche parecía durísima en bici no era para tanto. Aun así nadie pudo evitar pensar que podríamos pararnos a comer un poco de pote o fabada. Si es que hasta olía ya a la comida que estaban preparando. Una vez has subido a Tellego empieza la subida para llegar a donde empieza lo que íbamos a subir. Es un poco complicado, lo se, pero quedaros con que se trata de subir y subir. Tampoco tiene más misterio. Como la subida nos la tomamos en plan vago total (faltaban los Víctor, Oscar y Juan que animasen el cotarro) pudimos disfrutar del paisaje y de las vistas. A mi me pareció u sitio precioso. Estábamos rodeados de castaños, avellanos y nogales (aquí el Jorge se habría sentido como en familia) ganando altura sobre un valle en el que a lo lejos (y abajo) veíamos el pueblo de Tellego. Como decía después de subir llegamos al sitio donde empezaba la subida. En pleno monte aparece una rampa de hormigón no muy larga pero dura, dura, dura. Ninguno de nosotros fue capaz de subirla sobre la bici. El cacharro de Raúl midió un desnivel del 25% pero como la parte más dura la pasó andando (como todos) nos quedamos sin saber que desnivel tenía la rampita de las narices. Total para llegar a una braña en la que sólo había un rebaño de cabras y cinco tíos como cabras. Admiramos el paisaje, ¡Que vistas! y bajadita técnica y larga. Vicente protagonizó el vuelo sin motor sobre el manillar de la jornada que incluyó el típico golpe doloroso en el pecho producto del choque con el manillar. Nada fuera de lo común. Al final de la bajada fuimos a parar a ¿Soto de Rey? donde paramos a pillar agua momento que aproveche para retratar al grupo.


Yo aquí estaba ya situado otra vez, pero Raúl se encargó de que la subida (porque siempre se sale subiendo) para salir del valle fuese por una pista que yo no conocía. Interesante también esta subida que al final nos dejó en San Esteban de las Cruces. Terreno peligroso donde los haya. Y como no podía ser de otra forma Raúl nos ofreció un par de regalos de los suyos que vaya usted a saber porque siempre tienen forma de cuestas. Al final y para demostrar que aún éramos todos colegas nos fuimos a tomar unas sidras (siempre igual) que no todo va a ser sufrir.

Poco más puedo contar. Una vez más se cumple el objetivo de Raúl de enseñarme una ruta nueva cada vez que salimos, en este fin de semana las dos rutas fueron nuevas para mí.

No tengo los datos de kilómetros y esas cosas pero creo que fue algo así como 46km el sábado y 40 el domingo a velocidades medias de unos 13km/h, "pa'vernos matao".

Por cierto, me han dado muchos recuerdos los asturianos para los madrileños aunque todavía no se creen del todo que me sigáis hablando.

A cuidarse

domingo, 24 de junio de 2007

Salida Domingo 24/6/07

¿Qué pasa "biciosos"?

07:30 Suena el despertador. Me cuesta levantarme, estoy hecho un vago.

08:00 Empiezo a pedalear. La carrera de ayer me pasa factura, me siento cansado.

Pedaleo tranquilamente, a ritmo de Rebeca Bakken, una especia de Diana Krall sueca o noruega o finlandesa (yo que se).

Km15 Subida a la Marañosa al tran tran, ni siquiera rompo a sudar.

Bajada de la Marañosa. Me dejo caer.

Carretera hasta el puente sobre el río. A buen ritmo, unos 26 Km/h, me han adelantado unos ciclistas de carretera y me han "motivado".

Subida a Vallekillas. Quiero practicar a subir de pie por lo que me la hago entera de pie sobre la bici (salvo las partes llanas). Aun así tranquilamente, más o menos a 10Km/h.

En la cima veo que llevo 22Km/h de velocidad media, estoy vago total.

Llego a Morata y me tomo un café. Compruebo que la velocidad media ha subido hasta los 23km/h por la bajada.

Subida a Vallekillas. La Mala Rodríguez me pone y subo con un poco más de alegría, más o menos 16km/h.

En la cima veo que he perdido un poco de velocidad media, ahora llevo 22km/h. No hace calor y me empiezo a encontrar bien.

La bajada impresionante, alcanzo los 68,90 km/h. Para haberme matado.

El tramo de la carretera se me da muy bien, no bajo de los 30km/h.

Rotonda de la Warner. La velocidad media es ahora de 24,30km/h, estoy en tiempos de mi record personal. Empiezan a sonar los Red Hot Chilli Peppers en directo, me encuentro genial
Subida a la Marañosa. No bajo de los 26km/h. He subido a toda leche. En la cima la velocidad media es de 24,33km/h. No sólo no ha bajado sino que la he subido. Me empiezo a picar conmigo mismo.

Resto de la ruta. Voy sin cadena, mantengo una velocidad muy alta y no me canso. Me encuentro como nunca.

Llego a casa mucho antes de lo que había estimado. Estos son los números:
  • Distancia: 76,51 Km
  • Tiempo: 2:59:47 (Menos de tres horas!!!)
  • Velocidad Máxima 68,90 (lo dicho, para haberme matado)
  • Velocidad Media 25,53 Km/h (mi anterior record estaba en 24,03 km/h)
Me merezco un baño relajante.

Me encuentro genial, ni siquiera estoy cansado. Eso si, como los orejones y los plátanos tiene
mucho potasio y eso es muy malo para lo mío voy a tener que buscarme otro alimento. ¿Pasamos a llamarnos los bicipasas?

Hoy todo me sale bien, hasta la crónica me ha quedado cortita.

A cuidarse
Javier Arias González

sábado, 16 de junio de 2007

Salida el 16 de Junio de 2007

¿Qué pasa “biciosos”?

Me tiré de la cama a las 7:30, como quien no quiere la cosa. Llovía mientras me ponía la ropa de "torero". Estaré en casa a las 10 o 10:30 le dije a Carmen cuando me despedía. Quería estirar un poco las piernas.

¡¡¡A las 08:05!!! Me ponía a pedalear con mi chubasquero puesto, mi mp3 con música tranquila y con la sana intención de acercarme a San Martín de la Vega al tran tran y volver.

Claro que al llegar a Perales del Río, en la rotonda justo después de la bajada de los gitanos, me adelantaron dos ciclistas en bicis de montaña. "Buenos días" dijeron ellos "buenos días" contesté yo todo educado.

A pesar de la educación no pude evitar el ponerme a rueda (a una distancia prudencial) e intentar seguirles el ritmo. Llevaban un ritmo alegre. Empecé a prepararme para la batalla de la Marañosa, se veía que iba a ser dura.

El caso es que cuando llegamos al desvío de la gravera ellos se salieron del carril bici. "Hasta luego" dijeron. ¿Como que hasta luego? pensé yo. "¿Donde vais?". "Vamos a meternos por esa pista y a pillar unos caminos por la Marañosa, ¿te vienes?".

Ese ¿te vienes? a mi me sonó un poco a "No hay huevos" y ante semejante tono no pude más que imitar a Camilo Jose Cela y decir "venga, vale". Nos presentamos y me encontré acompañado por Javi, un tipo alto y delgado, y Edu, un tipo bajo y delgado (una especie de Oscar y Andrés, Jorge no encaja en el segundo adjetivo)

Pillamos la pista de las graveras a toda leche. Llevábamos un ritmo de esos de "vamos a putear a este pringado que chupaba rueda". Al llegar a Casa Eulogio. Cambio de planes, que ya no vamos a la Marañosa que nos vamos a los caminos de Rivas. Yo me quité el chubasquero (ellos no llevaban, debí haber caído en ese sospechoso detalle) porque ya me sobraba todo y recordaba la cuesta de Rivas que habíamos bajado la última vez que estuvimos por allí. Temiéndome lo peor hice repaso mental. Orejones, 5. Gatorade, no traía, para ir a San Martin no lo necesito. Agua, poca, con lo que llueve no beberé mucho. Cojonudo, como siempre, preparado para un día de gloria. Envío un mensaje a Carmen para avisarla de que no llegaré tan temprano y me dispongo a la batalla.

Tenían razón Miguel y Fernando. Las cuestas de Rivas son duras y tienen vistas preciosas. Un sube y baja, más sube que baja que te destroza las piernas. Tenemos que acercarnos por allí un día. Eso sí, ni a la mitad de velocidad a la que fuimos hoy. Me llevaron a toda leche. Yo sólo me decía: aguanta, aguanta, que ellos pararán. Coño, si ni siquiera nos hablábamos, con lo educados que habíamos sido al principio.

Cuando llegamos a lo que se supone que era el final del camino paramos y departimos amistosamente. Yo me comí con toda mi ansia los cinco orejones y me acabé el agua que llevaba. Entre charla y charla me cuentan que ENTRENAN tres veces por semana en bici, que se dedican también al atletismo y que ahora con el buen tiempo también a la natación y así hacen triatlón. Ah, que también juegan al ping pong, pero a eso ya no le di importancia. Es en este punto en el que me confiesan que el mote de Edu es "el guindilla", más concretamente "el guindilla cabrón" apunta Javi. Claro que yo pienso que deberían ascenderle el adjetivo y pasar a igualar el mío

Empecé a sospechar la razón por la que muchos ciclistas no se saludan cuando se cruzan en el carril bici. Dos veces que me he enrollado con alguien en el carril bici, dos veces que me han salido unas bestias del deporte que me arrastran a locuras físicas no sexuales.

Pues nada camino de regreso. Bajando íbamos a tanta leche que una de las curvas la tomé recta, percance sin consecuencias gracias a las pastillas nuevas que llevaba en los frenos, que sino vuelo por uno de los acantilados.

Que vamos a volver por los conejos muertos (son de Villaverde), me alegro, conozco el camino, podré regular. Hicimos los conejos muertos a una velocidad que yo no creía posible. ¡Coño, si no me daba tiempo ni a esquivar los baches! Eso sí, Edu recibió una llamada y en vez de bajar el ritmo soltó las manos del manillar y contestó la llamada mientras rodábamos a 30km/h por debajo de la autopista. Yo estaba por hacer como que me tropezaba y tirarle de la bici.

Llegamos al parque del manzanares. ¡Menos mal! Y Edu se separa para irse a su casa. Rodando ya tranquilamente va Javi y me confiesa que Edu se dedica a correr en bici con la de carretera y que es un bestia. ¡Que el tío iba regulando! Como yo, regulando para no morirme.

Por fin se fue también Javi y me quedé solito. Bajé el ritmo un poco más hasta hacerlo de globero total y me fui a casa orgulloso. No había hecho comentarios del tipo "vamos a un ritmo rápido, eh". Me había demostrado que era un biciorejon con todas las de la ley, de los que les pierde la boca (ese Andrés).

En fin, perdonad el rollo (nunca me salen cortas las crónicas) pero es que ahora estoy destrozado y me duelen un tanto las piernas y quería compartir la experiencia con vosotros. Eso si mañana no pienso saludar ni a dios por el carril bici, que nunca sabes con quien puedes acabar la ruta.

A cuidarse
Javier Arias González

miércoles, 13 de junio de 2007

Fin de semana 9 y 10 de Junio. Visita de los Madrileños

¿Qué pasa “biciosos”?

Como nadie se anima a publicar su crónica sobre las salidas del fin de semana en Asturias me voy a animar yo a hacer un resumen. Intentaré que sea breve porque ando muy liado, veremos como me queda.

Sábado 9 de Junio - Nos vamos a Proaza.

Habíamos quedado a la puerta de la pensión Mencia a las 08:00. Medio dormidos pillamos las bicis y nos fuimos al bar donde nos esperaban los asturianos. Presentaciones de rigor, comentarios sobre el buen tipo que tenían los madrileños (el churri, Andrés y Abraham son sílfides comparadas con Traper, Raúl y Oscar), cafés para desayunar y a cantar el cumpleaños feliz a Raúl que cumplía nada menos que 52 años (como los suyos los firmaba yo sin dudar).

En el bar estaba un paisano en pantalón de deporte y camiseta de algodón al que yo nunca había visto. Fito. El dueño del ¿mesón los arcos? donde la noche anterior Raúl y Traper habían estado de "fartura". Estatura media europea, los cuarenta ya no los cumple. El caso es que Fito estaba participando en la conversación y, no se muy bien como, cuando me quise dar cuenta Raúl había sacado su bici de reserva y Fito estaba enrolado en la salida ciclista. Es lo que tiene el "no hay huevos".....

Yo de momento me preocupé un tanto porque para alguien que no está acostumbrado a montar en bici la salida iba a ser dura. "No te preocupes, Fito es un torbellino" me dijeron. Pues nada, después de barajar las distintas rutas alternativas, nos pusimos en marcha.

Éramos 10. Fito, Raúl, Jorge, Oscar (mi tío), Traper, Vicente, Abraham, el churri (para distinguirle de mi tío), Andrés y yo. El tener que ir a Proaza nos obliga a atravesar Oviedo si no queremos perder mucho tiempo. A un ritmo no de guerra, pero si alegre llegamos a San Claudio, donde empezarían los primeros repechos. Poco que contar salvo que ya tan temprano el churri había caído en la típica broma del Traper. "A la derecha" (cuando a la derecha hay una cuesta) y el churri que se lo tragó y se tiró a la derecha. La pena es que no pudimos verlo, pero aun así el Traper se encargo de contarlo para que fuese público y notorio. Mira que os lo había advertido.

Nada más llegar el primer repecho digno de mención (una subida de unos 200 metros con una rampa al 20%) va Vicente y pincha. La típica disculpa del que se caga de miedo al ver lo que le viene. Paradita a la española (uno cambiando la rueda y los demás mirando) y a darle al repecho. Primer contacto serio de los madrileños con Asturias. Salvado con notable general.

Después bajada a Trubia y llaneo hasta la cuesta de Perlines. Perlines es un pueblo (tres casas deben ser) subido en un monte. No existe motivo razonable alguno para que fuésemos a ese pueblo y menos en bici.

La subida a Perlines es espectacular. En poquísimo espacio se gana mucha altura (eso significa que las pendientes son altas) y las vistas sobre Trubia están muy bien. Jorge, Andrés y yo nos pusimos en cabeza e hicimos la subida a ritmo de samba. Cuando llegábamos arriba vi el cartel del Perlines y comenté ahí acaba. Cuando nos acercábamos al cartel aceleré un poquito y pase el primero por el cartel. Claro que al instante Jorge y Andrés me adelantaron para continuar con la subida que no acababa en el cartel sino unos metros más allá (empieza a ser legendaria mi capacidad de finalizar los sprints donde a mi me da la gana). Una vez arriba fueron llegando los demás, cada uno a su ritmo. Cuando llegó Fito ya estaba claro que esto estaba siendo demasiado para él y eso que yo creo que llevábamos unos 20Km, asturianos, pero sólo unos 20.

Lo malo que tiene la subida a Perlines si no la conoces es que donde crees que se ha acabado, donde está el pueblo, no es más que un descanso para empezar la siguiente parte de la subida. Se repite más o menos la historia, pero esta vez cuando Fito llega ya se le ve muerto. Llegados a este punto, y en vista de la hora y del ritmo que llevábamos decidimos separarnos. Los asturianos darían la vuelta y los que íbamos a hacer la senda del oso seguiríamos adelante.

Seguir adelante significó meterse por un camino estrecho con ortigas y pinchos a los lados. Con suelo mojado y piedras resbaladizas. Los cuatro nos ortigamos. Al poco nos tuvimos que bajar de la bici por la combinación de barro, piedras húmedas y cuesta empinada. Nos tocó caminar un rato.

Al final llegamos de nuevo a la carretera. Paradita para pillar agua en el pilón y rápido a pedalear que ya íbamos tarde. Nos quedaba la última subida del día. No muy larga, no muy empinada, pero lo suficientemente dura para que Abraham empezara a tocar sus reservas de fuerzas. El churri se pilló un ritmo adecuado y con alegría se llevó a si mismo hasta la cima. Andrés y yo acompañamos a Abraham mientras los tres comentábamos el magnifico paisaje que teníamos a nuestra izquierda.

Y una vez arriba..... Pues a bajar. Lo que tiene esta zona es que no hay mucha transición entre valles. Nada más empezar a bajar ya se veía hasta donde teníamos que bajar. Impresionante. Una bajada rápida (el churri se puso a 70km/h) por una carretera de buen asfalto sin coches. Fue un subidón de adrenalina. Cuando llegamos al fondo del valle vimos un cartel que ponía Trubia a 8 Km. (¡8km llanos!). Eso es salir en bici por Asturias. En vez de hacernos los 8km llanos nos habíamos hecho unos 10 de los cuales 5 habían sido subiendo y otros 5 bajando, eso si, en plan bestia.

Poco más queda de esta salida. Pillamos la vía verde y llaneando a buen ritmo llegamos a Proaza donde nos esperaban nuestras mujeres e hijos y una coca-cola fresquita. No sabría yo decir que disfrutamos más.

El resto del día fue la excursión en bici de la senda del oso que por ser prácticamente llana y por haberla hecho a ritmo de paseo no tuvo mayor historia. Si tal resaltar que el amigo Andrés tuvo la ocasión de tirar de un carro cargado con dos niños y una bici.


Domingo 10 de Junio - Master del Naranco.

El sábado no había sido una etapa dura, pero la etapa planificada para el domingo si que era dura de verdad. Volvimos a quedar a las 08:00. Desayunamos en el bar de la estación. Volveríamos a ser 10. Raúl, Jorge, Oscar, Traper, Vicente, Abraham, el churri (para distinguirle de mi tío), Andrés, yo y Víctor que llamó a última hora para decir que se apuntaba. Cambiar a Fito por Víctor eleva varios puntos el nivel ciclista del grupo.

Salimos en dirección a Oviedo, pero en menos de 3 kilómetros ya estábamos subiendo. El Traper, que se conocía el recorrido, optó por un recorrido alternativo más corto y llano. Se le sumaron Oscar y Abraham que prefirieron reservar fuerzas (se tomaron al pie de la letra eso de que la rueda a seguir era la del Traper). Hasta cierto punto acertaron, porque lo cierto es que las rampas de Cuyences sur te despiertan si venías dormido en los primeros kilómetros. Nada más llegar a la cima paramos a quitarnos ropa. Ya nos sobraba todo. ¡¡¡¡Llevábamos menos de 5km!!!!. Víctor, como siempre, hizo la subida quejándose de que si era muy pronto para empezar tan duro, de que si estábamos locos, etc. etc. Pero bueno. ¿no hay que calentar antes de hacer una ruta?, pues nosotros ya estábamos calientes.

Subir Cuyences sur para llanear un poquito a media altura del Naranco en inmediatamente después perder toda la altura ganada. De tontos, pero así son las cosas. Nos dirigíamos al pilón que hay antes de Lladines (¿en Quintana?) donde nos esperarían el Traper, Oscar y Abraham. Mira que habré hecho veces ese recorrido, pues todavía Raúl se buscó una ruta alternativa para enseñarnos algo nuevo.

La subida a Lladines es muy bonita. Una carretera recién asfaltada, sin coches, toda entre árboles y valles preciosos. Tiene con cuatro repechos, nada duros y al final una rampa de hormigón de unos 150 metros que, digamos, te despeja la garganta. A partir de ese momento empieza lo que es el monte y es la parte más entretenida. Tranquilos sube y baja entre los árboles. Precioso.

Cuando pillamos el asfalto de nuevo Víctor se saltó el desvío que nos llevaba al Asturcón. Yo creo que lo hizo con toda la intención de no entrar en el barro y, de paso, ahorrarse kilómetros de ruta. Pero yo insistí y acabamos todos dirigiéndonos al Asturcón. Esta parte del recorrido es en el bosque del fondo del valle. Todo verde, húmedo y a la sombra. Bastante barro, partes con piedras que tuvimos que hacer andando y un riachuelo que recorrimos caminando hundiendo los pies hasta los tobillos (alguien comentó que parecíamos vaqueros intentando hacer que los indios nos perdiesen el rastro). Desde luego si de algún sitio podía salir un indio, un vietnamita o un japonés de esos que se piensa que la guerra sigue es de esa zona.

Justo antes de llegar al Asturcón, en el paseo a la vera del río, se me rompió la cadena de la bici. No cundió el pánico. Raúl llevaba eslabones de sobra y yo tenía la herramienta y la experiencia necesaria para solucionar el problema. Con la ayuda de Jorge (los demás, a la española, mirando y criticando) reparé la cadena. Cuando le dimos la vuelta a la bici el Traper se dio cuenta de que no la habíamos pasado por el desviador. Venga, a abrir la cadena, pasarla por el desviador y volver a cerrarla. Ya se encargo el Traper de que se enterasen todos (Víctor y Raúl en particular) de lo buen mecánico que yo era. Algún comentario jocoso hubo, para que voy a negarlo.

En el Asturcón volvimos a pillar asfalto en una zona de transición. Nos dirigíamos a Brañes para iniciar la subida al Violeo. Yo conocía la subida por la carretera (alguna vez he enviado el perfil), pero hoy íbamos a subir por pista....

Hicimos una parada estratégica en el pilón de Brañes para aprovisionarnos de agua y comer unos orejones y nos metimos por un camino con unas subidas curiosas que hicieron que cuando llegamos a la pista donde empieza la subida ya llegásemos "calientes". Encima la pista que apareció ante nuestros ojos acojonaba....

Como buen anfitrión expliqué las opciones que teníamos. Opción 1 subir la rampa que tendría..... 3km, dijo Víctor (coño!!! pensé yo). Opción 2 girar a la derecha y dejarse guiar por el Traper camino a casa. Mientras explicaba las opciones Raúl empezó a subir, quería sacarnos fotos subiendo.

Como siempre pasa en estos casos todo el mundo optó por la opción 1. A subir tocan. Pues nada, Andrés, Jorge y yo empezamos a subir. La rampa se las tenía. Todo metido y con calma que esto sería largo. Raúl estaba en el primer descanso sacándonos fotos mientras subíamos. Cuando llegamos a su altura aprovechamos para parar a recuperar un poco. En esto que vimos llegar a Víctor que subía a un ritmo envidiable. Viéndole parecía fácil. Cuando llegó a nuestra altura apenas nos miró y siguió pedaleando. Coño pues si el sigue nosotros también. Jorge, Andrés y yo arrancamos dejando a Raúl sacando fotos y esperando por los últimos.

Mientras nosotros subíamos esto es lo que me contaron que les pasó a los demás mientras subían:
  • Traper. Sin moverse del sitio, venga, id subiendo, aquí os espero.
  • Abraham. Empiezo a subir. Después de 50m opto por darme la vuelta.
  • Vicente. "Subía yo con todo metido y me fui contra una sebe. Ya no podía más, preferí dar la vuelta."
  • El Churri. "Empecé a subir pero me dio por mirar el velocímetro. Iba a 4 km/h. Hice el cálculo mental. A 4km/h 3km voy a tardar más de media hora. Media hora en este plan. Paso, me doy la vuelta."
Total que los cuatro se dieron la vuelta. Claro que se les pasó avisar y el pobre Raúl se quedó esperando indefinidamente a que subieran. Cuando se cansó de esperar me llamó por teléfono para ver que pasaba. Me paré para llamar al Traper, y entonces me contó que se habían dado la vuelta. Avisé a Raúl y seguí subiendo a mi ritmo (Jorge, Andrés y Víctor no habían parado). Cuando llegué al Violeo allí estaban dando vueltas para no enfriar. Todavía tuvimos que esperar bastante tiempo por Oscar y por Raúl. Ya era muy tarde. Lamentablemente tuvimos que recortar la ruta. Nada de visita al chus y directos para Oviedo y de allí a Lugones o nos darían las tantas.

Camino a Oviedo vimos las rampas que llevaban hasta el chus. Por esta vez nos las perdíamos, pero yo, la próxima vez, me las haré fijo.

Mientras bajábamos del Violeo Víctor, que no puede evitar estudiar y analizar los comportamientos de todos los ciclistas con los que sale, me estuvo comentando lo mucho que le había gustado Andrés (como ciclista). Que si no se había cebado, que si supo regular, que si inteligente, que si prudente. Definitivamente el Andrés había sido reconocido por Víctor, y eso no le pasa a cualquiera.

Circulábamos por una calle en Oviedo cuando a lo lejos vimos a unos ciclistas que cruzaban nuestra calle en dirección a Lugones. ¡¡¡¡Era el resto del grupo!!!!!. Se nos puso un semáforo en rojo y esperábamos ansiosos a que se pusiese en verde. Cuando se puso en verde nos lanzamos como balas para alcanzarlos.

De nuevo agrupados, y camino a Lugones, decidimos parar a lavar las bicis. Momentos que aprovechamos para contarnos los unos a los otros como nos había ido mientras estuvimos separados. Todos menos Raúl que se dedicó a lavar las bicis y el Traper que en cuanto le dieron la manguera se dedico a "chiscar" a todo el grupo.

Aun tuvimos tiempo para el sprint del semáforo en Lugones. Un sprint largo, con ligero viento de cara en un, también ligero, falso llano. Después nos reagrupamos y nos despedimos hasta la hora de la comida. Habíamos hecho suficiente ejercicio como para que a la hora de la comida todos tuviésemos un hambre y una sed digna de los platos a los que nos íbamos a enfrentar.

Poco más se puede contar. Se echó de menos al resto de los biciorejones, pero habrá más ocasiones. Eso si, si no quieres morir, a Asturias no se puede ir en baja forma, Oscar, Abraham y Andrés os lo pueden confirmar.

Intenté que me fuese breve, pero no se porque no fue posible. Otra vez será :-)

A cuidarse
Javier Arias González