Me levanto a las 06:30, obviamente todavía era de noche. Es muy temprano, pero me gusta desayunar leyendo el periódico y prepararme con tiempo. También me gusta ser puntual. Desayunando me doy cuenta de que tengo un mensaje de Oscar en el móvil, juro que por un momento pensé que se rajaba; pero no, él no. Me decía que el desviador no le funcionaba que no podía cambiar de plato que se iba a hacer la ruta entera con plato pequeño (ese machote).
Habíamos quedado a las 07:15 donde la casa de Oscar. Puntuales como siempre, y no como otros, salimos hacia la Cabrera. Ya por el camino nos cruzamos con varios coches que llevaban bicicletas de montaña. En las bacas, en la parte de atrás, dentro del coche. Coño, que no éramos los únicos locos que nos habíamos apuntado a esta aventura. Entrando en la Cabrera el coche que iba delante de nosotros era un Megane con dos bicis en la baca. "Coño el Nogales" exclamó Oscar. Pues va a ser que no….
Llegamos a la Cabrera y ya había mucho movimiento, gente montando las bicis, ciclistas calentando, nosotros aparcando…. Todavía era de noche.
Nos vamos al polideportivo a por el dorsal y nos dan una bolsa con publicidad, una camiseta (chula), dos barritas energéticas y un gel también energético.
Mi intención era intentar reparar la avería de la bici de Oscar. Al menos conseguir que dispusiese de plato pequeño y mediano, pero resulta que se había dejado una tuerca en casa y nada pudimos hacer. Al amigo Oscar no le quedaba más remedio que hacerse 85km a plato pequeño.
Hacía un frío de la leche, pero todo apuntaba a que el día iba a ser soleado por lo que decidimos no abrigarnos demasiado. Coño que fío pasamos. Nos posicionamos al sol del amanecer, que no veas como se agradecía, mientras esperábamos que dieran la salida ¡¡neutralizada!! Al montón de Santa Cruz, Trek, Spezialized, dobles, de carbono, pepinos de bicis en definitiva se sumaba una salida neutralizada. Que profesionalidad. Y Oscar sólo con plato pequeño, si es que somos biciorejones hasta la medula.
Dan la salida y empezamos a rodar por asfalto y cuesta abajo. Yo tiritaba. Oscar también, pero al menos el daba pedales como un loco para poder seguir el ritmo ;-). La salida neutralizada era hasta las afueras del pueblo. Allí nos volvimos a reagrupar…. A la sombra…. Yo ya estaba al borde de la congelación cuando dieron la salida. Estuvo gracioso ver salir a los que estaba en cabeza. Salieron a toda leche, esprintando. Una vez más… ¡Que profesionalidad!.
Los primeros kilómetros fueron al tran tran. Éramos unos 500 ciclistas por caminos lo que inevitablemente lleva a apelotonamientos y paradas varias. Yo diría que los 10 primeros kilómetros pasan de esa manera. Siempre muy pendiente de los que van delante, de los que te adelantan a toda leche porque quieren ir de los primeros, de los baches, etc. Fue en estos momentos donde acuñamos la expresión "bicilenta". Esa especialidad de montar en bici que te obliga a mantener el equilibrio en la bici mientras te desplazas a muy baja velocidad, esa en la que Oscar siempre se cae al suelo. Bueno, pues para entendernos, en el kilómetro 10 ya habíamos hecho un master práctico de "bicilenta"… y Oscar no se había caído.
Claro que en un momento dado rodábamos por una pista en la que la rodada de la derecha tenía una zanja considerable. Oscar delante, yo detrás (como casi toda la ruta). De repente nos adelanta por la derecha, un tanto lanzado, un ciclista, globero según mi apreciación a primera vista. Si es que al principio todos tenemos muchas fuerzas…. Como no podía ser de otra manera el globero metió la rueda en la zanja y se cayó justo delante de la bici de Oscar. Aunque frenó no pudo evitar atropellarle y casi caerse el también. Si es que van como locos….
Al tran tran van cayendo kilómetros cuando nos encontramos con una chica rubia de la organización que dice: "Cuidado que esta zona es muy técnica"….. Acojonados nos quedamos. Yo no creo que lo pueda definir de otra manera. Una bajada en camino de a uno con un montón de escalones de piedra y una pendiente de las que te hacen pensar que vas a salir volando por los cuernos de la bici. La cuestión es que como vas en grupo tampoco puedes pararte, por lo que, primero Oscar y yo nos lanzamos sin apenas pensar donde nos habíamos metido. Curioso fue lo del pavo montado en su bici doble suspensión full equipe que nos adelantó en plena bajada. Casi tira a Oscar en una de las partes más delicadas y desapareció de nuestra vista derrapando en la siguiente curva a la derecha de la bajada. Pasamos el trago, bastante bien, pero casi sin creer por donde habíamos bajado. Oscar agradeció muy mucho la nueva orquilla en su bici.
El recorrido no daba respiro alguno. Bajadas técnicas y subidas "bicilenta" se sucedían unas tras otras de manera que se confunden en mi memoria y ya no recuerdo en que orden se sucedían. Por seguir con el relato digamos que lo siguiente fue el primer avituallamiento. Km 25 de la ruta. Se agradece. Después de 25 km de sube-y-baja en bici de montaña se agradece n unos trozos de platano, melon, naranja, manzana y/o higos así como un vaso de bebida isotónica. Ni que decir tiene que yo cumplí con el rito de meadita (para ser sinceros creo que a estas alturas ya debía de ser la segunda o tercera). Compartimos una barrita energética y sin perder mucho tiempo nos pusimos en marcha. El control del km 50 cerraba a las 13:00 y ya eran las 11:00 llevábamos una velocidad media de 13km/h cuando habíamos pensado que llevaríamos una de 16km/h (que ilusos). Teníamos tiempo suficiente para llegar al ese control, pero estaríamos muy justos si teníamos algún percance técnico.
Este tramo fue el que más largo se me hizo. Venga a subir, venga a bajar. Subidas técnicas, "bicilentas" en las que la mucha gente echaba el pie a tierra y acababa subiendo andando (y que curiosamente yo fui capaz de subir muchas de ellas). Bajadas técnicas, "bicirápidas" en las que mucha gente se tiraba de manera inconsciente. Cada cierto tiempo yo comentaba que tenía hambre y me consolaba pensando que en el avituallamiento del km50 era un avituallamiento sólido; que nos iban a ofrecer unos spaghetti. Un par de veces lo comenté antes de que Oscar, con esa sinceridad típica del compañero de fatigas, me dijera que él creía que ese avituallamiento iba a ser como el primero, un poco de fruta y bebida, pero nada de spaghetti. ¡Que bajón!, ¡Con las ganas de comer sólido que yo tenía!
Al coronar una subida vimos el avituallamiento en el fondo de un valle. Eran las 13:05. Bajamos bastante rápidos por una pista y a eso de las 13:10 ya estábamos en el avituallamiento. ¡No tenían spaghetti!, era un avituallamiento como el primero. Además los cabrones que habían pasado antes que nosotros habían acabado los trozos de plátano. Aun así aprovechamos para comer un poco de melón, unos dátiles, compartir otra barrita energética, beber una bebida isotónica y, por supuesto, la meadita correspondiente. Las piernas ya empezaban a notar el cansancio del esfuerzo realizado y el cuerpo pedía acostarse al calor del solecito. Más cuando claramente a la vista estaba lo siguiente que nos esperaba en el recorrido. Una pista de montaña en subida con una pendiente a lo bestia divida en dos tramos. No sabría decir cual de los tramos metía más miedo. Yo, al llegar a casa miré el perfil por curiosidad y en el perfil viene como una línea totalmente vertical. Admitamos que el perfil es erróneo, pero aun así los dos tramos, perfectamente visibles, hacían que uno tuviese tentaciones de volverse a la Cabrera por la vía de escape (sólo 10km más) y pasar del resto del recorrido.
Como somos como somos y somos quienes somos ni siquiera comentamos la posibilidad de rajarnos. En cuanto el descanso ya empezaba a tornarse pérdida de tiempo nos pusimos en marcha. Directos al destino que nos esperaba impertérrito. Con todo metido y al tran tran, fuimos haciendo la subida. En un momento dado nos adelanto un pavo con pinta de hippy en una Decathlon de la época de la bici del payo Pedro Calvo, con portabultos, con pedales normales y sonándole todos los tornillos. La verdad es que se siente uno un poco gilipollas con su bici full equipe. Claro que los de las pepino-bicis deberían echarse a llorar.
La dureza de estas rampas se hizo notar. A partir de este punto la ruta se convertía en una cuestión de pedalear al ritmo del mínimo esfuerzo, dejar de pensar en los kilómetros que quedan y tratar de recuperar en las bajadas para poder afrontar con mínimas garantías las subidas.
Vuelvo a mencionar que no recuerdo el orden concreto de las subidas y bajadas, pero pasamos subidas en un camino de piedras, bajadas por pista, subidas a collados para salir de los valles, una bajada de la muerte que nos bajamos andando, una subida preciosa en medio de un bosque de robles (creo que esta fue antes del avituallamiento), y en concreto una bajada espectacular en un bosque de pinos. Una bajada muy rápida, en camino de a uno, con muy buen piso, algún que otro salto, algún que otro tobogán. Genial, sin duda la mejor del día.
La organización (muy buena durante toda la jornada) había puesto varios avituallamientos más en esta parte del recorrido (del km50 al 85). Más incluso de los que anunciaban en su web. Yo diría de dos o tres más. Se lo agradezco. A esas alturas de la película la disculpa de un avituallamiento para parar un minuto a beber y comer algo es algo que hay que agradecer. Estamos hablando de las 2, las 3 de la tarde, sin haber comido como un asturiano requiere, con kilómetros de calidad en las piernas, a estas alturas el orgullo agradece la disculpa del avituallamiento.
En uno de ellos, creo que en el último nos dijeron que nos quedaba una bajada en plan trialera, una subida larga y dura, una bajada tendida y la subida final a la Cabrera. Ya casi estaba hecho esto. Uno de los ciclistas que estaba en el avituallamiento le comenta a su colega: "Vaya como vas a disfrutar la bajada que viene ahora…." Y el pavo contesta "No, desde que el otro día rompí un casco y me corto un poco más". Locos de la bici. Al ir a ponernos en marcha vimos que en el suelo había dos B-Pro Zs12FC identicas con sus dueños "repostando". Inevitable el comentario de "dejamos las nuestras y nos llevamos estas a toda leche". Yo creo que lo que nos cortó fue lo de "a toda leche"…..
Curioso en plena bajada de trialera nos encontramos a un grupo de ciclistas a un lado con el "rompecascos" en posición de pi/2 doliéndose de lo que aparentaba ser una hostia como un piano. La verdad es que ni nos paramos a preguntar si estaba bien. Yo me autojustifiqué pensando que ya había varios ciclistas con él y que después de todo "rompecascos" ya estaría acostumbrado.
Pim pam pum, seguimos subiendo y bajando. Soy consciente de que me repito en esto, pero es mi forma de transmitir el grado de "hasta la po… de subir y bajar" que en un momento dado se llega a sentir.
Está claro que al final llega el final y el final era la subida a la Cabrera. Otra vez se trataba de dos rampas duras. Eso es lo que nos habían dicho. Cuando las subimos Oscar y yo contamos tres rampas duras. Estaba claro que ya debíamos estar contando como rampas lo que para otros debían ser falsos llanos. Aun así también estas rampas acabaron bajo nuestras ruedas.
Creo que era la última bajada, una en medio de las jaras en la que Oscar emuló al payo Hamilton y se salió de la trazada. No llegó a caerse, pero se arañó con unas ramas. Nada digno de mención si no fuese porque descubrimos (al menos yo) que los arañazos de las jaras pican, escuecen a base de bien.
En el último cruce de carretera el de la organización (siempre había alguien de la organización en los cruces de carretera) nos dijo que quedaban tres kilómetros. Ahora si que estaba hecho. Aun así hubo tiempo para que nos volviese a adelantar el hippy de la decathlon destartalada y para una pequeña subida/bajada/subida en plan trialera de las que te hacen pensar que ese es el regalito final de la organización para que te acuerdes de sus difuntos familiares.
Fin de la historia. Llegamos a la entrada de la Cabrera y allí nos tomaron nota del dorsal para certificar que habíamos acabado. Creo que llegamos de los últimos (aunque la mucha gente no hizo el circuito entero) pero aun así somos unos campeones. Contentos. Satisfechos. En el pueblo si que tenían avituallamiento sólido, no eran spaghetti pero era pasta que aunque no estaba muy buena yo me comí con verdadero ansia. No nos tocó nada en el sorteo, ni siquiera una de las dos bicis y después de darle un manguerazo a la bici empaquetamos nuestras cosas y pusimos rumbo a casa.
A mi me a gustado la experiencia, para que negarlo. A partir de ahora creo que voy a empezar a apuntarme a este tipo de eventos.
Datos de la ruta comparados con la que hice en Julio Madrid<->Ambite (Yo creo que las dos rutas más duras que he hecho hasta la fecha)
| Maratón | Ambite |
|
Km | 84,00 | 143,45 | Clavados y Oscar todo rato con plato pequeño |
Tiempo | 06:24:21 | 5:50:17 | Mi culo sufrió más que mis piernas |
Vel/Med | 13,11 | 24,57 | Y nosotros que pensábamos en 16km/h, eso si la misma media que a mitad del circuito, eso significa que no reventamos |
Vel/Max | 44,65 | 61,88 |
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Km tot | 11.426 | 10.246 |
|
Pul Med | 135 | 146 | Pulsaciones medias bajas, se ve que fuimos siempre al tran tran |
Pul Max | 214 |
| El pulsómetro se debe de haber vuelto loco |
Calorias | 4.403 | 4.460 |
|
Cal/Km | 52,41 | 31,09 | En montaña consumo de cal/Km es un 69% superior |
Esta crónica me ha quedado larga, pero es que han sido 85km…. Además de alguna manera tenía que amenizarme el vuelo de Milan a Madrid. ¡Coño que viene la azafata a decirme que apague el portátil! ;-)
Por cierto, se nos olvidó llevar la cámara de fotos pero en la web http://www.karacolclub.com tiene fotos, todavía no he encontrado ninguna nuestra, pero sigo buscando.
A cuidarse
Javier Arias González