martes, 9 de marzo de 2010

Las Seis Tetas

¿Qué pasa "biciosos"?

Crónica que tiene el objetivo de ser breve. Veremos que es lo que sale.

Las Seis Tetas es una ruta regular del Pakefte, posiblemente la única ruta regular del Pakefte. Al parecer dice la tradición que se celebra justo el sábado del fin de semana antes de la Bilbao-Bilbao. Como su nombre indica en la ruta se suben seis (re)pechos: Chiloeches, Renera, Fuentelviejo, Valfermoso, Majadillas y Lupiana (aunque en el perfil se ve que son seis (re)pechos y medio).

Uno de los pakefteros definió la ruta de la siguiente manera: "es cicloturismo al estilo pakeftero autentico; la tradicion dice que cada uno tiene que atacar en un puerto, para alcanzar la gloria en solitario, menos Josu, que ataca en todos, y Adrian, que solo ataca si hay turrolate."

Al final nos presentamos siete elementos Josu, Jose, Diego, Buje, Juan, Pilar y yo.

Empezamos a rodar tranquilamente, pero es que en esta ruta apenas llevas dos kilómetros y empieza la primera teta, Chiloeches.

En esta subida no hay gran historia. Nada más empezar la subida Josu se adelanta al grupo y abre hueco. Yo pienso en saltar detrás de él pero alguien del pelotón dice "Javier cuéntanos algún gadget de Google" y entre pitos y flautas me lio a hablar de la capacidad de transcripción de YouTube y Josu corona la teta sin oposición alguna, se cumple la tradición, la primera teta siempre es de Josu.

Llueve, poco, soportable, pero llueve. Comienza un terreno favorable y luego la bajada.

Segunda teta, Renera. A la entrada de un pueblo me paro a mear. Cuando entro en el pueblo a con la intención de alcanzar el grupo me encuentro con Buje que se ha quedado a esperarme en un cruce para asegurarse que tomo el desvío correcto. Nos unimos al resto del grupo justo donde empezaba la subida. Estaban todos... menos Josu que ya había "atacado". Esta vez no dejo que nadie me pregunte nada y pongo ritmo de "a ver si le alcanzo". Desde el grupo me animan, pero yo contesto que ya me saca mucha ventaja.

Y es cierto. Josu pedalea en la lejanía de pie sobre la bicicleta. Yo sentado y con cadencia. Me suben las pulsaciones con rapidez, pero poco a poco, muy, pero que muy poco a poco, el hueco se va reduciendo. Cuando llegando a su altura las pulsaciones las tengo en 183 y veo que Josu me hace una señal de que le adelante. Le contesto que no, que yo tengo que recuperar. Bajo un piñón y me quedo a su rueda.

Lo cierto es que no mucho. Apenas me bajaron las pulsaciones a 177 noté como el ritmo no me convenía, podía ir más rápido. Meto un piñón más y vuelvo a recuperar el ritmo que tenía. Poco a poco voy dejando atrás a Josu. Pero tampoco mucho. Cada poco miraba hacia atrás por miedo a que de repente pegase un tirón y acabase adelantándome. Coronó muy poco tiempo detrás de mi.

Tercera teta, Fuentelviejo. Vamos todos en grupo y de repente, poco a poco, como quien no quiere la cosa Juan se sale del grupo y abre un pequeño hueco. Yo no estoy seguro de si estamos empezando ya la tercera subida, pero por si acaso aumento mi ritmo para llegar a su rueda. Siento a Josu tras de mi.

Nos juntamos los tres. Llegamos a un cruce y veo un cartel que ponte 1,9Km a Fuentelviejo. Pregunto a Juan y me confirma que es allí a donde vamos. ¡Bien! calculo que kilómetro marcará mi velocímetro cuando lleguemos ¡ya tengo una referencia de cuando falta!.

El ritmo no es muy alto, pero Juan se queda. Yo me pongo a rueda de Josu y dejo que el trabaje mientras yo tengo un ojo en el kilometraje.

Miro hacia atrás y veo que se nos acercan dos de amarillo (esos chubasqueros) creo que son Buje y Diego. Josu mantiene su ritmo y yo sigo a rueda.

Pasan los metros y ahora ya tengo tres cosas en las que fijarme. Lo que hace Josu, que mantiene su ritmo; el kilometraje, cada vez falta menos y a los de amarillo, que se están acercando.

Busco el momento adecuado y cuando veo donde se acaba la cuesta me levanto sobre la bici. Meto un par de piñones y lanzo un ataque.

Yo diría que Josu no me sigue, pero como la bici de carretera es agradecida y siento que puedo pues meto un par de piñones más y corono el primero, pero al final no hubo tanta ventaja.

Antes de la tercera teta viene el conocido como el llano tajuñero. Una zona en la que si hace viento se tiene que sufrir de lo lindo. Lo bueno es que hoy no lo hace por lo que se rueda bien.

Ha llegado el momento de organizar un relevo y discutimos cómo debe hacerse. Intentamos relevos cortos y relevos largos, pero no es que nos salgan muy bien. Este grupo es como el ejército de Pancho Villa, cada uno tiene un estilo diferente y nos cuesta acompasarnos. Habrá que seguir practicando.

Lo bueno de haber hecho relevos es que entre práctica y práctica se pasaron los kilómetros y sin darnos cuenta ya estábamos en la falda de la cuarta teta, Valfermoso.

Esta vez en cuanto noto las primeras rampas me pongo a ritmo. Siento que detrás de mi se situa Jose y pienso ¡Coño! que llevo carga de la dura. Menos mal que se apiada de mi y me deja irme. Estoy sólo y pienso. Mira tío la clave aquí es abrir un hueco lo suficientemente grande para que a nadie se le ocurra que va a poder alcanzarte; aprieta ahora al principio. Y yo, voy y aprieto.


La subida a Valfermoso es preciosa. Prácticamente abajo se ve toda la subida y lo tienes fácil para calcular lo que te queda. Yo ruedo confiado, pero mis pulsaciones están muy altas, entre 181 y 184, esto se va a hacer duro.

Por si fuera poco miro para atrás y veo a tres de amarillo. Jose, Buje y Diego que suben charlando tranquilamente. Veo el hueco que tienen y enseguida me doy cuenta que si se organizan me cojen seguro. Intento aumentar el ritmo, pero no me sale muy bien; digamos que consigo mantener el ritmo que llevaba y no es poco considerando que ya iba al límite.

Con este panorama discurren unos dos o tres kilómetros. Yo noto que ya no voy. Estoy cansado, y tengo que bajar piñones porque las piernas ya no pueden con ese ritmo. Miro para atrás constantemente y aunque todavía hay distancia en todo momento tengo la sensación de que si dejan de hablar entre ellos me alcanzan en un periquete. Uff! Que largo se me está haciendo esto...

Ultima curva y ya veo la cima. Me pongo de pie sobre la bici, pero casi instantáneamente me vuelvo a sentar, no puedo ya ni con mi alma. Por suerte para mi el cálculo comparativo de la distancia que me queda y el hueco que les saco a los de amarillo me dice que llegaré yo primero. Me relajo un poquito y cuando llego a la entrada del pueblo me paro a tomar aire y a esperar a los demás.

Llegan me adelantan y alguien comentan, tío pero si no has coronado. ¡Anda, pues es verdad! Me consuelo pensando que la victoria moral es mía, pero lo que realmente quiero ahora es parar a tomar algo. Estoy muerto.

Pillamos el bar del pueblo sucio después de una fiesta la noche anterior y vacio en sus estanterías. Yo me tomo un café con leche en vaso y dos barritas dos para recuperar un poco. Todavía quedan 35 kilómetros que incluyen dos tetas y media.

Pilar y Juan empiezan la bajada antes que los demás. El resto del pelotón hacemos la bajada tranquilamente.

Quinta teta, Majadillas. Ni rastro de Pilar y Juan que van por delante. El resto del pelotón sube agrupado manteniendo una conversación animada sobre límites de velocidad para los coches. Casi sin darnos cuenta coronamos. Seguimos sin ver ni a Juan ni a Pilar. La tradición dice que este es el puerto de Juan, pero luego me entero de que ha sido Pilar la que ha coronado primera. Bravo por ella.

Bajada tranquila y en el terreno entre-tetas el grupo se queda dividido. Un grupo por delante con Juan, Pilar, Josu y Jose y un grupo por detrás con Diego, Buje y yo mismo.

Llegamos al pie de la sexta teta, Lupiana. A lo lejos vemos al grupo que va en cabeza, Jose ha saltado del grupo y va en cabeza en solitario. Hay mucho hueco, pero que carajo voy a intentar cojerle. Se lo digo a mis compañeros de grupo, se rien y me mandan recuerdos para los de alante.

Yo pongo un ritmo lo más alto posible; me pongo al límite. 182, 183, 185 las pulsaciones por todo lo alto. Menuda juerga de día estaría pensando mi corazón.

No tardo mucho en alcanzar a Juan, Josu y Pilar. Le pregunto a Juan cuanto queda y me dice que unos dos kilómetros. Miro el hueco que me saca Jose y pienso que tengo posibilidades. Sigo a mi ritmo mientras oigo a Juan que me advierte de que el puerto es más duro de lo que parece y que Jose me va a esperar para luego dejarme tirar. Creo que le contesté que ya lo sabía, pero con lo asfixiado que iba me temo que todo se quedó en una exhalación para el cuello de mi chaqueta.

El caso es que para mis adentros pensé que si Jose dejaba que yo le alcanzase podría tener alguna posibilidad de robarle la cumbre. Todo era cuestión de hacer que el hueco disminuyese lo suficiente para que él pensase que lo mejor era esperarme.

Claro que la teoría es perfecta, pero por más que pedaleaba a un ritmo endiablado el hueco no se reducía.

Yo insistía con la cabezonería de los desesperados, pero era evidente que la estrategia no estaba funcionando. Jose no había picado. El seguía subiendo a su ritmo y como luego me contó incluso en las últimas rampas subió un par de piñones para apretar un poco más.

Cuando nos juntamos yo ya había calculado que no le había podido recortar nada. Yo diría que llegó arriba con el mismo hueco por delante de mi que tenía cuando salí en su persecución. Aun así esta es la subida que más me gustó. Me había esforzado de lo lindo. Había mantenido un ritmo de pulsaciones endiablado y el cuerpo había reaccionado bien. Estaba muy satisfecho. Eso si, había quedado claro una vez más que "mi arrogancia extendía cheques que mis piernas no podían pagar".

El resto de la ruta fue muy tranquilo, y eso que en la media teta (que no puntúa) hubo un amago, pudiera ser que involuntario, por parte de Josu con la consiguiente respuesta mía, ésta totalmente voluntaria. El grupo se mantuvo unido el resto del camino y dimos por terminados los juegos.

En definitiva una magnífica ruta. Muy entretenida en la que practiqué un poco de todo. El despistarse de la primera teta, la remontada de la segunda, el ataque a traición de la tercera, la arrancada desde la base de la cuarta, el relax de la quinta, la machada infructuosa de la sexta e incluso el amago en la media teta. Todo en magnífica compañía.

El año que viene repito...

Con la bici de montaña.

Os dejo el mapa de la ruta:


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El perfil:
Y los números de la ruta:
  • Kilómetros: 102,81
  • Desnivel acumulado: 1.511
  • Tiempo rodando: 4:40:55
  • Velocidad media: 21,9 km/h
  • Velocidad máxima: 52,50 km/h
  • Km de la bici: 464
  • Pulsaciones medias: 142
  • Pulsaciones máximas: 188
  • Calorías consumidas: 3.721

A cuidarse
Javier Arias González

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